Durante un acto en que promulgó una controvertida ley sobre calidad educativa -ya rechazada por los estudiantes-, el mandatario chileno Sebastián Piñera ratificó su postura de no ceder a las peticiones de un sistema con escuelas y universidades públicas y gratuitas que generó multitudinarias marchas en las últimas semanas. Por su parte, los reclamantes (alumnos y profesores) adelantaron que no participarán de la mesa de diálogo convocada por el gobierno y reafirmaron su idea acerca de que una consulta popular podría zanjar la crisis.
El argumento de Piñera para no ceder es escueto: “Todos quisiéramos que la educación, la salud y muchas cosas más fueran gratis para todos, pero al fin y al cabo nada es gratis en esta vida" y por lo tanto "alguien lo tiene que pagar", dijo durante un acto en La Moneda.
Es más, fundamentó que “si se le da educación gratuita al 10 por ciento más favorecido de nuestra sociedad, lo que estaríamos haciendo es que el total de la sociedad, incluyendo a los más pobres, con sus impuestos estarían financiando la educación de los más afortunados".
"Quisiera ver la otra cara de estas nueve semanas de movilizaciones", enfatizó Piñera, quien asimismo, pidió "pasar de la intransigencia al diálogo; de los enfrentamientos a los acuerdos; y de los diagnósticos a las soluciones".
Si algo está claro, es que hasta la fecha el único que se ha mantenido intransigente es el gobierno, al dar su negativa al pliego de reclamos estudiantiles. "Los desafiamos a aceptar el plebiscito para que hablen las mayorías", enfatizó el vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Francisco Figueroa, que ratificó un nuevo paro para la semana próxima.
El ministro de Educación, Felipe Bulnes, afirmó que “hay sectores de los estudiantes que consideran que se podría trabajar perfectamente a partir de las 21 medidas que planteó el Gobierno, pero vemos, con algún grado de decepción, que finalmente se están imponiendo los sectores más intransigentes".
"Es una demostración más de la intransigencia con la que insiste actuar este gobierno, que no se aplica sólo sobre los estudiantes, sino que repliega en el sentir mayoritario de Chile", criticó Figueroa.
Por su parte la presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Camila Vallejo, junto a otros dirigentes, llegaron en horas de la tarde de este jueves a La Moneda para mostrar los restos de cerca de 500 bombas lacrimógenas que fueron utilizadas por Carabineros durante las manifestaciones del jueves de la semana pasada en el centro de la capital.
La dirigente estudiantil expresó que se trató de una manifestación pacífica transportando las bombas usadas para entregárselas al ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, "que nos fueron lanzadas en varios puntos, en la casa central de la Universidad de Chile, en la Federación de Estudiantes de la misma universidad, y en un liceo de la ciudad de Santiago", dijo a los periodistas.
"Nosotros queremos señalar con esto al ministro que queremos manifestarnos en forma pacífica, no queremos más enfrentamientos, queremos hoy demostrar que puede existir paz en nuestro país y por tanto, nos negamos rotundamente seguir pagando con nuestros impuestos, nuestra misma represión. Aquí hay más de 50 millones de pesos en costo en bombas lacrimógenas, imagínense cuánto se gastó a nivel regional e incluso a nivel nacional el jueves pasado. Es inaceptable, nosotros queremos reiterarle el emplazamiento que le hacemos al ministro del Interior a que dé un paso al lado", expresó Vallejo.
El próximo 18 de agosto habrá un nuevo paro nacional con marcha, que será la antesala para la paralización convocada por la Central Unitaria de Trabajadores para el 24 y 25 de este mes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario