Lois Pérez Leira
En 1810 se dio el primer grito de libertad en Venezuela. Aunque sería un año después, el 5 de julio de 1811, que fuera aprobada la independencia, con 40 votos a favor en el Congreso.
Ese día el presidente del mismo, el diputado Juan Antonio Rodríguez, anunció que estaba "Declarada solemnemente la Independencia absoluta de Venezuela". Francisco de Miranda y otros miembros de la Sociedad Patriótica encabezaron una movilización popular, que recorrió las calles y plazas de Caracas, aclamando la independencia y la libertad. Juan Escalona presidirá el primer triunvirato independentista: el mismo lanzó una proclama a los habitantes de Caracas dándoles a conocer que el Congreso había votado por la independencia absoluta. Luego vendrá la independencia efectiva, con la gesta del Libertador Simón Bolívar y la larga etapa republicana, donde la oligarquía usurpara el poder, con el apoyo de la burguesía “vende patria”.
Sera el Comandante Hugo Chávez Frías que iniciara la segunda batalla por la independencia definitiva y el socialismo.
Al recordar esta fecha patria bolivariana, me viene a la memoria la clase de historia que nos dio el Comandante Chávez en Mar del Plata, durante el acto popular en el estadio mundialista contra el ALCA en noviembre del año 2005. Tuve el privilegió de haber sido testigo presencial de aquel acontecimiento histórico gracias a mis amigos Víctor Mendivil y Víctor De Gennaro, ambos dirigentes de la CTA, con los que viaje en coche, hasta Mar del Plata. Aquel día más 30 mil personas colmaron el estadio que llegaron luego de marchar durante horas.
El No al ALCA fue un amplio movimiento político-social llevado adelante por gobiernos, partidos políticos, sindicatos y organizaciones sociales de todo el continente americano, con el fin de oponerse al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), establecida por los gobiernos americanos en 1994 siguiendo un proyecto de Estados Unidos, que debía entrar en vigor en enero de 2005. Antes de la intervención de Chávez, cantaron Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti, Amaurí Pérez, Vicente Feliú y Víctor Heredia. “Debés amar la arcilla que está en tus manos”, comenzó Silvio. La lluvia seguía golpeando fuerte. Rodríguez le cedió la guitarra a Viglietti, quien dijo “si usted no se ha puesto a pensar que la tierra es de nosotros o es del que tenga más”. Volvió Silvio para invitar a Víctor Heredia. Junto a Amauri Pérez.
Miles de personas aclamaban la presencia de Chávez, quien al iniciar su discurso comentó que cuando estaba llegando al estadio, le acercaron un teléfono y del otro lado de la línea estaba Fidel Castro. Contó que el presidente cubano estaba siguiendo las transmisiones del acto y que para despedirse dijo: “Viva el Che, carajo”. Chávez con su estilo fraternal presentó a quienes lo acompañaban. Lo invitó a Maradona a saludar al público. Lo llamó El Pibe de Oro. “Los quiero mucho. Argentina es digna, echemos a Bush”, fue el breve saludo de El 10.
Por el largo discurso de Chávez de dos horas y media desfilaron los próceres de la independencia americana. Destacó la necesidad de una segunda independencia. “El ALCA está muerto, hay que enterrarlo”, exclamó. “En Mar del Plata está la tumba del ALCA”, insistió. Luego vaticinó que el próximo entierro sería el del capitalismo. Advirtió que ni las ideologías habían muerto, como alguna vez afirmó el japonés Fukuyama, ni tampoco el socialismo. “El socialismo y las ideologías estaban de parranda”, dijo ante una risa masiva...” Se despidió dando fe de argentinidad. “Que viva la patria de San Martín, del Che, la patria de Perón, de Evita. Te amo Argentina”, dijo y salió para la cumbre. Minutos después ante IV Cumbre de las Américas y ante la cara de George Bush le dijo:
“El libre comercio no va a solucionar nuestra pobreza. Los que todavía creen en eso, olvídense de ese cuento. Hablemos de las privatizaciones, uno de los efectos más perversos de la era neoliberal. Veamos el caso de todos nosotros, las privatizaciones, inmediatamente desempleo, inmediatamente flexibilización de las normas laborales, eliminación de prestaciones sociales, los derechos de los trabajadores los borraron del mapa con las recetas del FMI. Reformas estructurales. Veneno. Verdadero veneno para nuestras economías.” (...)
A pesar del frio que calaba los huesos, Chávez hablo casi tres horas, repasando la historia de Venezuela y de América latina. La despedida igualmente no fue sencilla. Uno a uno, Chávez fue saludando a los organizadores del acto, con el que se repudió la presencia de George W. Bush, bajo la sigla argentinos por la Patria Grande. El titular de Asamblea Nacional de Cuba, Ricardo Alarcón; el boliviano Evo Morales, que un año después sería elegido presidente; el diputado Miguel Bonasso, Diego Armando Maradona, la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, ocupaban la primera fila del encuentro. Más atrás se podía ver a Teresa Parodi, y Leonor Manso. En un costado estaban los invitados de la Cumbre de los Pueblos, el Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Edgardo Depetris, Luis D´Elia dos activos organizadores de este histórico evento. Mientras la multitud gritaba: "ALCA, ALCA, Al carajo".
Chavez era una apasionado de la historia de su país. También conocía en profundidad la historia del continente. Parecía una esponja, que todo lo asimilaba y aprendía, con gran facilidad. Yo disfrutaba con sus discursos. Me emocionaba escucharlos. Me sentí parte de aquellos acontecimientos históricos. Sentí profundamente su muerte. Ahora nos toca conmemorar este 5 de julio sin Chávez y se siente la falta de su presencia en Venezuela y en todo el continente. A pesar de los intentos del imperialismo y de las oligarquías cipayas, de torcer la historia, su recuerdo junto a Simón Bolívar y los padres de la “América profunda” como la definió el Che, nos siguen guiando en la lucha por la segunda y definitiva independencia.
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