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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Cuba-EEUU: El primer paso está dado. Construir la confianza es el próximo

Adonis Subit Lamí*

Las relaciones Cuba-Estados Unidos acaban de dar el paso más difícil, el que requería de la absoluta valentía de ambas partes. A partir de hoy se nos avecina el período de más inteligencia.
Reconstruir la confianza es uno de los mayores desafíos que la relación tendrá que enfrentar. No es fácil recibir amenazas de muerte durante más de medio siglo, y que de un día para el otro te digan que eso forma parte del pasado y te inviten a un café. Lo menos que puedes imaginar es que la bebida está envenenada.
La parte positiva es que las relaciones que sobreviven a esta desarmonía se vuelven más fuertes y provechosas debido a lo experimentado. Y es que cuando confiamos en los otros tenemos relaciones de mayor calidad, más auténticas y enriquecedoras; y cuando confiamos en el futuro somos más felices. Pero basta un pequeño malentendido, una decepción pasajera o una simple crítica u opinión negativa de una tercera parte para romper en mil pedazos la confianza. Y esto lo saben los enemigos del acercamiento entre Cuba y su vecino del Norte.
Por eso es que la diplomacia jugará un nuevo e importante rol en los próximos años.
Volver a confiar implica quedar expuestos de nuevo, renunciar a la seguridad que creíamos haber ganado. Es evidente que se trata de una elección. Podemos elegir. Podemos confiar si queremos, aunque no estamos obligados a hacerlo y tenemos todo el derecho del mundo a asumir los riesgos que esta elección conlleve, por ilógico o terrible que pueda parecer.
Si vamos a intentar construir la confianza sería bueno tener presente que carece de sentido cargarle a la otra parte la responsabilidad de nuestra elección. Es tentador pensar que es la otra parte quien debe recuperar nuestra confianza, pero es un error. La confianza no depende del otro, es una elección que depende exclusivamente de nosotros mismos. Sólo nosotros podemos elegir si confiamos y cuándo.
La confianza, como tantas otras cosas, es una cuestión de expectativas, y las expectativas son responsabilidad exclusiva de quien las crea.
Los siete pecados capitales que, a mi juicio, podrían minar la construcción de la confianza entre las partes, y que se deben evitar a juzgar por los posibles eventos que podrían sucederse a corto y mediano plazo:

• No sanar: Lo primero que necesitan las partes es sanar, fundamentalmente cuando se ha lastimado tanto. Se vienen tiempos de evitar el calor del momento si existieran momentos calientes, ya que las emociones pueden nublar el juicio, se hace difícil pensar con claridad, y podrían las partes terminar diciendo cosas que no son en sí útiles para arreglar la situación.

• Revivir el pasado: Va a ser difícil no pensar en el pasado, en lo que pasó, pero hay que tratar.

• Hacerse la víctima: Ninguna de las partes debe hacerse la víctima en el futuro. No es lo mismo ser víctimas de las circunstancias que ser víctima. La víctima de las circunstancias quiere superar el incidente; la víctima quiere revolcarse en el dolor que la otra parte le ha causado. Seguir siendo la víctima crea un gran obstáculo para recuperar la confianza.

• Sólo ver lo malo del otro: Será necesario ver el lado positivo de las cosas. Puede parecer gracioso y hasta cínico pensar que una pésima relación durante más de 50 años tiene aspectos positivos, pero de verdad es posible. Uno muy importante, por ejemplo: ambas partes han aprendido mucho sobre la otra, así como acerca de sí misma. Si deciden continuar la relación, querrán usar estas enseñanzas para asegurarse de que no vuelvan a ocurrir. Hay que concentrarse en todos los aspectos positivos de la relación. Si se ha decidido perdonar y seguir adelante, una de las mejores maneras de dejar ir el resentimiento, la ira y la sospecha es recordar todas las cosas maravillosas que la otra parte puede aportar.

• Dejarse influir por aliados: Será bueno que ambas partes escuchen a sus aliados pero deben tomar todo lo que digan con pinzas ya que es probable que no sepan con exactitud lo que está pasando. Nunca dar por sentado que saben todo lo que está sucediendo o que saben qué es lo mejor para la relación que se trata de componer.

• No discutir sobre los obstáculos del camino: Si existiesen incidentes, se debe hablar con sinceridad sobre ellos. Discutir el suceso, explicar cómo interpretas el suceso y por qué te sientes afectado. Se debe evitar el lenguaje acusatorio. Darle a la otra parte la oportunidad de explicar la situación desde su perspectiva. Esto ayudará a aclarar la causa del problema actual, así como a evitar desacuerdos en el futuro.

• No ceder: Ambas partes deben demostrar la confianza restaurada al compartir algo importante, como una esperanza, un dilema o una responsabilidad.

(*) El autor es profesor de Comunicación Hipermedia en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí y de Comunicación Estratégica paa Internet en el Centro de Estudios de la Radio y TV cubanas.

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