El diario británico The Guardian destaca en el artículo Cuba’s extraordinary global medical record shames the US blockade, publicado este miércoles por el columnista Seumas Milne, la capacidad humanitaria de Cuba y la acción de sus médicos en el combate a la epidemia de ébola que afecta a naciones del África occidental, en detrimento del presidente Barack Obama, que no levanta el bloqueo económico a la Isla y encima de ello envía soldados, al tiempo que desoye los urgentes llamados de la Organización Mundial de la Salud a contribuir con personal para atender enfermos.
Milne muestra la realidad de las necesidades médicas y económicas para enfrentar el virus del ébola. En este sentido, Milne comenta que "los EEUU y Gran Bretaña han enviado miles de tropas y, junto con otros países, prometieron ayuda que aún no se ha materializado".
En cambio refleja la situación cubana que con "solo una población de 11 millones, respondió de inmediato al llamado enviando primero que cualquiera un contingente de médicos y enfermeras (256 ya están en el campo), con otros 200 voluntarios en su camino.
Añade The Guardian que esa tradición de ayuda de emergencia se remonta a los primeros años de la Revolución cubana, y acota que en la actualidad hay 50 mil médicos y enfermeras que trabajan en 60 países. Acota el diario británico una cita del profesor canadiense John Kirk cuando dijo: "el internacionalismo médico cubano ha salvado millones de vidas". Pero -significa- esa solidaridad sin precedentes apenas ha sido reflejada en los medios occidentales de prensa.
Según la publicación, no es la primera vez que la Isla ha proporcionado la mayor parte de la asistencia médica después de un desastre humanitario. Recuerda que hace cuatro años, después del devastador terremoto en la empobrecida Haití, Cuba ordenó el mayor contingente médico, mientras a raíz del terremoto de 2005 en Cachemira, envió 2 mil 400 trabajadores de la salud a los lugares más intrincados de Pakistán, país al que donaron 32 hospitales de campaña y mil becas para estudiar médicina en la Isla.
Todo eso debía avergonzar a los políticos británicos y estadounidenses, y cita en ese sentido las recientes declaraciones del Secretario de Estado John Kerry, quien se vio obligado a describir como "impresionante" la aportación al combate contra el ébola del país al cual los EEUU han estado tratando de derrocar por más de medio siglo.
Según el columnista Milne, el internacionalismo es parte del ADN del cubano, y señala que lo que comenzó como un intento de extender la Revolución en los años 60 y luego se convirtió en apoyo militar decisivo por la liberación de Angola y contra el apartheid en los 80s, ahora se ha transformado en el proyecto de solidaridad médica más ambicioso del mundo.
Apunta que a pesar de todo ello la Isla sigue siendo asfixiada por el embargo comercial de Estados Unidos, que durante más de medio siglo se ha empecinado en mantener esa obsesiva política. Y acota que si Barack Obama quisiera hacer algo que valga la pena en sus últimos años como presidente, podría usar el rol de Cuba en el combate a la crisis de ébola como pretexto para una apertura que inicie el levantamiento del bloqueo y echar abajo los vientos guerreristas de desestabilización.
Refiere el comentario que el diario The New York Times publicó entre octubre y noviembre seis editoriales alabando la historia clínica global de Cuba, exigiendo el fin del embargo, atacando los esfuerzos estadounidenses para inducir a los médicos cubanos a desertar y llamando a un intercambio negociado de prisioneros.
Y significa que el presidente de los Estados Unidos tiene potestad ejecutiva para aflojar sustancialmente esa política obcecada y restaurar las relaciones diplomáticas con La Habana, proceso que, señala, podría empezar por la liberación de los tres agentes del grupo de los llamados Cinco de Miami, encarcelados por "espiar a grupos anticubanos vinculados con el terrorismo".
Añade Seumas Milne en su columna que el momento oportuno para esta apertura podría ser la Cumbre de las Américas del próximo mes de abril en Panamá, cita que los gobiernos latinoamericanos amenazaron con boicotear a menos que Cuba fuera invitada.
Y concluye que si de verdad el bloqueo fuera desmantelado, no sólo sería un reconocimiento a la justicia social y la solidaridad de Cuba, respaldada por la creciente confianza de una América Latina independiente, sino también una demostración de lo que puede lograrse cuando por delante de las ganancias corporativas se ponen los intereses de las personas. (Versión del texto original en inglés)
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