De acuerdo con la nota, las muchachas fueron llevadas ilegalmente hasta la ciudad floridana, donde ilusoriamente pensaban asegurarse un trabajo como bailarinas, pero terminaron siendo obligadas a prostituirse para encarar los adeudos con su mentor, un individuo de 31 años, quien al final de la ruta hasta el "sueño prometido" exigió sumas mucho más altas que las inicialmente pactadas para sacarlas de Cuba y meterlas en Estados Unidos a través de la frontera con México.
De acuerdo con los documentos judiciales del caso, Silvio Clark Morales contactó a sus víctimas -la mayoría a través de Facebook- para asegurarles un trabajo como "strippers".
Las seis veintiañeras fueron transportadas desde Cuba hasta Miami a través de la frontera mexicana, un peligroso viaje para el que se endeudaron por 20.000 dólares cada una, pagaderos a 100 dólares diarios.
Después de contactarlas y pedirles fotografías, Morales las buscó separadamente en Cuba y tras sacarlas ilegalmente por vía marítima del país en lancha las llevó a Cancún, México, desde donde cruzaron la frontera estadounidense a la altura de Texas en automóvil.
Una de ellas, en cambio, había abandonado la Isla por su cuenta vía Ecuador y coordinó el traslado con Morales cuando ya estaba en Honduras, luego de sortear la mucho más peligrosa ruta centroamericana bajo la égida de los llamados 'coyotes'.
Pero sucedió que cuando las jóvenes llegaron a Miami, Morales aumentó su deuda a 55.000 dólares y las forzó a prostituirse, amenazándolas con tomar represalias contra sus familiares en Cuba si se negaban.
Una de las jóvenes, identificada en el caso como "Víctima 2", de 20 años, "intentó abandonar a Morales en numerosas ocasiones, pero volvió contra sus deseos porque Morales la llamó y le dijo que enviaría matones a la casa de su madre en Cuba", declaró el agente William D. Viteri, del Departamento de Seguridad Interior, quien investigó el caso.
"La madre de la Víctima 2 informó a su hija que había sido en efecto amenazada", añadió el agente.
Los hechos ocurrieron entre febrero y septiembre de este año.
Entre otros cargos, Morales fue acusado de tráfico sexual forzoso, fraude, coerción e importación de extranjeros a fines de prostituirlos, de acuerdo con la inculpación del 27 de septiembre ante el tribunal federal del distrito sur de Florida cuyo contenido fue divulgado esta semana.
El 6 de septiembre, dos de las jóvenes reportaron los hechos a la policía del condado de Miami-Dade. Ese mismo día el hombre fue detenido y 9.000 dólares que tenía consigo, confiscados.
El juicio comenzará el 28 de noviembre ante un juez federal de Miami. De ser hallado culpable, Morales puede ser condenado a cadena perpetua.
Una historia para ser contada más que todo con estupor y alarma, por darse en medio de un contexto en el que cientos de inmigrantes cubanos intentan llegar a Estados Unidos, temerosos de perder los beneficios migratorios de los que gozan al amparo de la Ley de Ajuste Cubano, nacida como instrumento de desestabilización política contra la Revolución Cubana en los momentos más álgidos de la Guerra Fría, apenas tres años después de la llamada Crisis de Octubre o de los Misiles.
ORIGEN DE LOS TEMORES
No es secreto para nadie que el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana disparó las alarmas entre los interesados en hacer su proyecto de vida en los Estados Unidos. El acercamiento de las partes luego de más de medio siglo de conflictos de todo tipo hizo temer que el documento fuera derogado, pero a pesar del mantenimiento de diálogos bilaterales sobre el tema migratorio, el vecino del Norte se ha mantenido en sus trece de no desechar el odioso instrumento desestabilizador y a consecuencia del cual se hace en extremo difícil poder contabilizar cuántos cubanos pueden haber fallecido en las aguas del Estrecho de la Florida o utilizando otras rutas persiguiendo el llamado sueño americano.
Encima de todo ello, ahora hay quienes desde posturas de extrema derecha, varias de las figuras más recalcitrantes y anticubanas están abogando por cambiar la Ley de Ajuste Cubano, pero con motivos muy distintos a los que defienden Cuba, la comunidad internacional, y algunos sectores dentro de Estados Unidos.
Los mismos que por décadas han sido los principales promotores en el Congreso de la agresión contra su país de origen y hoy son los defensores de las políticas del pasado, han comenzado a pronunciarse por introducir cambios en el campo migratorio.
"En esencia, nuestra ley trata a todos los cubanos categóricamente como si fueran refugiados, puedan probarlo o no", dijo en un discurso ante el Senado el legislador republicano por el estado de Florida, Marco Rubio.
"Es difícil justificar el estatus de refugiados de algunos cuando luego de llegar a Estados Unidos viajan al lugar del que dicen que huyeron unas diez, 15, 20, 30 veces al año", añadió.
Esa misma idea es defendida por la congresista Ileana Ros Lehtinen. "Aquellos que desean regresar a Cuba deben de usar el proceso migratorio normal y no la Ley de Ajuste Cubano", dijo hace poco en declaraciones a la prensa.
Desde el Senado, Rubio apoya un proyecto de ley similar al presentado en la Cámara de Representantes por Carlos Curbelo, también de origen cubano. Según ambos, el objetivo no es eliminar la legislación actual, sino obligar a los cubanos a que demuestren que realmente son "perseguidos políticos" para acceder a los beneficios otorgados por Estados Unidos.
En otras palabras, Rubio y Curbelo pretenden fortalecer el objetivo inicial de la Ley de Ajuste y promover acciones contra el Estado cubano como aval de los posibles migrantes para obtener el asilo. Además, pretenden chantajear a los emigrados que quieren mantener los contactos con su país natal y familiares.
UNA LEY DISCRIMINATORIA EN ESENCIA
No hay antecedente alguno a nivel mundial en materia legal que siquiera se parezca al engendro cuya confirmación acaba de cumplir medio siglo en vigor (fue aprobada como Ley Pública 89-732 por el Congreso de Estados Unidos el 2 de noviembre de 1965), un documento que reafirma el tratamiento particular para la emigración cubana, al concederle asilo político de forma casi automática, eximiéndole de las cuotas por países que establecía la Ley Inmigratoria en ese país desde 1965 y la posibilidad de ajustar el estatus migratorio al año y un día de permanecer en territorio estadounidense optando por la residencia sin tener que salir de Estados Unidos, tal y como lo establece la Ley Inmigratoria para el resto de los inmigrantes.
Sin ambages, la Cuban Adjustment Act (CAA), Public Law 89-732, establece que sin tener en cuenta el Acta de Inmigración y de Nacionalidad vigente para otros inmigrantes, aprobada el 3 de octubre de 1965, para el ciudadano cubano a partir de ese momento, se establece una situación especial, donde se indique según la letra explícita que el ciudadano cubano que haya sido inspeccionado y admitido o puesto bajo palabra (parolee) en Estados Unidos después de 1959 y que haya estado físicamente en el país al menos durante un año, puede ser ajustado por el Fiscal General, como extranjero admitido legalmente para residir permanentemente. Las disposiciones de esta Acta son aplicables además al cónyuge, e hijo de este extranjero.
Ese trato preferencial, que el sistema migratorio estadounidense no otorga a ninguna otra nacionalidad, en realidad busca estimular la emigración ilegal con objetivos desestabilizadores y constituye un complemento de la aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra la Isla.
Por si fuera poco, a su aplicación se sumó desde 1995 un enfoque aún más criminal conocido como política de "pies secos-pies mojados", según la cual quienes pisen suelo estadounidense tienen derecho a quedarse, pero los interceptados en el mar por la Guardia Costera son devueltos a Cuba.
UN PROBLEMA REGIONAL
Cada vez resulta más evidente que la política migratoria selectiva que aplica Washington no solo afecta a Cuba.
América Latina también ha comenzado a sentir los efectos directamente. Un número creciente de cubanos utiliza complicadas rutas por tierra, desde Sudamérica hasta la frontera entre México y Estados Unidos, para acogerse a los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano. En el camino, quedan expuestos a los 'coyotes' y bandas criminales que lucran con el tráfico de personas y se pone en riesgo incluso la vida de menores de edad.
Cancilleres de nueve países de la región enviaron recientemente una carta al secretario de Estado, John Kerry, para que la Casa Blanca interviniera en el asunto.
"La Ley Pública 89-732 de 1966 conocida como 'Ley de Ajuste Cubano' y la política llamada comúnmente 'pies secos, pies mojados' se han constituido, en este contexto, en un estímulo al flujo desordenado, irregular e inseguro de ciudadanos cubanos que arriesgando sus vidas, transitan por nuestros países con el propósito de llegar a cualquiera de los puntos fronterizos estadounidenses", indica la misiva firmada por los cancilleres de Ecuador, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá y Perú.
A juicio de los cancilleres, la revisión de esa política sería un primer paso para detener el "agravamiento de esta compleja situación y parte de una solución definitiva para asegurar una migración ordenada y regular en nuestra región".
Sin embargo, Estados Unidos hizo oídos sordos una vez más y los voceros del departamento de Estado y la Casa Blanca fueron enfáticos en que no se estaban manejando cambios.
A pesar de las medidas tomadas por los países implicados, con la colaboración de Cuba, el flujo de cubanos que utilizan la vía terrestre para alcanzar los Estados Unidos no se detiene. Según datos de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, más de 46 000 cubanos entraron a territorio estadounidense vía México en los primeros diez meses del actual año fiscal.
Fácil suponer entonces cuántos cubanos y cubanas manipulados por el canto de sirenas de la odiosa ley -con sobrada razón calificada por muchos como asesina- no podrían estar ahora mismo viviendo el via crucis de las seis muchachas de esta espeluznante historia narrada al comienzo, una más, que viene a sumarse a la de la extorsión de que fue objeto el pelotero Yasiel Puig, o la más frecuente de grupos liberados en México, sometidos por traficantes de personas que 'gestionaban' mediante intimidación a familiares en los Estados Unidos el pago de costosas sumas para ser llevados a cruzar la frontera. (Resumen)
No hay comentarios:
Publicar un comentario