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jueves, 24 de noviembre de 2016

El tema migratorio en la geopolítica de EEUU hacia Cuba

Washington ha utilizado el tema como punta de
lanza para atacar a la Revolución y convertido a
los migrantes en rehenes de la relación.
Carlos Miguel Valdés Albor y Elieder Núñez García*

El tema de la emigración en el caso específico de Cuba se ha manipulado al punto de generar como matriz de opinión que la emigración cubana comenzó en la segunda mitad del siglo pasado. Pero Cuba es un país con saldo migratorio negativo (más emigración que inmigración) desde 1929, cuando dejaron de inmigrar hacia aquí poblaciones desde Europa y el Caribe. Comenzó un proceso de salida hacia Estados Unidos, Europa y otros destinos del Caribe, y se conformó una tendencia de Cuba como país de emigración.
Después de 1959 aumentan los flujos de migrantes, cambian sus características y adquieren un contenido político diferente. Estados Unidos se convierte en el principal receptor de cubanos y en el antagonista fundamental del proyecto político, económico y social de Cuba.

Washington usa la migración como punta de lanza para atacar a la Revolución Cubana y convierte a los emigrantes en rehenes de la relación.
Otro viejo mito es que todo el que estaba allá era parte del exilio. Y es cierto que una parte lo fue, pero luego se conformó una emigración. La población cubana que emigró en los primeros años se convirtió en la “oposición”. Salieron con sentido de temporalidad, hasta que cambiara el sistema, pero las tácticas para cambiar el camino de la Revolución no resultaron. Poco a poco se formó un exilio que transitó a emigración, porque siguieron llegando cubanos a ese país.
Es una falsa creencia también la de que los migrantes cubanos del año 1990 para acá son los balseros. La migración nuestra es esencialmente por vía legal: utilizan países puentes para llegar a Estados Unidos o se quedan en esos lugares de tránsito.
Pero se piensa así porque a los balseros se les ha dado una connotación mediática, política y humana, al poner en riesgo sus vidas, con la Ley de Ajuste Cubano que lo propicia, pues facilita que lleguen indocumentados y el Gobierno los acoja como refugiados políticos.
Está el mito de que todos los cubanos del enclave del sur de la Florida han sido exitosos. La realidad es que se trataba de oleadas migratorias de clase alta en las que una parte se había llevado el erario público de Cuba y otra lo tenía afuera. También recibieron ayuda económica de Estados Unidos con el programa de refugiados cubanos.
Eran portadores de capital humano; sabían gerenciar el capitalismo desde Cuba y lo hicieron allí. Tuvieron relativo éxito, reproduciendo la estructura clasista cubana hasta 1959, pero no todos se hicieron ricos. La mayoría se insertó en un mercado laboral favorable por la solidaridad étnica, económica y política.
Finalmente, se ha construido la historia de que huyen de la Revolución y el Socialismo, algo que tiene que ver con la leyenda de que los pobladores del campo socialista huían por esas causas.
Están las primeras oleadas migratorias, que salían porque sus propiedades habían sido nacionalizadas y no compartían el proceso político. Pero después salen otros grupos que no tienen que ver con esa historia, pero se insertan en cadenas migratorias y continúan un proceso que se asemeja cada vez más a lo que ocurre con los migrantes del mundo.
Las investigaciones demuestran que en los años 90 y a principios de este siglo, los migrantes cubanos buscaban, esencialmente, un espacio económico diferente. Eso es parte de los grandes corredores migratorios del mundo: se va desde los lugares de menos desarrollo a los de mayor, donde el diferencial salarial y profesional es importante.
En cuanto a las similitudes y diferencias con respecto a lo que acontece en el mundo. Nos asemeja al mundo ser una migración que busca empleo y responde a redes sociales de familiares o amistades. Otras semejanzas son la circularidad y la temporalidad: las personas viajan a ver cómo les va. Eso sucede porque la política migratoria cubana se ha ido contemporizando.
Somos similares respecto a quienes migran, que es una población joven en la que aumenta la feminización (son más los hombres, pero migran más mujeres que antes), y van con niños, población migrante que también ha aumentado.
Igualmente, se utiliza desde Cuba la ruta del Sur, como la usan otros migrantes latinoamericanos, para llegar a Estados Unidos. También son objeto de tráfico humano, debido a la ley que los incita desde el país receptor.
No podemos olvidar que el proceso es parte de una historia migratoria mundial. Cuba no puede aislarse de la migración. Los grandes flujos migratorios del mundo han conformado culturas, políticas y fronteras. Nuestra cultura es un ajiaco con la presencia de inmigrantes y es impensable evaluarla sin su migración, con la circularidad que hoy la caracteriza.
No obstante, resulta necesario clarificar que el principal país receptor del mundo es Estados Unidos. También lo es para Cuba. En los estudios de migración existe una ley que dice que migración genera migración. Sin embargo, hay redes sociales de migrantes cubanos en otros lugares como Canadá y España como destinos frecuentes, igual que otros países europeos. En los últimos 20 años, Centroamérica y el Caribe se han convertido en destinos cubanos, pero hay cubanos en casi todo el mundo.
En contraposición a lo que se especula de que Cuba aporta la mayor tasa de emigración hacia Estados Unidos, nuestro país ocupa el lugar 16 entre los países de la región de América Latina y el Caribe que aportan migración internacional.
La emigración con destino hacia Estados Unidos, los mexicanos ocupan el primer lugar entre los grupos hispanos (63 por ciento), los puertorriqueños son el segundo (nueve por ciento), y los cubanos ocupan el tercero (cuatro por ciento), datos significativos teniendo en cuenta la población respectiva de cada uno de ellos.
Cuando se conoció que Estados Unidos y Cuba restablecían relaciones a partir del 17 de diciembre de 2014, para algunos se convirtió en una preocupación por la expectativa de que en algún momento se cerraría la frontera norteamericana para los cubanos y dejaría de existir la Ley de Ajuste de Cubano, algo que Estados Unidos ha declarado que no cambiará.
Sin embargo, el 17 de diciembre ocasionó un incremento de personas que utilizarían esta ruta y un corredor de migrantes con baja significación se convirtió en un problema migratorio importante.
El país de origen interviene para exigir que no se violen los derechos humanos de sus ciudadanos y diciendo, como hizo Cuba, que el cubano que desee, puede retornar. Pero quien ha tomado esa decisión sigue apostando por llegar a Estados Unidos, por la motivación de la Ley de Ajuste, la política pies secos-pies mojados y el programa de Parole para profesionales cubanos de la Salud.
No resulta un secreto que el escenario demográfico de Cuba tiene dos componentes de países desarrollados: la baja fecundidad y la baja mortalidad. Pero las naciones con esas características reciben migración y Cuba pierde población económicamente activa y joven que necesita.
Cuba precisa y lo ha comenzado a hacer con más fuerza después del Decreto Ley 302 de octubre de 2012, dar un tratamiento diferente a la migración. Se requiere que la población esté aquí, que jóvenes y profesionales se queden, o que vayan y vengan y la transnacionalidad no signifique pérdida de población.
El desarrollo económico del país decidirá mucho. En la medida en que la implementación de los Lineamientos económicos y sociales ofrezca resultados y el Producto Interno Bruto crezca de manera sustentable para que los cubanos vean el progreso como expectativa real, las circunstancias serán más favorables.
La política cubana se mueve en esa dirección; por eso se reformó la legislación migratoria, que elimina el no retorno definitivo a los cubanos que emigraron. Eso hace que puedan entrar y salir y no se consideren migrantes definitivos, sino temporales, siempre que pasen un año fuera de Cuba, aunque tengan carné de identidad y residencia aquí, pero también tienen residencia en algún otro lugar donde posiblemente asuman otra ciudadanía.
Ante la interrogante capciosa y prejuiciada de por qué Cuba no había actualizado su política migratoria antes, además de las variantes que se puedan esgrimir resulta necesario comprender que la actualización de la política migratoria tiene en cuenta el derecho del Estado revolucionario de defenderse de los planes injerencistas y subversivos del Gobierno norteamericano y sus aliados.
Por tal motivo, se mantendrán medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución, frente al robo de talentos que aplican los poderosos.
Así, el Gobierno cubano dio a conocer los cambios de su política migratoria para ajustarla a las condiciones del presente y el futuro previsible, plasmada en Decreto-Ley, que eliminó el procedimiento de solicitud de Permiso de Salida para los viajes al exterior y dejó sin efecto el requisito de la Carta de Invitación.
La política migratoria del país se ha caracterizado por un componente defensivo, acorde con el enfrentamiento al principal receptor de su emigración, según Antonio Aja en su texto Al cruzar las fronteras.
El Doctor ilustra que en 1961 la Ley 98 introduce la necesidad de contar con un permiso para salir o entrar al país y la consideración de la salida como definitiva cuando no se retornaba con el plazo fijado o se viajaba con ese propósito. A principios de los años 80 hubo etapas de flexibilización en esta política.
La relación con la emigración cubana en el mundo evidencia elementos de continuidad y cambio, e indica el reconocimiento del replanteo, en lo políticamente posible, de la política migratoria de Cuba, lo que ha significado un aumento del componente migratorio de la política agresiva de los Estados Unidos contra Cuba con implicaciones serias para los países de tránsito de la región que comprenden que la politización del tema migratorio con respecto a Cuba afecta sus propias legislaciones y estabilidad.  
Ello trajo consigo que en meses recientes cancilleres de nueve países de la región latinoamericana enviaron una carta al secretario de Estado del Gobierno estadounidense, John Kerry, con el propósito de solicitar una reunión de alto nivel que revise la política migratoria de esa nación con Cuba.
Los ministros de Relaciones Exteriores de Ecuador, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú expresaron su preocupación por los ciudadanos cubanos que exponen sus vidas buscando llegar a Estados Unidos a través de sus países y «son víctimas de las mafias dedicadas al tráfico de migrantes, la explotación sexual y los asaltos colectivos».
Denunciaron que la Ley de Ajuste Cubano que establece el tratamiento preferencial a la legalización de los inmigrantes cubanos, la política «pies secos-pies mojados» que confiere a los cubanos un tratamiento único, al admitirlos de forma inmediata y automática, sin importar las vías que utilizan; asimismo del Programa de Parole para profesionales médicos cubanos en que se alienta al personal cubano de la salud a abandonar sus misiones en terceros países y emigrar a Estados Unidos son un estímulo al flujo desordenado, irregular e inseguro de estos cubanos, y su revisión es un primer paso para detener el agravamiento de esta situación que, por tener dimensión regional, merece una respuesta coordinada.
Todo ello ha provocado, el repudio por parte de los gobiernos del continente a la política selectiva y discriminatoria por parte de Estados Unidos para la emigración cubana, concitando a nivel continental una respuesta concertada para enfrentar esta anomalía en las relaciones políticas internacionales que evidencia el doble rasero y la politización de un tema tan sensible.
En fin, la problemática migratoria constituye un proceso histórico y cultural de la
humanidad, sus motivaciones intrínsecas radican en las disímiles causas que han originado la globalización que se exacerba en tiempos de crisis y perfilan el movimiento de personas alrededor del mundo, en que los seres humanos, como insectos impulsados y seducidos por la luz incandescente no caen en cuenta que serán devorados en virtud de las propias fuerzas centrípetas de la aldea global.
Cuba no escapa a esta vorágine de movilidad humana, pero con el incentivo mayor de ser aceptados, utilizados y compulsados por la política de un país que como maquinaria los exprime y asimila en correspondencia con sus intereses espurios.

Bibliografía 
- Aja Díaz, Antonio. Tendencias de la emigración desde Cuba a inicios del siglo XXI. Organización Internacional de Migraciones, México 2006
- Ayús, Nieves Concepción y María Margarita Morales. El tema migratorio desde la praxis. Una propuesta de profundización. CESPO Nº 9, 2001.
- Barberia, Lorena G. Cuba, su emigración y las relaciones con los Estados Unidos Revista Temas No. 62-63 abril-sep 2010
- Colectivo de Autores. Las migraciones humanas en el contexto de las relaciones internacionales. Tabloide No. 1 Año 2009 Universidad para todos.
- Colectivo de Autores. ¿Por qué emigran los cubanos? Causas y azares. Revista Temas no. 31: 73-91, octubre-diciembre de 2002.
- Martín Fernández, C y otros. La emigración de Cuba desde fines del siglo XX y principios del XXI. Informe de investigación, CEMI, Universidad de la Habana, 2012
- Soulard, François. Los migrantes al frente de una inédita batalla político-cultural: abrir nuevos caminos al mundo. Foro Social Mundial de Migraciones desarrollado en Brasil (julio 2016).
Sitios Digitales
- Enciclopedia Colaborativa Cubana. www.ecured.cu Consultado 20 de octubre de 2016  
- Panorama Mundial: ¿Es la inmigración buena para la economía o es la economía buena la que atrae la inmigración? www.salmón.es, consultado 2 de junio del 2016
- Panorama Mundial: Castillo Ramírez, Guillermo. Migrantes centroamericanos: excluidos entre los marginados. www.lai.ec consultado 10 de junio del 2016
- Panorama Mundial: Trépère, Galia. Los retos de la crisis migratoria. www.mercurio.net Consultado  24 de junio del 2016
- Panorama Mundial: Jofré Leal, Pablo. Inmigrantes: El Mediterráneo como fosa común. www.adital.br consultado 20 de junio de 2016


(*) Los autores, ambos másteres en ciencias, son profesores de la Escuela Provincial del Partido Alejandro Nápoles León, de Cienfuegos.

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