Tras la muerte de un soldado israelí durante la ofensiva de julio y agosto pasados contra la franja de Gaza sus compañeros estaban muy enfadados. Un comandante les ordenó disparar salvas en su honor con sus rifles, pero utilizando proyectiles de tanque y dirigiéndolos contra viviendas de civiles.
"Lo hicieron como durante un funeral, si no fuera porque utilizaron un proyectil y dispararon contra viviendas", recuerda un soldado israelí, en un testimonio corroborado por un segundo testigo.
"El comandante del tanque dijo: 'Elijan la casa más lejana, para que les duela lo máximo'. Era una especie de venganza", cuentan.
Los testimonios, revelados de forma anónima dada la sensiblidad de la información, forman parte de un nuevo informe publicado por la organización israelí Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio) que se basa en entrevistas con 70 soldados israelíes que sirvieron durante el conflicto que enfrentó durante 50 días entre julio y agosto pasados a Israel y el grupo radical palestino Hamas.
En el contenido de esos relatos se corrobora lo que denunciaron algunos sitios alternativos y otros medios responsables, mientras la mayoría de los grandes medios corporativos, tanto israelíes como de Europa y Occidente, callaban ante el genocidio: en buena parte de los casos los ataques contra civiles fueron actos deliberados
Más de 2 mil 200 personas, incluyendo 1 mil 490 civiles, murieron del lado palestino, frente a los 66 soldados y seis civiles de Israel.
"No se tiene en mente o en consideración la presencia de civiles", cuenta un teniente del ejército israelí, al explicar la mentalidad de los soldados.
Los testimonios arrojan dudas sobre si el ejército israelí ordenó a sus soldados tomar todas las precauciones posibles para asegurarse de que no causaban daños a los civiles palestinos o a la infraestructura civil, como exigen las leyes internacionales.
"El principio de distinción requiere que los combatientes disciernan siempre entre civiles y combatientes y entre objetivos militares y civiles", señala Michael Sfard, experto israelí en derecho internacional que ha asesorado a Breaking the Silence.
Algunos soldados aseguran que muchas viviendas fueron destruidas por motivos políticos y otras, simplemente bajo el concepto del "día después", que significa que algunas operaciones no tienen necesidad inmediata pero podrían ser útiles en el futuro.
"El día que nos vamos es mejor que ese día la zona esté tan abierta y limpia como sea posible", cuenta uno de los soldados sobre las demoliciones de viviendas realizadas por los bulldozers blindados que operaban cerca de la frontera con Israel. Sfard señala que esa destrucción de propiedad civil podría ser ilegal bajo la ley internacional.
El informe señala también que tanto las fuerzas aéreas como las tropas terrestres utilizaron la fuerza militar sin comprobar primero la presencia de civiles ni tampoco el posible daño a hogares.
En una ocasión, tras la muerte de un comandante israelí y el posible secuestro de un soldado, la fuerza aérea entró en acción lanzando ataques contra el barrio de Shuyayia en Gaza. "Uno de los oficiales de alto rango del IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) simplemente marcó en las fotografías aéreas de Shuyayia las viviendas para destruirlas. Simplemente miró al mapa ... y de una forma bastante arbitraria" eligió los objetivos, contaron los soldados.
El ejército israelí definió tres niveles de actuación respecto a las bajas civiles, explica un oficinal. En el tercer nivel, el más laxo, señaló: "Esperamos un daño significativo a civiles. Desde nuestras perspectiva, está bien, porque estamos en el nivel tres... Esa fue la orden del comandante".
Había edificios que el Eejército israelí quería destruir que inicialmente no fueron atacados por ser "objetivos problemáticos" debido a que el daño colateral que podrían entrañar se consideraba inaceptable. Pero eso cambió al continuar la guerra.
"Objetivos problemáticos que por ejemplo estaban a una cierta distancia de una escuela, de repente fueron autorizados", explicó un soldado de la fuerza aérea.
Sobre el terreno, al parecer los soldados fueron enviados a combate con normas muy vagas que podían interpretarse de muchas formas. "No había regulaciones claras y definidas sobre la apertura de fuego", cuenta un capitán de una división de tierra.
"El IDF distribuyó folletos e informó a los habitantes de las áreas de que estaban entrando y que para quien se quedara en el lugar, era su sentencia de muerte", explicó.
Otros testimonios se refieren a la actitud de los soldados: "Estaba claro que si no eran nuestros soldados, teníamos que disparar".
Algunos efectivos admitieron haber sido testigos de auténticos casos de asesinato en los que abrieron fuego contra civiles sin motivo probable y sin investigación previa. Otros contaron cómo conductores de tanques cumplieron su "sueño" de machacar automóviles palestinos sólo por diversión.
El ejército israelí reaccionó al informe acusando a la organización de negarse a proporcionar pruebas de sus acusaciones.
"Por motivos obvios esa actitud hace imposible cualquier investigación por parte del IDF", alegó en un comunicado enviado por email, en el que señaló que "incidentes excepcionales" ya están siendo investigados. (Con información de DPA)
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