Jóvenes universitarios estadounidenses visitan ahora Cuba como parte del programa académico Semestre en el Mar. |
Mientras que viajar a Cuba por turismo continúa siendo técnicamente ilegal para los estadounidenses, las medidas aflojadas por el gobierno de (Barack) Obama permiten ahora una mayor variedad de los llamados intercambios culturales “pueblo a pueblo”, señaló el editorialista de NYT Ernesto Londoño, quien la semana pasada arribó a la capital cubana en viaje de trabajo.
Gracias a esos programas -estableció el periodista- más de 90 mil estadounidenses viajaron legalmente a Cuba en 2012 y 2013, más del doble que los registrados en 2008, cuando las reglas eran más estrictas.
Según estimados de funcionarios norteamericanos citados por Londoño -quien ha estado detrás de seis editoriales dedicados por NYT a Cuba entre octubre y noviembre últimos-, los cubanoamericanos visitaron la isla caribeña unas 500 mil veces en el último año, un número creciente de ellos, precisó, en itinerarios de ida y vuelta.
Sin embargo, el texto refiere que las sanciones de Estados Unidos contra Cuba -correspondientes a un bloqueo económico y financiero de más de medio siglo- han mantenido en niveles extraordinariamente altos los costos de viajes debido, en parte, a que las compañías estadounidenses no pueden emplear directamente a personas en la isla.
El editorialista de NYT -quien ha contactado con colegas y otros actores de la sociedad en La Habana- hizo notar además que de acuerdo con los términos del intercambio “pueblo a pueblo” los viajeros deben seguir itinerarios detallados, lo que excluye la aventura por cuenta propia y reduce la posibilidad de explorar la “floreciente escena” de negocios de iniciativa privada.
Un hombre de negocios estadounidense cargo de Cuba Education Travels, una de varias compañías con licencia para operar entre ambas naciones, dijo al periodista de NYT que el costo promedio de viajar al país caribeño bajo las reglas actuales es de 4 mil dólares a la semana.
En contraste -sostiene el artículo-, un ciudadano mexicano puede hacer un viaje similar por un cuarto de ese precio y además tiene la opción de quedarse en casa de algún cubano.
De acuerdo con la fuente citada por el editorialista de NYT, estos costos han hecho que la mayoría de los viajeros estadounidenses a la isla tiendan a ser más viejos y blancos.
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