A las 10:33 de la mañana del lunes comenzó la ceremonia oficial de la
reapertura de la Embajada de Cuba en la capital de los Estados Unidos. Pegado a la pantalla y con los cuatro pelos de la nuca crispados por la emoción, seguí la Marcha de la Bandera a cargo de nuestro marcial Batallón de Ceremonias, encargado del izamiento de la enseña patria. A seguidas, el Himno de Perucho colmó el éxtasis del ambiente.
Gritos de ¡Viva Cuba!¡Viva Fidel!¡Viva Raúl! se escucharon durante el
emotivo suceso ocurrido en el corazón de Washington.
Más de 700 invitados acudieron al edificio de la Embajada cubana,
entre ellos la subsecretaria de Estado Roberta Jacobson, que encabezó la
delegación estadounidense durante los seis meses de negociaciones que
condujeron al anuncio del 1 de julio sobre la reapertura de embajadas. También acudieron congresistas, representantes de las Secretarías de
Comercio, Agricultura y otras, así como intelectuales y otras
personalidades norteamericanas.
En el salón de protocolo del segundo piso del edificio, el Ministro
de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, habló a los
asistentes y al mundo.
El canciller de la Revolución fue enfático: "hoy se abre la oportunidad de
empezar a trabajar para fundar unas relaciones bilaterales nuevas y
distintas a todo lo anterior", mientras en otro momento ratificaba el
ánimo de trabajar "desde esta Embajada (...) para fomentar las
relaciones y los vínculos amistosos entre nuestros pueblos".
A continuación los textos íntegros de su intervención tanto en español como en idioma inglés:
Excma. Sra. Roberta Jacobson, secretaria de Estado Adjunta y señores
funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos que la acompañan:
Honorables Miembros del Congreso:
Estimados Representantes de las Organizaciones, Movimientos e
Instituciones estadounidenses que han realizado ingentes esfuerzos por
el cambio de política hacia Cuba y el mejoramiento de las relaciones
bilaterales:
Estimados Representantes de las Organizaciones y Movimientos de la emigración patriótica:
Excelentísimos Sres. Embajadores:
Compañeros de la Delegación Cubana:
Encargado de negocios José Ramón Cabañas, funcionarios y trabajadores de la Embajada de Cuba:
Estimadas amigas y amigos:
La bandera que honramos a la entrada de esta sala es la misma que
aquí fue arriada hace 54 años, conservada celosamente en la Florida por
una familia de libertadores y luego por el Museo de nuestra ciudad
oriental de Las Tunas, como anticipación de que este día tendría que
llegar.
Ondea nuevamente en este lugar la bandera de la estrella solitaria
que encarna la generosa sangre derramada, el sacrificio y la lucha más
que centenaria de nuestro pueblo por la independencia nacional y la
plena autodeterminación, frente a los más graves desafíos y peligros.
Rendimos homenaje a todos los que cayeron en su defensa y renovamos
el compromiso de las generaciones presentes y, con absoluta confianza en
las que vendrán, de servirla con honor.
Invocamos la memoria de José Martí, quien vivió consagrado a la lucha
por la libertad de Cuba y conoció profundamente los Estados Unidos. En
sus “Escenas Norteamericanas”, nos dejó una nítida descripción de la
gran nación del norte y el elogio de lo mejor de ella. También, nos legó
la advertencia de su desmedida apetencia de dominación que toda una
historia de desencuentros ha confirmado.
Hemos llegado aquí gracias a la conducción firme y sabia del líder
histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, a cuyas ideas
siempre guardaremos lealtad suprema. Recordamos su presencia en esta
ciudad, en abril de 1959, para promover relaciones bilaterales justas y
su sincero homenaje a Lincoln y Washington. Los propósitos que
tempranamente lo hicieron venir, son los que hemos intentado en estas
décadas y coinciden exactamente con los que nos proponemos hoy.
Muchos en esta sala, políticos, periodistas, personalidades de las
letras o las ciencias, estudiantes, activistas sociales estadounidenses,
atesoran infinitas horas de enriquecedora conversación con el
Comandante que les permitieron comprender mejor nuestras razones,
objetivos y decisiones.
Este acto ha sido posible por la libre e inquebrantable voluntad, la
unidad, el sacrificio, la abnegación, la heroica resistencia y el
trabajo de nuestro pueblo, y por la fuerza de la Nación y la cultura
cubanas.
Varias generaciones de la diplomacia revolucionaria confluyeron en
este esfuerzo y entregaron sus mártires. El ejemplo y el verbo
trepidante de Raúl Roa, el Canciller de la Dignidad, continúan animando
la política exterior cubana y estarán en el recuerdo de los más jóvenes y
de los futuros diplomáticos.
Soy portador de un saludo del Presidente Raúl Castro, expresión de
buena voluntad y de la sólida decisión política de avanzar, mediante el
diálogo basado en el respeto mutuo y la igualdad soberana, hacia una
convivencia civilizada, aun dentro de las diferencias entre ambos
gobiernos, que favorezca la solución de los problemas bilaterales,
promueva la cooperación y el desarrollo de vínculos mutuamente
ventajosos como desean y merecen ambos pueblos.
Sabemos que ello sería una contribución a la paz, el desarrollo, la
equidad y la estabilidad del continente, al ejercicio de los propósitos y
principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en la
Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en la
II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en La
Habana.
Con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la
reapertura de Embajadas, culmina hoy una primera etapa del diálogo
bilateral y se abre paso al complejo y seguramente largo proceso hacia
la normalización de las relaciones bilaterales.
Es grande el desafío porque nunca ha habido relaciones normales entre
los Estados Unidos de América y Cuba pese a un siglo y medio de
intensos y enriquecedores vínculos entre los pueblos.
La Enmienda Platt, impuesta en 1902 bajo ocupación militar, cercenó
un esfuerzo libertador que había contado con la participación o la
simpatía de no pocos ciudadanos norteamericanos y dio origen a la
usurpación de territorio cubano en Guantánamo. Sus nefastas
consecuencias marcaron indeleblemente nuestra historia común.
En 1959, Estados Unidos no aceptó la existencia de una pequeña y
vecina isla totalmente independiente y unos años después, aun menos, la
de una Revolución socialista que tuvo que defenderse, y desde entonces,
encarna la voluntad de nuestro pueblo.
Cito la historia para afirmar que hoy se abre la oportunidad de
empezar a trabajar para fundar unas relaciones bilaterales nuevas y
distintas a todo lo anterior. Para ello, el gobierno cubano compromete
toda su voluntad.
Solo la eliminación del bloqueo económico, comercial y financiero que
tanto daño y privaciones ocasiona a nuestro pueblo, la devolución del
territorio ocupado en Guantánamo y el respeto a la soberanía de Cuba
darán sentido al hecho histórico que estamos viviendo hoy.
Cada paso que se avance contará con el reconocimiento y la favorable
disposición de nuestro pueblo y gobierno, y recibirá seguramente el
aliento y el beneplácito de la América Latina y el Caribe y del mundo.
Ratificamos la voluntad de Cuba de avanzar hacia la normalización de
las relaciones con los Estados Unidos, con ánimo constructivo, pero sin
menoscabo alguno a nuestra independencia, ni injerencia en asuntos que
pertenecen a la exclusiva soberanía de los cubanos.
Persistir en objetivos obsoletos e injustos y solo proponerse un mero
cambio en los métodos para conseguirlos, no hará legítimos aquellos ni
ayudará al interés nacional de los Estados Unidos ni al de sus
ciudadanos. Sin embargo, si así ocurriera, estaríamos dispuestos a
aceptar ese desafío.
Acudiremos a este proceso, como escribiera el presidente Raúl Castro
en su carta del 1ro. de julio al Presidente Barack Obama, “animados por
la intención recíproca de desarrollar relaciones respetuosas y de
cooperación entre nuestros pueblos y gobiernos”.
Desde esta Embajada, continuaremos trabajando con empeño para
fomentar las relaciones culturales, económicas, científicas, académicas y
deportivas, y los vínculos amistosos entre nuestros pueblos.
Trasmitimos el respeto y reconocimiento del gobierno cubano al
Presidente de los Estados Unidos por su llamado al Congreso a levantar
el bloqueo y por el cambio de política que ha enunciado, en particular
por la disposición que ha expresado de ejercer sus facultades ejecutivas
con ese propósito.
Recordamos especialmente la decisión del Presidente Carter de abrir Secciones de Intereses respectivas en septiembre de 1977.
Me complace agradecer al gobierno de la Confederación Suiza por su
representación de los intereses cubanos durante los últimos 24 años.
En nombre del Gobierno y del pueblo de Cuba, deseo expresar nuestra
gratitud a los miembros del Congreso, académicos, líderes religiosos,
activistas, grupos de solidaridad, empresarios y tantos ciudadanos
estadounidenses que se esforzaron a lo largo de muchos años para hacer
llegar este día.
A la mayoría de los cubanos residentes en los Estados Unidos, que han
defendido y reclaman una relación diferente de este país con nuestra
Nación, expresamos reconocimiento. Nos han dicho, conmovidos, que
multiplicarán sus esfuerzos, leales a la tradición de la emigración
patriótica que sirvió de sustento a los ideales de independencia.
Expresamos gratitud a nuestros hermanos latinoamericanos y caribeños,
que han estado de manera decisiva junto a nuestro país y reclamaron un
nuevo capítulo en las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, al
igual que lo hicieron con extraordinaria constancia muchísimos amigos en
todo el mundo.
Reitero nuestro reconocimiento a los gobiernos, aquí representados
por el Cuerpo Diplomático, que con su voz y voto en la Asamblea General
de las Naciones Unidas y en otros ámbitos dieron una contribución
decisiva.
José Martí organizó desde aquí el Partido Revolucionario Cubano para
conquistar la libertad, toda la justicia y la dignidad plena de los
seres humanos. Sus ideas, reivindicadas heroicamente en el año de su
Centenario, siguen siendo la esencial inspiración en este camino que
nuestro pueblo, soberanamente, ha escogido.
Muchas gracias.
STATEMENT BY BRUNO RODRÍGUEZ
PARRILLA, MINISTER OF FOREIGN AFFAIRS OF THE REPUBLIC OF CUBA, AT THE
CEREMONY TO RE-OPEN THE CUBAN EMBASSY IN THE UNITED STATES. WASHINGTON,
JULY 20, 2015.
Her Excellency Mrs. Roberta Jacobson, Assistant Secretary of State;
Officials of the US Government accompanying her;
Honorable members of Congress;
Esteemed Representatives of the US Organizations, Movements and
Institutions who have made huge efforts in favor of the change of the US
Cuba policy and the improvement of bilateral relations;
Esteemed Representatives of the Organizations and Movements of the patriotic emigration;
Distinguished Ambassadors;
Comrades of the Cuban Delegation;
José Ramón Cabañas, Chargé D’ Affairs;
Officials and workers of the Cuban Embassy;
Esteemed friends;
The flag that we revere at the entrance of this room is the same that
was hauled down here 54 years ago, which was zealously kept in Florida
by a family of liberators and later on by the Museum of our eastern city
of Las Tunas, as a sort of premonition that this day would certainly
come.
Flying once again in this place is the lone-star flag which embodies
the generous blood that was shed, the sacrifices made and the struggle
waged for more than one hundred years by our people for their national
independence and full self-determination, facing the most serious
challenges and risks.
Today we pay homage to all those who died in its defense and renew
the commitment of the present generations, fully confident on the newer
ones, to serve it with honor.
We evoke the memory of José Martí, who was fully devoted to the
struggle for the freedom of Cuba and managed to get a profound knowledge
about the United States: In his “North American Scenes” he made a vivid
description of the great nation to the North and extolled its virtues.
He also bequeathed to us a warning against its excessive craving for
domination which was confirmed by a long history of disagreements.
We’ve been able to make it through this date thanks to the firm and
wise leadership of Fidel Castro Ruz, the historic leader of the Cuban
Revolution, whose ideas we will always revere with utmost loyalty. We
now recall his presence in this city, in April of 1959, with the purpose
of promoting fair bilateral relations, as well as the sincere tribute
he paid to Lincoln and Washington. The purposes that brought him to this
country on such an early time are the same that have pursued throughout
these decades and coincide exactly with the ones that we pursue today.
Many in this room, whether politicians, journalists, outstanding
personalities in the fields of arts or sciences, students or American
social activists, have been able to treasure unlimited hours of
enriching talks with the Commander, which allowed them to have a better
understanding of our reasons, goals and decisions.
This ceremony has been possible thanks to the free and unshakable
will, unity, sacrifice, selflessness, heroic resistance and work of our
people and also the strength of the Cuban Nation and its culture.
Several generations of the revolutionary diplomacy have converged in
this effort and offered their martyrs. The example and vibrant speech of
Raúl Roa, the Chancellor of Dignity, have continued to inspire Cuba’s
foreign policy and will remain forever in the memory of the younger
generations and future diplomats.
I bring greetings from President Raúl Castro, as an expression of the
good will and sound determination to move forward, through a dialogue
based on mutual respect and sovereign equality, to a civilized
coexistence, even despite the differences that exist between both
governments, which makes it possible to solve bilateral problems and
promote cooperation and the development of mutually beneficial
relations, just as both peoples desire and deserve.
We know that this would contribute to peace, development, equity and
stability in the continent; the implementation of the purposes and
principles enshrined in the UN Charter and in the Proclamation of Latin
America and the Caribbean as a Zone of Peace, which was signed at the
Second Summit of the Community of Latin American and Caribbean States
held in Havana.
Today, the re-establishment of diplomatic relations and the
re-opening of embassies complete the first stage of the bilateral
dialogue and pave the way to the complex and certainly long process
towards the normalization of bilateral relations.
The challenge is huge because there have never been normal relations
between the United States of America and Cuba, in spite of the one and a
half century of intensive and enriching links that have existed between
both peoples.
The Platt Amendment, imposed in 1902 under a military occupation,
thwarted the liberation efforts that had counted on the participation or
the sympathy of quite a few American citizens and led to the usurpation
of a piece of Cuban territory in Guantánamo. Its nefarious consequences
left an indelible mark in our common history.
In 1959, the United States refused to accept the existence of a fully
independent small and neighboring island and much less, a few years
later, a socialist Revolution that was forced to defend itself and has
embodied, ever since then, our people’s will.
I have referred to History to reaffirm that today an opportunity has
opened up to begin working in order to establish new bilateral
relations, quite different from whatever existed in the past. The Cuban
government is fully committed to that.
Only the lifting of the economic, commercial and financial blockade
which has caused so much harm and suffering to our people; the return of
the occupied territory in Guantánamo and the respect for Cuba’s
sovereignty will lend some meaning to the historic event that we are
witnessing today.
Every step forward will receive the recognition and the favorable
acceptance of our people and government, and most certainly the
encouragement and approval of Latin America and the Caribbean and the
entire world.
We reaffirm Cuba’s willingness to move towards the normalization of
relations with the United States in a constructive spirit, but without
any prejudice whatsoever to our independence or any interference in the
affairs that fall under the exclusive sovereignty of Cubans.
To insist in the attainment of obsolete and unjust goals, only hoping
for a mere change in the methods to achieve them will not legitimize
them or favor the national interest of the United States or its
citizens. However, should that be the case, we would be ready to face
the challenge.
We will engage in this process, as was written by President Raúl
Castro in his letter of July 1st to President Obama, “encouraged by the
reciprocal intention of developing respectful and cooperative relations
between our peoples and governments.”
From this Embassy, we will continue to work tirelessly to promote
cultural, economic, scientific, academic and sports relations as well as
friendly ties between our peoples.
We would like to convey the Cuban government’s respect and
recognition to the President of the United States for urging the US
Congress to lift the blockade as well as for the change of policy that
he has announced, but in particular for the disposition he has showed to
make use of his executive powers for that purpose.
We are particularly reminded of President Carter’s decision to open the respective Interests Sections back in September of 1977.
I am pleased to express my gratitude to the Government of the Swiss
Confederation for having represented the Cuban interests for the last 24
years.
On behalf of the Government and the people of Cuba, I would like to
express our gratitude to the members of Congress, scholars, religious
leaders, activists, solidarity groups, business people and so many US
citizens who worked so hard for so many years so that this day would
come.
To the majority of Cubans residing in the United States who have
advocated and called for a different kind of relation of this country
with our Nation, we would like to express our recognition. Deeply moved,
they have told us that they would multiply their efforts and will
remain faithful to the legacy of the patriotic emigration that supported
the ideals of independence.
We would like to express our gratitude to our Latin American and
Caribbean brothers and sisters who have resolutely supported our country
and called for a new chapter in the relations between the United States
and Cuba, as was done, with extraordinary perseverance, by a lot of
friends from all over the world.
I reiterate our recognition to the governments represented here by
the Diplomatic Corps, whose voice and vote at the UN General Assembly
and other fora made a decisive contribution.
From this country José Martí organized the Cuban Revolutionary Party
to conquer freedom, all the justice and the full dignity of human
beings. His ideas, which were heroically vindicated in his centennial
year, continue to be the main inspiration that moves us along the path
that our people have sovereignly chosen.
Thank you, very much.
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