Excluir a Cuba del odioso listado sería un acto de justicia para con el país que sufrió agresiones y puso el saldo terrible de 3 478 muertos y 2 099 incapacitados a consecuencia de actos terroristas. |
Este viernes expirará el plazo de 45 días estipulado para que los legisladores -en particular los reacios al acercamiento iniciado en diciembre último entre Washington y La Habana- se pronuncien acerca de la decisión notificada el 14 de abril por el presidente Barack Obama.
Lo cierto es que una iniciativa con apoyo bicameral de última hora parece improbable ya que los congresistas se encuentra esta semana de vacaciones y tendrían que movilizarse antes de la próxima medianoche.
Pero ya a finales de abril el ala más anticubana del Congreso había aceptado que no existía una margen de maniobra razonable para oponerse a este paso del Ejecutivo, que ha avanzado hacia el restablecimiento de nexos diplomáticos con la isla y la reapertura de embajadas en ambas capitales.
Las autoridades cubanas han señalado -en tres rondas de diálogos oficiales y otros contactos- la importancia de la salida de su país de esa relación de naciones supuestamente patrocinadoras del terrorismo, aunque no establecieron este como un prerrequisito para el progreso de las conversaciones bilaterales.
Pocos días después de que Obama informó de la exclusión de Cuba de esa "lista negra" -en la cual permanecía desde 1982-, la legisladora Ileana Ros-Lehtinen, una ferviente sostenedora de la política anticubana en Washington, reconoció en entrevista con Foreign Policy: "No podemos deshacerlo".
Su frustración, por falta de capital político en los pasillo del Capitolio, coincidía con un 59 por ciento de apoyo de la ciudadanía a la decisión del Ejecutivo, según una encuesta publicada por CNN/ORC.
La Cancillería cubana consideró justa la decisión del gobierno de Estados Unidos de eliminar a la isla de una lista en la que aseguró nunca debió ser incluida.
Además, recordó que la nación caribeña fue víctima de centenares de actos terroristas que costaron la vida a 3 478 personas e incapacitaron a 2 099.
Asimismo, La Habana ratificó que rechaza y condena los actos de terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, así como cualquier acción que tenga por objeto alentar, apoyar, financiar o encubrir actividades de ese tipo.
Pocos días antes de la notificación de Obama al Congreso, el jefe de la Casa Blanca y su homólogo cubano, Raúl Castro, habían sostenido un histórico -por inédito- encuentro en el contexto de la VII Cumbre de las Américas, en Panamá.
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