Millones de personas en Asia y el oeste de los Estados Unidos fueron testigos del publicitado eclipse anular de Sol, en medio de sensaciones de toda índole dada la avalancha de malos augurios con que muchos medios de prensa, en su mayoría siguiendo una línea editorial poco responsable, acompañaron el maravilloso y a la vez extraño espectáculo de un "anillo de fuego" cruzando los cielos.
En términos espacio temporales, la alineación fue también protagonista de un acontecimiento singular pues virtualmente tuvo un "regreso en el tiempo": fue visto primero en la mañana del lunes en Asia y luego durante las últimas horas de la tarde del domingo en el occidente estadounidense.
Entre uno y otro punto geográficos, sobre una franja de la zona norte del Oceano Pacífico, fue visible el evento, que se produce cuando la Luna pasa por delante del Sol.
En dependencia del lugar y la forma en que queden alineados los astros, el eclipse puede ser total, parcial o anular, como en este caso del 20-21 de mayo, en que la sombra de la Luna no alcanzó a cubrir totalmente al Sol y la estrella centro de nuestro sistema luce entonces como un anillo luminoso. En esta ocasión, la Luna llegó a cubrir hasta un 94 por ciento del Sol.
La "trayectoria de anularidad", es decir la franja por la que pasó, tuvo 321 kilómetros de ancho pero atravesó varios importantes centros urbanos como Tokio (Japón); Medford (Oregón), Chico, (California), Reno (Nevada), Alburquerque (Nuevo México), y Lubbock, Texas.
En el área continental asiática el Museo Astronómico de Taipei abrió sus puertas antes del amanecer del lunes y el Museo Espacial de Hong Kong instaló telescopios con filtros solares fuera de su edificio en el paseo marítimo de Kowloon.
A las 07:30 hora local la capital nipona acogió, en un día parcialmente nublado, el eclipse, fenómeno que generó una gran expectación e hizo que muchos japoneses salieran a la calle para no perderse el fenómeno a pesar de que el evento fue transmitido en vivo por la televisión de Tokio, donde no se veía un eclipse solar desde 1839.
La interposición de la Luna entre el Sol y la Tierra pudo ser apreciada en gran parte de aquel país, y fue seguido en las principales ciudades del centro y la costa Este del archipiélago.
En los Estados Unidos, por su parte, miles de curiosos, especialmente en la zona occidental del país, se contagiaron con la "fiebre" del eclipse solar. Según Fred Espenak, experto del tema en la NASA, era la primera vez, en 18 años, que se veía un eclipse en el territorio continental de Norteamérica.
"La gente siempre piensa que los eclipses son extremadamente raros, pero ocurren al menos dos de ellos al año. Cada uno de estos eclipses anulares cubre una fracción muy pequeña de la superficie de la Tierra", señaló.
En declaraciones al diario Los Angeles Times el experto afirmó que el fenómeno no se repetirá en la zona por otros 59 años.
Según el diario, los próximos eclipses solares de gran significación ocurrirán en los años 2023, 2044, 2045 y 2071, año en el que la luna cubrirá hasta un 91 % de la superficie del Astro Rey.
Como ven, nada ocurrió más allá de los sucesos que usualmente se dan en un día normal y corriente, aunque en realidad, astronómicamente hablando, este no lo fue: nos dio la oportunidad de captar en varios puntos de la privilegiada zona del planeta, fotos espectaculares como estas que compartimos ahora con ustedes.
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