Ningún dinero del mundo paga el horror de los años de encierro en la ilegal cárcel de Guantánamo. |
La nota circula desde hace varias horas en la red de redes: al menos 16 ciudadanos británicos que permanecieron detenidos sin causa en la cárcel estadounidense en Guantánamo, territorio arrebatado ilegalmente a Cuba, recibieron indemnizaciones de parte los servicios de Seguridad y de Inteligencia del Reino Unido.
Luego de los supuestos atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las torres del World Trade Center de Nueva York (al menos el autor suscribe la tesis de la autoagresión), decenas de subditos de la corona inglesa fueron detenidos como parte de la ofensiva contra el terrorismo, y luego, según sus denuncias, torturados o transferidos a cárceles secretas en terceros países con la complicidad de la Agencia central de Inteligencia (CIA), de EEUU, y los departamentos británicos M15 y M16.
Según ha trascendido, estas personas recibieron indemnizaciones valoradas en cerca de 12 millones de libras esterlinas, unos 13,7 millones de euros, después de que interpusieran una demanda ante los tribunales contra el Gobierno del primer ministro David Cameron.
El Ejecutivo británico declinó ofrecer pormenores sobre las razones legales de los acuerdos alcanzados con los antiguos detenidos, precisa Europa Press. Sin embargo, ni esta agencia u otro medio de la gran prensa han cuestionado lo esencial: el gobierno pretende "limpiarse" las manos de este turbio asunto con apenas el pago de 750 mil libras por detenido, aunque a la larga ningún dinero del mundo puede restañar los daños morales y síquicos a consecuencia de los años de incertidumbre, terror y torturas a que fueron sometidas estas personas, amén del limbo legal en el que permanecieron todo ese tiempo.
La primera noticia de imitar a Poncio Pilatos se remonta a noviembre de 2010. En esa fecha el ministro de Justicia del Reino Unido, Kenneth Clark, manifestó la intención durante una comparecencia ante la Cámara de los Comunes (de Diputados).
A inicios de ese propio año el primer ministro David Cameron había ordenado la apertura de una investigación debido a las acusaciones interpuestas contra los servicios de seguridad por su implicación en actos de tortura a detenidos sospechosos de terrorismo en el extranjero.
Organizaciones defensoras de derechos humanos critican al gobierno que aceptó los elogios por poner finalmente en marcha la pesquisa pública, pero la iniciativa es calificada como insuficiente, amén de que sus resultados parciales marginan a las víctimas.
Varios abogados de los ex detenidos en Guantánamo expresaron su desacuerdo de formar parte de la citada investigación, bajo el argumento de que ésta, primero que todo, no satisface el artículo tres de la Convención europea de derechos humanos, sobre la prohibición de cualquier forma de tortura.
Los miembros de la defensa también critican el procedimiento de la pesquiza, pues las víctimas no están facultadas para hacer preguntas ni tampoco ver, u oír a testigos o pruebas presentadas en sesiones secretas, por lo cual ni siquiera quedará claro si la persona interrogada es la correcta.
Sin duda, el procedimiento "huele mal". Todo apunta a que puede tratarse de un show montado por el gobierno para "quedar bien" a los ojos de los demandantes y grupos fiscalizadores de los derechos de estas personas.
Para hacer más sospechosa la maniobra, está el cierre a rajatabla: un portavoz de Downing Street, residencia oficial de los primeros ministros británicos, declaró que la pesquisa continuará su curso pese a la postura de los denunciantes.
A todas luces, un llamado a que los ex detenidos en Guantánamo saquen la conclusión de que vale más pájaro en mano que cien volando, y hagan conciencia de que ni esta ni nuevas denuncias alterarán la paz y la cotidianidad en Buckingham Palace.
Borrón y cuenta nueva, qué otra cosa esperar del principal aliado de Estados Unidos en la "cruzada internacional contra el terror", traducida hasta ahora en pírricas guerras imperialistas por petróleo al precio de decenas de miles de víctimas, la mayoría inocentes ajenos a los conflictos. Si no, que lo digan la gente de Irak, Afganistán, Libia...
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