Thierry Meyssan y Mahdi Darius Nazemroaya. |
Supuestos corresponsales estadounidenses alojados en la instalación han dado la orden para disparar y eliminarlos. ¿Razones?
Quieren acallarlos. Como parte de un equipo de investigadores dirigidos por la Red Voltaire, estos avezados profesionales acumulan un trabajo de dos meses de cobertura periodística sobre el verdadero carácter de la agresión de la OTAN contra Libia, y lógicamente sus conclusiones difieren bastante de la presentada por la mayoría de los medios occidentales, plegados a la campaña mediática en torno a la situación real que vive la nación norafricana.
Mientras las transnacionales de la información insisten en hacer ver los sucesos en Libia como resultante de una rebelión popular y se ciñen a esa versión mediatizada, Meyssan y Nazemroaya, ambos con experiencia en la denuncia sin cortapisas del trasfondo de otros conflictos (Irak, Afganistán, el diferendo israelo-palestino e Irán), han puesto el dedo en la llaga al presentar a los ojos de la opinión pública internacional la agresión a Libia como lo que es: una operación militar clásica encargada a la Alianza Atlántica por mandato de la ONU (bajo supuesto estandarte humanitario), y detrás de la cual se mueven intereses espurios de Estados Unidos y otras naciones occidentales.
El diferendo tribal fue no más que el pretexto para iniciar la aventura bélica en marzo del corriente año. Del resto se encargaron Estados Unidos y la OTAN azuzados por viejos correligionarios de negocios del que ahora catalogan como sangriento dictador Muammar Al Gadaffi: léase Francia, Reino Unido, Italia...
De cualquier manera, los periodistas, como mismo el personal de la Cruz Roja Internacional, desarrollan labor civil en las zonas de conflicto y su integridad debe ser respetada independientemente de su posición política, pues así lo refrendan tratados y acuerdos para el ejercicio de esas riesgosas profesiones.
Hasta este momento cinco estados han ofrecido protección diplomática a Meyssan y Nazemroaya. Pero el hotel y las embajadas están rodeadas con el fin de hacer imposible el acceso, de manera que, conociendo el carácter de la amenaza que pesa contra ambos, queda la posibilidad de su exposición a supuestas "balas perdidas".
Los gremios de periodistas de todo el planeta y todas las personas honestas del mundo deben alzar sus voces para garantizar la seguridad de estos colegas.
A modo de botón de muestra, les dejo con el más reciente despacho enviado por Thierry Meissan a su redacción central hace menos de 24 horas, donde denuncia el desembarco de oficiales de la OTAN al frente de grupos yidahistas de Al Qaeda. Lo pueden leer en el siguiente enlace: Matanza de la OTAN en Trípoli. De paso échenle un vistazo al resto de sus entregas desde Trípoli para que se enteren de asuntos sobre los cuales la prensa occidental jamás escribió ni una sola línea.
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