Tal como se esperaba, el ultrarreaccionario candidato presidencial, Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), y el progresista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), serán los rivales en la segunda vuelta de las elecciones brasileñas, el próximo 28, tras ocupar ambos los dos primeros lugares en los comicios de este domingo y no lograr la mayoría del 50% más uno estipulada.
Los otros pretendientes tuvieron resultado menores, indicando que muchos de los partidos derechistas votaron al final por Bolsonaro, quien obtuvo el 46,16% de los votos, por 29,09, Haddad. La abstención fue del 20,35% entre los 147 millones de electores.
Ahora, para evitar el caos que representaría un gobierno tan reaccionario para el pueblo brasileño, se buscará la forma que las fuerzas progresistas o simplemente honestas se unan para tratar de desbancar al candidato del fascismo. En este contexto, se halla el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, un rival histórico de Lula, quien llamó a votar por Haddad y el Partido de los Trabajadores para evitar la asunción de Bolsonaro, quien replicó diciendo que la dictadura debía de haberlo fusilado.
Además de Haddad y Bolsonaro, contendían Geraldo Alckmin, João Amoldo, Guíllemele Boulomere, Alvaro Dias, Ciro Gomes, Vera Lúcia, Henrique Meirelles y Marina Silva. Gomes, progresista, y que ocupó altos cargos en los gobiernos de Lula, obtuvo el tercer lugar en la votación, con un 12,50%.
Aún no hay resultados totales sobre la elección del Congreso, pero, en general hay aparente amplia ventaja de la derecha, En estos comicios deben ser electos dos tercios de los 81 miembros del Senado Federal, porque el otro tercio fue elegido en 2014. Se elegirán dos candidatos de cada uno de los estados que utilicen la votación mayoritaria en bloque, y los votantes podrán emitir dos votos cada uno.
Los 513 miembros de la Cámara de Diputados serán elegidos entre los candidatos de 27 distritos electorales. Las elecciones a la Cámara se llevan a cabo mediante una representación proporcional por lista abierta, con escaños asignados. La votación es obligatoria y los abstencionistas pueden ser multados.
Los gobernadores y vicegobernadores del Distrito Federal y de los Estados serán elegidos usando el mismo sistema de elección presidencial brasileño, el sistema de dos rondas.
NO ACEPTARÁ LA DERROTA
Tras el resultado de la primera vuelta, Bolsonaro indicó sin pruebas que maniobras fraudulentas impidieron que llegara a superar el 50%, y repitió que no aceptará la derrota en la segunda ronda, y si ésta se produce será debido a trampas, mientras dejó abierta la posibilidad de que sus “amigos comandantes” hagan algo al respecto.
En otras declaraciones, esta vez al programa 'Brasil Urgente', desde la habitación del hospital donde se encuentra ingresado desde hace tres semanas tras ser apuñalado –será dado de alta el miércoles 10–, consideró que su postura no es antidemocrática, porque, a su juicio, “el sistema electoral de Brasil (de voto electrónico) no existe en ningún país del mundo”.
El abanderado del Partido Social Liberal (PSL) dijo otra vez que el Partido de los Trabajadores tan solo vencería en una segunda vuelta con fraude.
“Lamentablemente no tenemos forma de auditar las elecciones, solo (ganarían) con el fraude”, señaló en referencia a una eventual victoria de la fórmula petista.
Durante la entrevista Bolsonaro también comentó los desencuentros mantenidos en las últimas semanas con su compañero de fórmula, Hamilton Mourao, a quien desautorizó unas opiniones sobre salarios. Mourao, un general retirado, había criticado que los trabajadores reciban aguinaldos, a los que calificó de “mochila en la espalda para los empleadores, que recaudan durante 12 meses y tienen que pagar trece”.
El candidato ultraderechista, apologista de la tortura y la dictadura, que enfrenta una campaña mundial por su machismo, homofobia, xenofobia y racismo, se definió a sí mismo como “un demócrata” y agitó el fantasma del colapso económico y político de Venezuela en caso de ganar la fórmula que marcha segunda detrás de él en los sondeos, pero aparece como favorita en un eventual balotaje. “El Partido de los Trabajadores es el camino para que Brasil acabe convertido en una Venezuela, espetó”.
A su vez, Haddad, respondió al ataque desde Belo Horizonte, la capital del estado de Minas Gerais, el segundo colegio electoral de Brasil, al decir que “nuestra Constitución tiene principios muy célebres que están siendo atacados sobre todo por Bolsonaro”, quien “no tiene compromiso con la democracia, con la paz y con la verdad”, y defiende la dictadura, la tortura y hasta el cierre del Congreso.
UNIDAD COMO OPCIÓN
Ante las amenazas de Bolsonaro y conociendo que en Brasil se gesta desde hace tiempo un golpe a la democracia, el Frente Unido y Mujeres Unidas Contra Bolsonaro llamaron a derrotar al fascismo.
“Jair Bolsonaro –subrayó un comunicado de esta última entidad– desprecia a los negros, indígenas, homosexuales y a todas las que luchan en defensa de los derechos de las mujeres. Considera ‘vagabundos’ a los quilombolas (afrodescendientes) y hace apología a la cultura del estupro. El candidato del Partido Social Liberal (PSL), de extrema derecha, representa todo lo que Brasil no necesita para superar la crisis y avanzar, que es libertad, igualdad, justicia social y derechos, acotó. ‘Él profesa el odio y nosotras el respeto; él defiende la muerte y la tortura, nosotras defendemos la vida y por eso decimos: él no, ni sus hijos.
¡Bolsonaro Nunca! ¡Fascismo no!’, concluyó el manifiesto.
Finalmente, el politólogo Leonardo Boff alertó sobre el peligro de un triunfo de Bolsonaro, cuestión que es posible, dijo, porque muchos buscan un supuesto orden bajo el pretexto del combate a males vigentes, entre ellos la corrupción.
“Bolsonaro explota esta búsqueda del orden a cualquier precio, incluso con la militarización del gobierno, como ya ha sido publicado en la prensa. En caso de ganar, que el cielo nos libre, colocará en los ministerios clave a generales, en su mayoría jubilados, pero con una mentalidad francamente derechista y autoritaria.
Hasta propone eventualmente un auto-golpe, es decir, Bolsonaro como presidente puede convocar a las fuerzas armadas, disolver el Parlamento e instaurar un régimen autoritario y altamente represivo.
“No tenemos alternativa sino unirnos, más allá de los intereses partidistas, para salvar la democracia y no permitir que Brasil sea considerado en todo el mundo un país políticamente paria. Esto afectaría a gran parte de la política latinoamericana, especialmente a aquellos países cuyas democracias son frágiles y están bajo el fuego del pensamiento derechista que crece en el mundo entero”. (Tomado de Cubasí)
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