Miguel Benítez del Río
Colegas presentes en la puerta del USP San José de Madrid aseguran que cuando el rey salió de allí echando hostias tras haber soltado su mea culpa, gente que estaba en la calle lo abucheó, lo chifló y le gritó insultos.
La tele no mostró esas imágenes pero sí enseñó las disculpas de Juan Carlos, que quizás sean un buen paso..., o pensándolo mejor tres pasos: reconoce que cometió un error, pide disculpas y hace propósito de enmienda con un "no volverá a ocurrir".
¡Qué cunda el ejemplo!, podríamos decir, aunque yo prefiero manifestar ¡qué cunda el pánico! porque en mi opinión lo que el rey ha hecho para ¿recuperar? prestigio y reputación no es ni remotamente suficiente.
Tras su safari a Botswana para cazar elefantes, lo que trascendió a la opinión pública al romperse la cadera y tener que ser intervenido, la Corona y la monarquía están en su momento más bajo de valoración.
En los últimos días la Casa del Rey ha estudiado cómo afrontar la intensa crispación popular, social, provocada por el irresponsable viaje de Juan Carlos durante una de las semanas más duras para la economía española.
Más rabia dio a los españoles ver en una web sobre safaris la foto que dio la vuelta al mundo el pasado fin de semana, en la que aparece el rey -tan Pancho- con un elefante abatido.
En 1994, los ciudadanos le daban en el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) una nota de 7,46 a la monarquía. En octubre pasado un 4,89. Si él sábado último se hubiera hecho la misma encuesta, el suspenso hubiera sido de apaga y vamos.
Si se hiciera hoy, tras las disculpas, la tendencia quizás se cambiaría un poquito al alza, pero el mismo rey sabe que no puede esperar milagros, porque los milagros no existen.
El no está ajeno a todo esto, lo sabe y por ello decidió disculparse en primera persona, sin comunicado oficial y, desde luego, en una comparecencia sin preguntas ante RTVE y EFE.
Todos los afectados deberían sacar conclusiones de este episodio: en primer lugar el rey y su familia, que han de medir al centímetro todos sus actos, incluidos los de carácter privado.
La Casa del Rey y el Gobierno han de aumentar la transparencia en torno al jefe del Estado.
Y en general los políticos, que llevan 33 largos años de Constitución sin elaborar la ley orgánica a que obliga la Carta Magna para regular "las abdicaciones y renuncias y cualquier duda (...) que ocurra en el orden de sucesión a la Corona.
Tras el batacazo en Botswana, la familia real se pasa el tiempo calculando lo que va a decir, dónde, cómo y cuándo, a quién y por qué. La frase del rey sobre su interés en volver al trabajo; el hecho de que no hablase de descansar y sí de trabajar, denota sus ganas de redimirse tras el escándalo provocado.
Pero ¿se le puede creer? Estamos viviendo una crisis de credibilidad sin precedentes en la historia de la realeza.
Antes que esta, la última disculpa real ocurrió el año pasado por un lío de faldas. Entonces el rey de Suecia desmintió haber visitado locales de alterne, aunque se disculpó públicamente por haber perjudicado al país con el escándalo.
Pero poco a poco siguen apareciendo elementos alrededor del tema español: el rey viajó a la polémica cacería de Botswana invitado por el empresario saudí Mohamed Eyad Kayali, según ha revelado el diario El Mundo.
Kayali reside en España desde hace años y suele actuar aquí como representante de la casa real de Arabia Saudí, cuyos negocios defiende e impulsa.
En la calle, la gente, que no es tonta, ve como en orden de aparición han ido cayendo señales a partir del propio rey: disculpas, ganas de trabajar, hipótesis de abdicación barajada en la Zarzuela y en la Moncloa, Kayali y...
Como si fuera poco, la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Soria ha archivado el proceso abierto a Jaime de Marichalar por el accidente en el que resultó herido su hijo Felipe Juan Froilán de Todos los Santos mientras manejaba una escopeta.
Ahora resulta que la jueza no aprecia imprudencia grave en el accidente, aunque el procedimiento podría ser reabierto en los próximos seis meses en caso de que el perjudicado, sus representantes legales o el Ministerio Fiscal presentara denuncias.
Y mientras todo esto sucede, la presión sobre Urdangarín disminuye... Demasiado meneo para una sola familia aunque sea la familia real.
Pero ése "Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir" dicho por el rey con rostro abatido, que se lo crea el que no le conozca porque aunque el gesto no tenga precedentes en España, hay demasiado mamoneo entre los Borbones.
Y dudo mucho que en esas disculpas vaya implícito ningún pesar por la muerte gratuita de los elefantes que hayan muerto a manos reales, por la simple razón de que es algo que el rey lleva haciendo toda su vida.
Creo que va siendo hora de cuestionar a la monarquía como ese supuesto baluarte que une y representa a toda la ciudadanía.
Por mi parte, no me siento, en absoluto, representado por alguien capaz de matar por diversión -en aparente pervivencia de antiguos y crueles regios privilegios-, a una vida inocente y desprotegida.
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