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lunes, 8 de agosto de 2011

Relaciones Cuba-EEUU: Dos caras (antagónicas) de una misma moneda

Desde hace varias horas Diana Nyad realiza su
intento de cruzar a nado el Estrecho de Florida,
un esfuerzo por fomentar el diálogo Cuba-EEUU.
Héctor R. Castillo Toledo

Mientras la famosa nadadora estadounidense Diana Nyad intenta ganar a nado las 103 millas que separan a La Habana de Cayo Hueso (se lanzó al mar a las 7:45 p.m. de este domingo desde el club náutico internacional Marina Hemingway, al oeste de la capital cubana), en un esfuerzo físico límite por expresar su anhelo de relaciones normales y fluidas entre su país y Cuba, la compañía Abercrombie & Kent (A&K), una de las primeras que anunció los viajes a la Isla a partir de la denominada flexibilización otorgada por el presidente Barack Obama, se ha visto obligada a suspender los programas de visitas tras evidentes cuestionamientos.
Se trata de los dos rostros de un mismo asunto: de un lado los que aman y construyen tendiendo puentes, del otro los que fomentan, bloqueo mediante, el odio visceral al proyecto social que la mayoría de los cubanos escogió para su destino:

Cruzar las tumultuosas aguas del Estrecho de la Florida en un peligroso itinerario de 103 millas en 60 horas “es un momento simbólico, de relaciones humanas. Unir nadando a los dos países es un sueño que se concreta después de 33 años y un primer intento fallido”, afirmó Nyad. La nadadora, a punto de cumplir 62 años (el 22 de agosto) y comentarista radial de Los Ángeles, afirmó que su proyecto deportivo no es una declaración política, pero tiene la esperanza de que pueda ayudar a fomentar el diálogo.

A&K, firma de viajes de lujo, había vendido a ciudadanos norteamericanos 13 excursiones organizadas en conjunto con la Fundación de Estudios Caribeños, que posee licencia de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Sin embargo, una declaración de ese órgano emitida el 25 de julio señala varios problemas entre los arreglos de la agencia de viajes y la fundación, con sede en California. El comunicado de la OFAC plantea que las empresas que no posean una licencia para preparar viajes a Cuba no pueden utilizar la de otra firma. La A&K carece de ese permiso, según afirmó Jean Fawcett, portavoz de la entidad.


Nyad enfrentará múltiples peligros para romper su récord en mar abierto, que implantó en 1979 cuando nadó 102.5 millas entre Bimini y Cayo Hueso, casi la misma distancia, pero en condiciones menos peligrosas. “Quiero romper esa marca, nadar unas 103 millas en unas 60 horas, según las corrientes”, precisó Nyad quien ha definido esta proeza como su “Olimpiada personal”.
En la travesía tendrá el apoyo de 40 personas, entre ellas varios remeros y cuatro buzos que la protegerán de los tiburones. Además, tendrá que hacer frente a las fuertes corrientes, evitar la deshidratación, la hipotermia y la desorientación.


Presionada por las arcaicas medidas del bloqueo de
EEUU contra Cuba, la compañía Abercrombie & Kent
ha suspendido su programa de visitas a la Isla.

Las presiones contra el acuerdo de Estudios Caribeños y la A&K arreciaron después que la congresista cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen, representante republicana por el sur de Florida, y una de las más fuertes opositoras a la flexibilización de los viajes, se quejó ante la OFAC.
Ros-Lehtinen pidió revisar el negocio de los llamados viajes "pueblo a pueblo" porque daban la impresión errónea de que las visitas turísticas a la nación antillana ya estaban permitidas.

La travesía de Diana Nyad, en curso desde anoche, ocurre 33 años después que por primera vez intentara nadar de Cuba a la Florida. En esa ocasión las fuertes corrientes la obligaron a salirse de la ruta. Ahora Nyad pesa más -alrededor de 145 libras- que cuando tenía 28 años, y nada más lento (2 millas por hora). Sin embargo, su brazada es más potente, dijo en una entrevista el año pasado.
"Cuando estoy nadando no veo nada. La gente siempre me pregunta si veo los arrecifes o peces bonitos. No, no estoy haciendo snorkel. De hecho, me encanta nadar en la oscuridad (...) Me siento como un barco que avanza rápido en la noche”.

Por primera vez en más de siete años, y a tenor con las nuevas regulaciones de la Casa Blanca, los proveedores de viajes y otros grupos intentaron conseguir licencias para propiciar que una variedad más amplia de estadounidenses pudiesen volar a la isla. de hecho, A&K dijo en julio que los 13 viajes previstos entre septiembre y abril próximos agotaron enseguida sus capacidades.
Hasta el momento, el Departamento del Tesoro ha emitido cerca de 30 licencias a las organizaciones que dicen que van a proporcionar la comunicación "pueblo a pueblo".


Si completa el trayecto, Diana Nyad también pasará a la historia como la primera persona que cruza a nado el Estrecho de la Florida sin una jaula protectora contra tiburones. Miembros de su equipo llevan dispositivos en forma de varas que emiten ondas electromagnéticas para ahuyentar a los escualos si se aproximan.
“No tengo miedo", afirmó. “Sí, hay tiburones tigre, tiburones limón, y se sabe que se acercan, pero confío en la gente que me rodea. Todos son profesionales.

"Sabíamos que sería de interés", comentó entonces Jean Fawcett, portavoz de A&K, quien señaló la existencia de "una lista de espera", por lo que la agencia estaba "pensando en agregar más viajes en el año 2012". La flexibilización concedida por Washington comprende la reapertura de las licencias de viajes para intercambios religiosos, académicos y culturales, que fueron reducidos drásticamente por el gobierno de George W. Bush, luego de su implementación bajo la presidencia de William Clinton (1993-2001), como parte de una iniciativa conocida como contacto "pueblo a pueblo".
Debido al bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos impone a Cuba desde hace más de cinco décadas, sus ciudadanos no pueden visitar libremente el país caribeño.


El domingo por la noche muchos admiradores de Diana Nyad estaban pendientes de su partida a través de las redes sociales y la cadena de televisión CNN. Entre ellos estaba James Craven, gerente de ventas de un página de internet sobre tecnología de viajes, quien dijo que estaba muy interesado porque cree que el esfuerzo de Diana pueda ayudar a levantar las restricciones de los viajes de los estadounidenses a Cuba.
“Siento admiración por ella. Es increíble ver sus hombros y las excelentes condiciones físicas a pesar de su edad”, dijo Craven, de 58 años y de Miami Shores. “Espero que logre llegar a su destino”.

Dos rostros de afanes nada afines sobre el tema de la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, la cara y el reverso de un empeño en el que están liadas las fuerzas del progreso y sus antagónicas de ultraderecha que encarnan lo más retrógrado del pensamiento.
Si las voces y el voto de la gente honrada de ambos lados y también las del resto del mundo se unen en favor del más noble de los reclamos, no habrá escollo que impida se abran a la luz los deseos de ver el día en que ambos pueblos se fundan en un abrazo respetuoso por sobre eventuales diferencias políticas e ideológicas.

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