Roberto Novo Serra (*)
Es (aún no sé decir fue) una de esas personas con quien de repente, el día menos pensado, uno se encuentra, y al próximo segundo del hallazgo se alumbran todas las certezas posibles anunciando que una gran amistad está a punto de echar a andar. Por eso no olvido aquella primera vez, cuando ya casi era ella la novia eterna de Lázaro García. Allá, en la que sí “fue” la Casa de la Trova, nos conocimos. Allí tuvo que ser aquel encuentro. Sin embargo ya yo sabía de su nombre; una frase en un enorme lienzo del pintor Elías Acosta siempre me ponía a pensar: “recojan los pinceles que ahí viene Teresita Chepe”, alertaba.
Luego, una vez, cuando ya yo me creía un gran hacedor de canciones, Teresita me regaló, sin pizca de lástimas o compasiones, uno de sus consejos inolvidables; (inolvidables por severos y ríspidos, porque cuando te quería no mentía, no adulaba, no callaba por evitarte el sonrojo: al pan, pan y al vino, vino), y aquella vez, después de regañarme como si hubiera ensayado el regaño toda la vida, me animó a trabajar y para premio, me regaló un libro de poesía de Fayad Jamis que no fue el primero que tuve, pero sí el que con más atención y honduras despiertas leí.
Con los años, de la mano de Lázaro y por él, me fui arrimando cada vez más cerca y mejor a su confianza: disfrutábamos a mares unas llamadas telefónicas en las que yo buscaba al amigo trovador y terminaba conversando y jodiendo muy a lo cubano con ella. Al cabo, cuando no había más de quien o de qué disparatar, ponía el punto final avisando feliz: Lázaro, te llama “Joderto”.
Porque tenía un humor exquisito, mezcla genial de Guayabero y Les Lutier, pero fruto seguro de todo lo serio que sabía. Por Tere descubrí mejor el teatro Terry y el Castillo de Jagua, y aprendí a respetar a enormes seres tan sencillos como Florentino Morales, y al hacerlo, querer más a Cienfuegos, casi como lo quería ella.
Nunca nos despedimos. Nunca, creo, se despedía a ciencia cierta de sus amigos porque siempre sabíamos que reencontrarnos era obvio y necesario.
Así, poco a poco, tendremos que hacerlo, habrá que ir rehaciendo el grupo en otros lares, no queda otra: solo que en su prisa nos tomó la delantera con la peor y más triste sorpresa y por ahora, nos llegará su ausencia hasta doler inexplicable.
Y diremos ES, y no FUE.
Aunque en verdad sospechemos que no es lo mismo conformarse; mañana en otro sol habrá que ser y constar, creando o deshaciendo donde toque, respirando,…y continuar sin Tere.
(*) Cantautor y trovador cienfueguero.
Sensible e irreparable pérdida. Nuestro más sentido pésame a Lázaro y a su familia, de un cienfueguero anónimo.
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