Parece que el destacado cantautor cubano se siente muy cómodo al reiterar acusaciones contra la Revolución, aunque algunas de sus afirmaciones tengan matices endebles, según su par Gerardo Alfonso
Noel Manzanares Blanco
Por trascendidos en varios medios de comunicación, me sentí estimulado a compartir con lectores/as mis observaciones acerca de “Pablo Milanés critica falta de libertades y discriminación en Cuba”, un título que por sí mismo adelanta las declaraciones formuladas por esta figura de la Cultura Cubana a El Nuevo Herald, rotativo portavoz de las ideas más recalcitrantes de la delincuencia política de Miami. Respecto a la “falta de libertades”, ya Pablito -como le llama mi generación- se había expresado en Madrid. En este momento recuerdo que tres años atrás, precisamente ante similares consideraciones de él, redacté “Cosas alrededor de Pablo Milanés” en cuya inscripción anoté un segmento de una de sus canciones más eminentes en Cuba: “No vivo en una sociedad perfecta/ yo pido que no se le dé ese nombre/, si alguna cosa me hace sentir esta/ es porque la hacen mujeres y hombres”.
Además, en aquella oportunidad terminé escribiendo de cara a lo que el reconocido cantautor cubano decía, según el suplemento “Crónica” del diario “El Mundo”, España, del 14 de julio de 2008: “Mas, a fuerza de ser sincero tengo que exclamar: ¡Pablo, por favor, No te traiciones!”. Sobre la “discriminación en Cuba”, Milanés indicó, a tono con El Herald:
“A su juicio, uno de los errores de los que controlan actualmente el poder en Cuba es la discriminación contra los negros, que no funciona por decreto, pero sí en la práctica cotidiana. 'Los propios funcionarios del Estado ejercen una discriminación que proviene de 400 años de dominación blanca sobre los negros. Mentalmente no han podido superar esto y por eso se crean castas y relevos de puestos dentro de las familias y privilegios que no tienen los negros', dijo Milanés, quien proviene de una familia obrera de Bayamo”.
Tengo que puntualizar aspectos que alguien ajeno a la cotidianidad de la Isla no tiene necesariamente que conocer a ciencia cierta.
Por razones obvias, doy fe de que la Revolución Cubana eliminó cuanto pudiera atentar en un marco legal contra las personas de piel negra. Incluso, la educación a partir de 1959 se ha montado en un eje que cada vez más se distancia de las diversas manifestaciones de discriminación. No obstante, en este asunto sí quedan rezagos que pienso están muy bien explicado en el rótulo “Gerardo Alfonso: 'Para mí el racismo es un tema eminentemente cultural'”. Cito parte de la conversación sostenida por Amaury Pérez y su entrevistado en el tema de marras:
Amaury. A ver, a ver, cómo puedo redondear la idea. ¿Tú has sentido, incluso, en un país que hace un esfuerzo gigantesco por eliminar esas barreras… tú has sentido que contigo, fíjate, no contigo ahora, quizás ahora no es tanto porque tú eres una persona muy reconocida y muy respetada, pero en algún momento tú sentiste que las oportunidades para ti eran menores por el hecho de ser negro?
Gerardo. No, no es una cuestión de oportunidad, no es una cuestión de oportunidad. Las oportunidades están ahí iguales en la Constitución para todo el mundo.
Amaury. No hablo de la Constitución, hablo de la gente. Una cosa son las leyes y otra es lo que la gente siente. Es como la madre que dice: Yo no soy racista, pero si tu hija se casa con un negro tú dices; no, no, mejor no.
Gerardo. De ese ejemplo es del que se trata, esa es la sutileza. Porque no es una cuestión de oportunidades, es una cuestión…, es un muro invisible y sutil que está ahora mismo y a veces tiene manifestaciones directas, a veces se dice. A ver, el tema es complicado. ¿Por qué? Porque a veces las personas racistas no lo saben que son racistas. Dan por entendido que la vida es así. Yo vi una novela un día que tenía tres personajes negros y le hago el comentario a una muchacha, le digo, coño, pero esta novela tiene este problema; los personajes más marginales son tres personajes negros y el resto del elenco es un elenco de clase media, y todos blancos, médicos, no sé qué y eso es un problema, hay un problema de racismo ahí. Y la chiquita me dice, la amiga, ¿no?, me dice: Coño, Gerardo, qué más tú quieres si hay tres.
Amaury. Sí, claro, claro, claro.
Gerardo. ¿Entiendes? Ya ese concepto, es un concepto eminentemente racista. Si hacen la película El color púrpura, por ejemplo, coño, todo el mundo es negro. Y ¿cuántas películas yo he visto que todo el mundo es blanco? Humphrey Bogart, toda la historia del cine todo el mundo es blanco y por ahí vienen todas esas cosas. Es una desventaja, más que falta de oportunidad, es una desventaja.
Amaury. Pero, ¿no será?, a ver, te voy a seguir provocando.
Gerardo. Sí, sí, dime.
Amaury. Porque, porque yo creo en ti. Por eso te invité, porque yo no te invité por negro, te invité por talentoso.
Gerardo. Está bien. Bueno, pero sería bueno también…
Amaury. …No, no, no. No, porque yo no voy a caer en esa trampa. Yo no voy a caer en la trampa de las cuotas. O sea, voy a llevar al programa a tantas mujeres, a tantos hombres.
Gerardo. A tantos negros.
Amaury. Y a tantos negros y a tantos blancos.
Gerardo. Porque los negros no tienen sexo.
Amaury. Exactamente, tú sabes que dicen los negros como una cosa general. Y a tantos campesinos, que también a veces son echados a menos, también son muchas veces relegados los campesinos. Yo he tenido guajiros en este programa…
Gerardo. …Los géneros, las minorías…
Amaury. …Las minorías de preferencias sexuales. Las minorías, que bueno, en este país no son tan minorías, vinculadas con los Abakkuá, los Ñáñigos, las religiones…
Gerardo. La religiones, exactamente.
Amaury. Es muy complicado. Pero ahora, yo pensaba en el desarrollo, o sea, los blancos fueron dominantes en esta parte del mundo durante un tiempo. Los negros vinieron a ser liberados como esclavos después. Es decir, cuando arrancó la carrera los blancos llevaban una ventaja.
Gerardo. Una ventaja.
Amaury. Una ventaja, o sea, es decir, que incluso cuando triunfa la Revolución y la dirección de la Revolución dice: todos somos iguales y se pone en la Constitución, es cierto que no arrancó pareja la carrera. ¿Tú crees que ese recorrido, que esa carrera, tú sientes que eso nunca se va a empatar?
Gerardo. No, no, de ninguna manera.
Amaury. Hay que hacerlo.
Gerardo. No, no, eso se va animando, se va animando. Lo que pasa es que se regenera, el racismo se regenera. Hay patrones de belleza que son, que están impuestos, que vienen de la cultura dominante blanca, eso todavía permanece. Mientras eso permanezca, hay una desventaja notable desde el punto de vista visual, y una imagen vale más que mil palabras. Así que si tú puedes estar dando un discurso sobre eso. Pero si después el patrón que tú impones de belleza es el patrón occidental, blanco, dominante, hay un rezago en relación a la raza nuestra.
Por otro lado si la raza nuestra no tiene con qué adecuarse a la época, peluquería, hablo de peluquería. Hablo de una orientación de la moda, etc., etc., etc., va a haber una desventaja en ese terreno, de la imagen.
Y ahí viene la cadena de causas y consecuencias que hace la diferencia. Nosotros debemos trabajar -yo pienso-, desde… porque para mí este tema del racismo es un tema cultural eminentemente”.
Si más comentarios, he aquí el porqué de “Pablo Milanés: ¿Una actitud obligatoria en Madrid y Miami?”.
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