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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Agustín Lescaille: Vedette de la primera base en Cuba

Agustín Lescaille, mentor
de los Indios Guerreros.
Foto: Nelson Costa
Francisco G. Navarro
(corresponsal PL) y
Héctor R. Castillo

El síndrome de la una de la tarde nos jugó una mala pasada al corresponsal de Prensa Latina y a mí este último domingo. Habituados a la primera hora después del cenit para el inicio de los encuentros diurnos, ambos hicimos acto de presencia en el palco detrás del plato mucho antes del comienzo estipulado para los choques que transmite la TV.
Y como en este gremio nuestro es válido aquello de “periodista quieto deja pasar la oportunidad”, parafraseando el socorrido slogan portuario, Francisco armado de su grabadora, yo de la agenda de tomar notas, decidimos darle un adecuado provecho al tiempo de que aún disponíamos.
“Vamos a ‘cazar’ una entrevista”, me invitó el colega, quien de modo evidente ya traía escogida su "víctima": el mentor del conjunto visitante.
Cuando lo abordamos en el dogout pensé que con el pretexto del apremio de tiempo -ya el equipo hacía aprestos para calentar-, haría una finta elegante y nos “daría cuatro bolas malas”, pero craso error de apreciación de mi parte…
Con la misma humildad que llevó por divisa toda su vida, a pesar de no haber sido tocado nunca por la vara mágica de integrar una selección nacional de primera línea pese a sus probadas condiciones como excelente inicialista, “sólo equipos B, aunque ello no melló nunca mi compromiso con el juego”, Agustín Lescaille, accedió al apurado cruce de interrogantes de dos contra uno.
Transcurridos 17 años desde su retiro del béisbol activo, el manager de los Indios de Guantánamo por quinto año consecutivo parece aún en condiciones de realizar hoy aquella labor defensiva de lujo que lo convirtió en vedette de la primera base en Cuba.
Fueron 22 temporadas, durante las cuales deslumbró a la afición de la Isla con su singular técnica para defender el primer cojín, haciendo gala de aquellos splits a la manera de un gimnasta olímpico y su peculiar forma de atrapar los tiros en una postura completamente horizontal por la cual Lescaille siempre será recordado.
“Es cierto, tiene bastante de técnica, y también algo de artístico por la forma en que yo ejecutaba los movimientos alrededor de la primera almohadilla, pero no crean que eso fue cosa de un día. Me llevó mucho tiempo perfeccionarla”, sintetizó el ex pelotero de 57 años.
Como concepto ha sentado cátedra el criterio de que el inicialista debe ser eminentemente ofensivo, pero al propio tiempo debe destacar por su seguridad a la defensa para quitarle errores a sus compañeros. “Con un primera bueno a la defensa los jugadores de cuadro se sienten confiados y tiran de cualquier forma a la inicial”, apuntó.
Persiste el interés de conocer cómo llegó a cuajar aquel sello tan particular que encandilaba al público. Lescaille responde que fue de forma absolutamente casual.
“No, nadie me enseñó a hacerlo, eso lo aprendí yo solo. Una vez en un juego ya en Series Nacionales me salió sin percatarme esa jugada de abrirme en split, luego la entrené hasta perfeccionarla. Igual sucedió con la manera de ‘acostarme’ en primera base, por supuesto que en lo adelante la practiqué mucho y me dio resultados, porque significaba ganarle un paso al corredor”.

Lescaille, el Hombre de goma,
vistiendo la camiseta de
Orientales. Foto: Ecured
Explicación suficiente entonces para entender, al margen de resultar este un deporte donde pocos se salvan de llevar un mote cariñoso o un sobrenombre identificativo, porqué Agustín Lescaille pasó a la historia del béisbol cubano como el Hombre de goma. Al igual que otros muchos de sus contemporáneos encumbrados de una u otra manera al estrellato, le agradece aquel apodo al genial comentarista Bobby Salamanca, desaparecido en 1987.
Acerca del jugador que se acerca más a su estilo defensivo no duda un instante en señalar a su actual pupilo, Yoenni Southeran. "Aunque es derecho, pero se estira bastante y sobre todo es un atleta que se esmera en el entrenamiento, trabaja mucho el factor elasticidad", precisó Lescaille, quien añade a modo de acotación que entre su cúmulo de responsabilidades como mentor de los Indios Guerreros, cada vez que dispone de algún tiempo se lo dedica a preparar al inicialista guantanamero.
Aquel muchacho debutante en los clásicos nacionales con apenas 18 años, durante la temporada de 1972-73 vistiendo la camiseta de Serranos, dueño siempre del número 4, coincide con quienes son del parecer sobre la clásica conveniencia de que los defensores de la primera esquina sean zurdos. "Hay más ventajas para los inicialistas zurdos porque a la hora de estirarse para recibir el tiro el derecho casi siempre queda de espaldas”.
Sus 22 campañas ininterrumpidas como jugador le aseguran un puesto entre los cinco primeros en ese indicador en los campeonatos de Cuba posteriores a 1962. Él atribuye tal longevidad deportiva "a una disciplina férrea y una buena preparación".
Sin embargo, en competencias internacionales solo llegó a integrar la nómina de la segunda selección cubana.
“Imagínense, fue una época muy difícil en que coincidieron hombres de la talla de Antonio Muñoz, Agustín Marquetti o Felipe Sarduy, por mencionar algunos de los más sobresalientes. Así que asumí como algo muy natural no hacer el equipo Cuba y me dediqué entonces a dar espectáculo a la afición", confiesa el guantanamero.
Entre los momentos que le han dejado un grato sabor recuerda primero el día del arribo a los 2 mil hits, aunque también el campeonato de jonrones de la Serie Nacional (1980-81), con la camiseta de Guantánamo, identificado entonces como los Cosmonautas porque estaba bien reciente la hazaña de un hijo de esa tierra, Arnaldo Tamayo Méndez, primer latinoamericano que vio la Tierra desde el espacio.
En país donde hace tanto calor, ¿ustedes se sienten cómodos con ese uniforme de color negro?
Sonríe y rápido replica: "Bueno, tenemos la suerte (como en estos días) de que cada viaje al Occidente coincide con bajas temperaturas. Es verdad que resulta muy caluroso cuando jugamos en la parte oriental, pero nos sentimos bien con nuestro color patriota de Guantánamo, estamos muy identificados con él".
Antes de dar por concluida la conversación en el camerino, inquirimos por cuál podría resultar, a su parecer, la fórmula para resolver los problemas de calidad que actualmente afronta el béisbol cubano.
“Nosotros tenemos una Serie Nacional muy buena, sin embargo considero necesario buscarle ‘un techo más alto’ a nuestra pelota. La gente habla de la Selectiva como fórmula para concentrar la calidad, pero esa tampoco es la solución absoluta. Si queremos avanzar se debe procurar más roce con el béisbol foráneo, sobre todo el asiático”, apunta.
Le pedimos que califique al equipo Guantánamo, hable de sus ambiciones y nos explique cómo han hecho para llegar a esta forma actual, luego de codearse hasta hace no mucho tiempo, al igual que Cienfuegos, con selecciones sotaneras.
“Bueno, nuestro afán desde hace varios años, y es el mismo para la presente Serie Nacional, es lograr sumar dos épocas, dos perspectivas de asumir el béisbol en Cuba, la nuestra y la de estos jóvenes jugadores. Eso lo hemos intentado en este conjunto, unir la filosofía de ellos, los peloteros activos, y la nuestra, aquella pelota de las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, marcada por el juego alegre, la combatividad en el terreno, el amor por la camiseta y el máximo respeto a la afición”.
¿Propósitos entonces para esta Serie 51?
“Clasificar a la postemporada, responde sin titubeos en la voz, clasificarnos entre los ocho primeros y luego pelear por una medalla, cualquiera que sea el color.
“Enfilados hacia ese propósito hemos realizado una buena preparación, tanto física como mental, y los muchachos están respondiendo bien. A nuestro equipo da gusto verlo jugar y nos sentimos muy contentos con su actual desempeño”.
Dicho esto dos juegos antes de consumar la barrida sobre los Elefantes del Cienfuegos en la primera subserie del compromiso bilateral (en la anterior campaña sólo pudieron ganar uno de seis juegos) entonces le sobran razones para estar alegre a Agustín Lescaille, el ex jugador dueño del récord de participación en jugadas de doble matanza (mil 647) en los campeonatos de Cuba.
No lo dijo por razones de modestia, pero además de figurar en el exclusivo club de quienes han conectado más de 2 mil imparables, Lescaille es uno de los pocos inicialistas en la historia de la pelota cubana que compila en su resumen ofensivo, además, más de 300 dobles y por encima de 1000 carreras impulsadas. Durante la década del 80 integró la selección Orientales a cuatro Juegos de las Estrellas (1981, 1983, 1984 y 1987) y se encuentra entre los diez primeros de por vida en los departamentos de veces al bate, innings acumulados, juegos jugados y triples jugadas realizadas.

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