Arda Turan (chamarra amarilla) disputa el balón con Angeleri, jugador del Málaga. /Foto: AFP |
El Barcelona necesitó hoy de un buen susto y de una más que probable reprimenda de su entrenador al descanso para llevarse los tres puntos de la cancha del combativo Málaga con un ajustado 2-1.
La costosa victoria sobre los andaluces en la vigésimo primera fecha concedió el primer puesto provisional de la Liga española de futbol a los azulgrana, que mañana contemplarán el duelo entre el Atlético de Madrid y el Sevilla con un punto de ventaja sobre los rojiblancos y un partido menos en su cuenta.
Aunque con muchas dificultades y cierta desidia durante los primeros 45 minutos de partido, los dirigidos por Luis Enrique hicieron lo que les correspondía en Málaga, recuperaron la cima del torneo con su peor versión y obligaron al Atlético, rival en la próxima fecha, a al menos un empate para llegar en cabeza al Camp Nou.
En ausencia del brasileño Neymar, baja temporal por molestias musculares similares a las sufridas por el argentino Lionel Messi una semana antes, el hispano-marroquí Munir, en el minuto uno de partido, y el propio Messi, en el 51', firmaron el valioso triunfo de los azulgrana.
Lo certificaron en la segunda parte, después de unos primeros 45 minutos nefastos en los que el Málaga fue amo y señor y el Barcelona, que sabía lo que le esperaba, mera comparsa.
Si los azulgrana salieron vivos del primer acto del duelo fue casi de milagro, gracias a un gol que se encontraron cuando aún no lo buscaban y a los reflejos de Claudio Bravo, que enmendó bajos los palos sus errores -no exclusivos- en la salida de balón.
El Barcelona estuvo irreconocible durante toda la primera parte, que el Málaga hizo suya pese al tanto de Munir en el primer minuto de partido.
Y es que la buena combinación entre Messi y Suárez que remató el canterano sobre la línea de gol fue una simple anécdota, para nada un anuncio de lo que el Barcelona quería hacer.
Tras dos partidos de puro nervio frente al Athletic, los dirigidos por Luis Enrique saltaron a la Rosaleda adormilados, faltos de tensión y sin la clarividencia que habitualmente los acompaña.
No se asentaron bien sobre la cancha, no acapararon el balón, no trenzaron ataques posicionales y apenas inquietaron al camerunés Carlos Kameni, que tuvo mucho menos trabajo que el exigido Bravo.
Antes de recibir el gol del venezolano Juanpi en el 31', el arquero chileno del Barcelona ya había visto cómo sus compañeros jugaban con fuego en la salida de balón hasta en tres ocasiones y lo comprometían.
En el enésimo intento, el Málaga acertó con la red e igualó a uno un marcador nada fiel a lo que sucedía sobre la cancha. Aunque no se oyó, la reprimenda de Luis Enrique durante la pausa se dio por hecha. Y aun sin su habitual brillantez, el Barcelona fue otro a la vuelta del vestuario.
Más asentados sobre la cancha, los azulgrana combinaron mejor, estuvieron más atentos en defensa y, aunque el Málaga siguió poniendo a prueba a Bravo, el gol de Messi en el 51' despejó el panorama para el nuevo líder. Discreto durante todo el encuentro, el astro argentino apareció en el momento preciso para rematar de tijera y casi cayéndose un preciso centro del brasileño Adriano desde la frontal del área.
El tanto, el undécimo de Messi en lo que va de campeonato, supuso tres puntos que pueden acabar valiendo mucho más.
A la espera de lo que haga mañana frente al Sevilla, el Atlético visitará el Camp Nou el próximo sábado consciente de que el Barcelona no afloja en su lucha por la cima de la Liga.
Los azulgrana se acostarán como líderes de la Liga con un punto de ventaja sobre los rojiblancos y cinco sobre el Real Madrid, que mañana se mide al Betis, y con un partido aún por recuperar de las fechas en que jugaron allá por Japón el Mundialito de Clubes.
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