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lunes, 25 de abril de 2011

Día Mundial de la Malaria: Apuntes cubanos desde Ghana

La malaria o paludismo arrebata cada año
más vidas que el SIDA y menoscaba la
salud y economía de muchos pueblos.
Cuba es territorio libre de la enfermedad hace más de cuatro décadas

Dr. Felipe Delgado Bustillo (*)

Lo que fue el “Día de la malaria en África”, a celebrarse cada 25 de abril devino hace tres años con justeza para todo el orbe en el “Día mundial de la malaria”. Se celebra hoy en todo el mundo, pero debería ser el “Día mundial contra la malaria” pues en mi percepción como la de muchos otros, no es “el día de ella” es el “día contra ella”. Al margen de esta opinión de un epidemiólogo cubano -que la lucha es contra las enfermedades- ciertamente es un día de gran importancia para toda la humanidad pues la terrible enfermedad arrebata cada año más vidas que el SIDA y menoscaba la salud y economía de muchos pueblos. Es un día que se hace emblema para sensibilizar inteligencias y buscar recursos.
Estadísticas y cifras le dan a la malaria o paludismo una personalidad aterradora: Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se diagnostican en el mundo más de 200 millones de enfermos y más de dos millones de personas mueren víctimas de ella, la mayoría menores de cinco años. Que afecta a la población más pobre de 107 países sobre todo de África, América Latina y Asia es otra credencial que ha hecho que gobiernos, agencias internacionales, organizaciones no gubernamentales y comunidades hayan establecido un frente común para combatirla con nuevas y más potentes drogas, educación sanitaria, mosquiteros impregnados con insecticidas, saneamiento ambiental y lucha contra el mosquito transmisor con sustancias químicas y productos biológicos.
Por cierto una semanas atrás por la red de redes circulaba la pregunta de ¿quién ha sido el mayor asesino de la humanidad? Y en la respuesta donde se citaban genocidas y criminales notorios que recoge la historia de la humanidad el número uno lo tenía el vector de la malaria: el mosquito anofeles hembra.

Cuba contra la malaria

Cuba erradicó la enfermedad en 1966. La lucha titánica de la sanidad cubana desde el mismo triunfo de la Revolución contra el mal es hoy objeto de reconocimiento pues en la geografía de nuestro archipiélago, junto con la presencia del mosquito anofeles albimanus, están todas las condiciones ecológicas para la transmisión de la enfermedad: humedad, temperatura y sitios para los criaderos. Por ello después de erradicada se imponía un estricto control en nuestra fronteras (control de viajeros, control de enfermos y febriles) y ha sido desde entonces la vigilancia epidemiológica  y el control sanitario internacional la salvaguarda de todo el pueblo cubano como tarea prioritaria del Ministerio de Salud Pública. Prevenir antes que curar. Hoy Cuba continua libre de malaria o paludismo.
Pero no solo nos mantuvimos en esa lucha dentro de las fronteras de la Mayor de la Antillas, pues la experiencia acumulada y los conocimientos adquiridos y enriquecidos sirvieron para brindar ayuda solidaria y técnica a muchos países del tercer mundo. Y ayudando  aprendimos más para beneficio de otros pueblos y el nuestro.
De tal manera muchos médicos, epidemiólogos, expertos y especialistas criollos han dado una notable contribución en este campo en muchos confines del mundo tercermundista en los casi 50 años de cooperación médica internacional.
En la República de Ghana, donde anualmente algo más de un millón de personas enferman y más de 4 mil mueren, la mayoría niños, hay una doble cooperación cubana en el combate contra la mortal enfermedad. Hace más de 4 años la empresa LABIOFAM (Laboratorios Biológicos y Farmacéuticos) brinda asistencia técnica al Ministerio de Salud nativo en la lucha directa contra el mosquito vector empleando medios biológicos -los más inocuos- de producción criolla teniendo resultados concretos y efectivos para beneficio del pueblo ghanés. Por ello el proyecto que comenzó por la región de la capital nacional  ya está extendido a otras dos de alta densidad poblacional y próximamente se implementará en el resto de las regiones del país. LABIOFAM se encuentra presente en muchos otros países africanos en ese combate por la vida. Por su parte la Brigada Médica, que está distribuida en 59 hospitales, la mayoría distritales y ubicados en áreas rurales y remotas, presta atención calificada cada año, con sus casi 200 médicos, a un millón y medio de personas. Las estadísticas de la Brigada reportan que en ese periodo se salvan más de 50 mil vidas, muchas de ellas en enfermos aquejados por malaria pues el 70 % de los casos atendidos portan el parásito de la enfermedad.

La malaria vista como negocio turbio

Nuestro mundo actual tiene muchas buenas experiencias de humanismo y filantropía, de buenas voluntades y asignación de valiosos recursos, pero desafortunadamente la enfermedad ha constituido fuente de riquezas para compañías productoras de medicamentos e insecticidas y para funcionarios corruptos e inescrupulosos.
Me correspondió a finales de los 80 fungir como epidemiólogo, junto con otro colega, para luchar contra la enfermedad en una remota zona de un país asiático donde cada año 600 mil nativos enferman y miles mueren. País isleño, con fronteras marítimas y aeroportuarias por lo tanto con posibilidades parecidas a las de Cuba para controlar la enfermedad y quizás para eliminarla como serio problema de salud. Con dedicación y entusiasmo realizamos un estudio concienzudo desde todos los puntos de vista: médico, epidemiológico, lucha anti vectorial  y de administración de recursos y servicios. Hicimos recomendaciones y entregamos las propuestas para su implementación pues para eso nos habían convocado. Al cabo de las semanas un amigo nativo, vinculado a las autoridades del Programa Nacional Antimalárico y que encomió el trabajo, nos confesó que el mismo estaba engavetado. El Jefe del programa no tenía interés en que el statu quo cambiara: él tenía que realizar sus tres viajes anuales a Estados Unidos de Norteamérica, a Tampa, a la International Chemical Coorporation (ICI) a comprar los insecticidas. ICI le costeaba los viajes, le asignaba viáticos extras y hacia regalos a todos los miembros de la familia. Tenía que mantener sus “entradas”. Fue una triste realidad que chocó con los principios y valores que nos inspiraban.
Es una meta de los Objetivos de Milenio para el 2015 llevar las enfermedad en el mundo a niveles que dejen de ser un problema para los pueblos afectados. Guerras fratricidas, invasiones extrañas, funcionarios corruptos, incompetencia  e indolencia más resistencia del parásito y del mosquito vector a dejarse matar son circunstancias que lo están impidiendo. Mientras, los científicos y estudiosos siguen a la caza, a la búsqueda, al descubrimiento de una vacuna que pare la enfermedad que azota a la humanidad desde sus mismos orígenes.


(*) El autor, epidemiólogo, es jefe de la Misión Médica Cubana en Ghana





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