Julio Martínez Molina
Cuando Alain Pérez cursaba el sexto grado, su madre le colocó en la computadora una versión descargable de la enciclopedia digital Wikipedia y le dijo: "mira, para que no me chives más con las tareas; aquí está todo". Por obra y gracia del verbo de la progenitora, el dispositivo virtual fue transmutado en aparato gnoseológico irrevocable, tótem, non plus ultra del saber.
El muchacho lo creyó y atravesó la secundaria básica cortando y pegando a la hora de responder buena parte de las tareas extraclases encomendadas.
No sabía –no podía, nadie se lo había dicho– que no era igual obtener a través de dicha herramienta las características de los nematelmintos que procurar información sobre la Guerra Hispano-Cubano-Americana, la Revolución de Octubre o los líderes del proceso de liberación nacional en Cuba. Las lombrices no tienen ideología. Los hombres, su pasado y presente, sí.
Las tareas de Historia hechas por el chiquillo en la secundaria se parecían a cualquier cosa menos al pretérito real de su país. Cuando no ofensivos, los datos copiados por él del citado instrumento eran mendaces, manipuladores, facilistas, fríos, esquemáticos, bastante parecidos a buen trecho del discurso del presidente Barack Obama el 22 de marzo en el Gran Teatro de La Habana.
Wikipedia, más allá de la presunta democracia en la gestión de sus contenidos (que para nada funciona así, pues vetan cuanto no conviene) es una herramienta creada en los Estados Unidos, y como tal obedece al discurso político e ideológico, a los intereses de esa nación, los cuales nunca serán –no pueden ser– los mismos de los de los países excluidos del Tercer Mundo, no importa cuán "amistoso", cuán "noble" disfracen su discurso.
Alaincito Pérez, ayudado a levantar el noveno gracias a un "empujoncito", cruza hoy el décimo grado de uno de los preuniversitarios del país. Sus notas son mediocres, no solo en Historia o en el resto de las clases en las cuales teóricamente podría apoyarse algo en Wikipedia, sino en todas las asignaturas. Son el triste resultado de un proyecto de vida erróneo. Él nunca estudió y no reparó en que es necesario llegar a consensos, criterios, por cabeza propia; investigar, gestionar información mediante las vías docentes o a través de los libros: no importa si digitales o impresos, pero serios. Pensar, sobre todo eso.
El Síndrome Alaincito Pérez (el nombre es ficticio) está lastrando a parte del estudiante de las enseñanzas madres en Cuba. E incluso a segmentos del alumnado universitario tendiente a atender solo su sector de interés, para apartarse del resto del conocimiento porque –en presunción–, "no es lo suyo".
Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí, Raúl Roa, Alejo Carpentier, Fidel Castro y una maciza lista de grandes aportadores de pensamiento en Cuba entregaron como parte de su inmarcesible legado el concepto de que las ideas se construyen desde el análisis, la aprehensión de saberes, la interrelación y asociación. Nunca desde la mímesis o la reposición.
La reproducción acrítica de discursos impide la articulación del discernimiento personal y, por ende, el sujeto presa de tal confusión estará presto a dar por buena cualquier interpretación que le den, pongamos por caso entre tantos que se podrían poner aquí, sobre la realidad de su país.
Disponer de argumentos es premisa irrenunciable para poder rebatir, argüir, interrelacionar y despejar los trucos de la retórica cuando el oponente pretende trastocar tus verdades, hechos, principios…, e intenta venderte los suyos.
En la guerra cultural absoluta librada por la humanidad en estos momentos deviene vital, y el adjetivo no queda grande, la claridad de pensamiento sobre cómo opera el mundo contemporáneo, a partir de un acercamiento al decurso histórico y las causas motivadoras de los procesos sociales.
No es negativo, mucho menos fútil, escuchar al discrepante ideológico, dejarlo manifestar sus conceptos. Lo importante, realmente, será que el receptor se halle en posición de encender el foco rojo de alerta cuando se atenta contra la verdad en dicho discurso. Eso solo se logra a través del estudio y la lectura. Es algo que llevo escribiendo hace 25 años –no se trata de retórica coyuntural– y creo que nunca dejaré de repetirlo. Visión, compromiso y ética de sí dimanan.
La cultura es suma, no referencia fragmentada. Vacías cajas de resonancia, las personas Wikipedia siempre vivirán pendientes del eco ajeno. No podrán creer ni en sí mismas ni en su gente. Tampoco en el destino de su país, porque no tuvieron la oportunidad de pensarlo. Y un extraño lo querrá hacer por ellos.
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