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viernes, 19 de agosto de 2011

Desde Cienfuegos, pequeñas grandezas que alivian el dolor (+ Vídeo)

Trabajadores de la Aduana y de Inmigración
en Cienfuegos, realizaron donativos a niños
aquejados de enfermedades hematológicas.
Foto: Archivo
Yudith Madrazo Sosa

Hay incontables formas de evadir el dolor, de recordar que la vida es un don a celebrar en cada instante, aun cuando cierto mal nos ronde y amenace con truncar cuanto somos y soñamos. Entonces, arrancar la sonrisa de pequeños aquejados de serias dolencias y el agradecimiento de padres y facultativos, pasa de ser un gesto sencillo, para alcanzar ribetes de excelsitud.
Así lo demuestran, cada agosto, los trabajadores de la Aduana General de la República y de Inmigración y Extranjería cuando, de manera ya tradicional, se trasladan al Hospital Pediátrico Paquito González Cueto, de Cienfuegos, para obsequiar juguetes y útiles de higiene, con la finalidad de coadyuvar a la calidad de vida de los pacientes de la sala de Hematología.

“Estas iniciativas nos dejan sin palabras. Que existan instituciones con la sensibilidad de hacer tales actividades a los niños con enfermedades oncoproliferativas, verdaderamente nos conmueve. Nosotros damos toda la atención médica, de enfermería y científico técnica que ellos requieren. Pero la vida no es sólo ciencia, sino también sociedad, y sólo ver la alegría reflejada en las caras de los nenés y sus padres, habla del gran significado de esta acción, pequeña por su esencia, pero grande por su significación”, comentó el Dr. Hugo Almeida Leyva, subdirector del Hospital.
Gretsy Herrera Abreu, de 7 años, es una de las pacientes de esa instalación de Salud desde que a los 14 meses fuera diagnosticada con Siclemia. Marelys, su mamá, no escondió la emoción despertada en ella por tal evento. “A pesar de los momentos difíciles que afrontamos con frecuencia, instantes como este nos reconforta. La iniciativa del personal de la Aduana y de Inmigración nos permite constatar cómo prevalecen en nuestro país principios de gran solidaridad, posibles gracias a las políticas de la Revolución.
“Yo no tengo palabras para agradecer gestos de tal ternura, así como tampoco cuánto hace el sistema de Salud por nuestros hijos, por garantizar su terapia, en la cual representan una ayuda invaluable los donantes de sangre anónimos, personas a quienes no conocemos, pero por quienes sentimos un profundo agradecimiento”, comentó Marelys.
El payaso Bony, con su carisma y afectividad, despertó hilaridad entre los pacientes y sus acompañantes, y la mañana resultó una velada donde los padecimientos no pudieron desvanecer la fuerza de la esperanza. (Tomado de 5 de Septiembre digital)

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