Con la aproximación de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la maliciosa campaña racista, contra la mujer y los inmigrantes, del principal candidato republicano, Donald Trump, continúa incrementándose. No pasa un solo día sin que de su boca surja algo aún más reaccionario que lo ya conocido, salpicando a las grandes corporaciones mediáticas y estableciéndose como el mensaje dominante de la actual campaña para la oficina política más codiciada de los Estados Unidos. La campaña de odio de Trump recibe una enorme y desproporcionada cobertura comparada con la de los otros candidatos.
La campaña de Trump se presenta con un tema singular: "Necesitamos que América sea grande otra vez”, con lo que se lleva el “excepcionalismo” estadounidense a su nivel más alto.
Su llamamiento resuena dentro de los sectores marginados de trabajadores blancos y clase media de la sociedad. En lugar de apuntar a los problemas inherentes a las contradicciones y la inestabilidad del sistema capitalista, su mensaje demoniza impunemente a enemigos internos y a los inmigrantes como enemigos externos.
De alguna manera el pensamiento de Trump es: nosotros los americanos somos las víctimas y todo el mundo está contra nosotros.
Donald Trump no sólo propone levantar un muro a lo largo de la frontera con México, sino, además, detener a todos los inmigrantes y refugiados indocumentados y deportarlos. Según ha dicho, el creciente número de latinoamericanos, que constituyen el segmento más cuantioso de trabajadores de bajos salarios y que realizan las peores y más peligrosas labores en todo el país, son los enemigos de los Estados Unidos, pues "amenazan la seguridad de los americanos, están trayendo drogas, están trayendo la delincuencia, son violadores"..., lo que se ha convertido en un estribillo habitual en sus mítines de campaña.
Trump no solo fomenta la violencia contra cualquiera que se opone a su retórica vil y racista, sino que además llama a prohibir la inmigración de personas árabes, el cierre de mezquitas y la supervisión de todos los musulmanes en los Estados Unidos. Esto nos recuerda lo que significaba ser judío en la Alemania nazi y tener que llevar una insignia amarilla permanentemente.
No hay ninguna reprobación en los grandes medios de lo que sale de la boca de Trump, como quedó demostrado recientemente, cuando dijo que las mujeres deberían ser castigadas por hacerse un aborto si el procedimiento fuera ilegal. Rápidamente se retractó, algo que ha hecho a menudo con otras declaraciones escandalosamente despectivas; él, como no tiene que rendir cuenta a nadie, incluyendo el centro conservador del partido republicano, dice cualquier cosa que le viene a la mente y los medios la magnifican. Por ejemplo, afirmó que pondría armas nucleares en Japón y Corea del Sur y no descartaría el uso de ellas en Europa, como si fuese una decisión unilateral en la búsqueda de la grandeza de los Estados Unidos.
La Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales En Defensa de la Humanidad (REDH), considera este marcado giro a la derecha en la política estadounidense extremadamente alarmante, teniendo en cuenta la influencia de EE.UU. en los asuntos internacionales; de ahí que hagamos un llamado a los pueblos del mundo para unirnos en su rechazo.
Tal vez Donald Trump no gane las elecciones para la Presidencia en noviembre, pero ha despertado y ha dado un impulso incuestionable a la supremacía blanca, al espectro del fascismo, la xenofobia y la violencia en Estados Unidos. Este es el legado más terrible y preocupante de su campaña, que podría exacerbarse, con él o sin él, si no nos unimos para detenerlo.
Por la Mesa Consultiva de la REDH en los Estados Unidos:
Piero Gleijeses, James Early, Jose Pertierra, Michael Parenti, Gayle McLaughlin, Peter Schey, Cristina Vazquez, Felix Salvador Kury, James Cockcroft, Bill Hackwell y Alicia Jrapko
Secretaría Ejecutiva de la REDH:
Carmen Bohórquez (Coordinadora General de la REDH), Omar González (REDH Cuba), Ariana López (REDH Cuba), Nayar López Castellanos (REDH México), Horacio López (REDH Argentina), Luciano Vasapollo (REDH Italia), Marilia Guimaraes (REDH Brasil), Hugo Moldiz (REDH Bolivia), Katu Arkonada (REDH País Vasco), Ángel Guerra (REDH Cuba/México), Roger Landa (REDH (REDH Venezuela) y Juan Manuel Karg (REDH Argentina)
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