El terrorista confeso Anders Behring Breivik, juzgado por la masacre de 77 personas acontecida el pasado verano en Noruega, consideró hoy tales asesinatos como un acto patriótico y aseguró que los volvería a cometer si tuviera oportunidad.
De acuerdo con el ultraderechista escandinavo, sus sanguinarios actos fueron movidos por la "bondad" y debieran considerarse "acciones patrióticas", ya que estaban destinadas a enfrentar a los defensores del multiculturalismo.
Según el extremista antiislámico, los atentados intentaban cambiar la política de inmigración del gobierno del Partido Laborista noruego y evitar así una futura guerra civil en la que morirían cientos de miles de personas.
"He llevado a cabo el más sofisticado y espectacular ataque político cometido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial", afirmó el terrorista en referencia a sus letales crímenes, los más mortíferos ocurridos en esa nación nórdica desde 1945.
En un proceso legal que debe durar unas 10 semanas, Breivik es enjuiciado por la matanza de 69 personas en el campamento juvenil del Partido Laborista Noruego, y por la muerte de otras ocho víctimas, tras la explosión de una bomba en el complejo gubernamental de Oslo, horas antes.
Sin mostrar signo alguno de arrepentimiento, Breivik aseguró que mataría otra vez si pudiera y atacó con dureza al gobernante Partido Laborista, y a sus organizaciones juveniles, ya que según dijo "se parecen mucho a las Juventudes Hitlerianas".
"No eran inocentes, niños civiles, sino activistas políticos que trabajan por el multiculturalismo", dijo al calificar a sus víctimas como "gente adoctrinada y con lavado de cerebro".
Para Breivik, la masacre del pasado 22 de julio fue "una acción contra los traidores del Estado que acometen la destrucción cultural del grupo nórdico", en tanto certificó la matanza como un acto cometido para "defender a la población étnica noruega".
De acuerdo con su historia, Breivik dice ser comandante militar del movimiento de resistencia noruego y de los Caballeros Templarios de Noruega, de reconocida retórica xenófoba y ultranacionalista.
El extremista escandinavo se considera un cruzado en su lucha particular contra organizaciones que apoyan y respaldan la ideología del multiculturalismo.
Tras contradictorios informes médicos sobre la salud mental del terrorista, la Justicia noruega deberá determinar si Breivik estaba cuerdo o demente al momento de los hechos, ya que ello representa la diferencia entre la cárcel o el manicomio.
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