Manuel Benítez del Río
Lo cierto es que con el aplauso de los diputados del Partido Popular, mari-Ano Rajoy, sacó el hacha de la guerra y recortó por todos lados. ¿Por todos...?
No, hombre no, por todos lados no. Pero son tantos los afectados por los recortes desde que el PP llegó al Gobierno que es más fácil contar quiénes se siguen salvando de los tijeretazos.
En primer lugar la Iglesia Católica. Al principio de su mandato, mari-Ano aprobó un recorte de 8 mil 900 millones con el que pedía a los ciudadanos “grandes esfuerzos”, pero al mismo tiempo publicaba en el Boletín Oficial del Estado (BOE) que iba a adelantar 13 millones de euros al mes para la institución religiosa en concepto de Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF).
Según cálculos generosos, cada año la Iglesia Católica recibe unos 6 mil millones de euros del Estado español en virtud del Concordato con el Vaticano, aunque otros cálculos elevan esa cifra a 10 mil millones.
Hasta el momento el Gobierno sigue negándose a eliminar a la Iglesia Católica la exención por la que no paga el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI).
Según Europa Laica, este regalo supone cada año entre 2 mil y 3 mil millones de euros. Otro beneficio que ha saltado a la luz, gracias al ladrón del Códice Calixtino en la catedral de Santiago de Compostela, es la enorme cantidad de dinero libre de impuestos que recauda la Iglesia con el famoso cepillo.
Se estima que sólo en la Catedral de Santiago de Compostela lo recaudado supera los cuatro millones de euros/año. Todo sin declarar. Bien lo dice el viejo refrán: "Haz lo que yo digo... pero no lo que yo hago". Y yo añado: pero sobre todo cree en Dios, hijo, cree en Dios.
El affaire con la Iglesia no para ahí. Los profesores de los centros públicos sufren desde hace meses los recortes en sus comunidades y ahora verán cómo también desaparece su paga de Navidad.
Mientras, además, el Estado paga a la Iglesia Católica cada año 109 millones de euros por concepto de salario a los docentes de Religión que enseñan la historia del Catolicismo en los colegios públicos y no en los templos.
La cantidad se acerca al recorte hecho a la minería, que ha provocado la Marcha Negra, a la que el pueblo ha apoyado desde que salieron de León; el pasado lunes cruzaron por Villalba y quienes estábamos en ese pueblo nos lanzamos a la calle junto a los hombres del carbón.
Pero en otro orden de cosas, hoy seguimos igual que ayer: las grandes fortunas no sólo no sufren los recortes de mari-Ano Rajoy sino que, si han cometido el delito de evadir impuestos, se les premia con un gravámen ventajoso gracias a una ominosa amnistía fiscal.
El Gobierno se niega a crear un impuesto a las grandes fortunas, como acaba de hacer el presidente francés, François Hollande.
Tampoco ha querido subir los impuestos a las SICAV (sigla de sociedades de inversión colectiva de capita variable), esa especie de paraíso fiscal al que los millonarios españoles pueden acogerse y que pagan un 1 %.
Con el tijeretazo de ayer, los parados cobrarán de prestación casi un 20 % menos que ahora a partir del sexto mes.
Los funcionarios perderán más del 7 % de su sueldo, a lo que sumará el 5 % ya recortado por Zapatero, pues dondequiera cuecen habas y ya lo he dicho otras veces: aquí to´los políticos mienten.
Los jubilados tendrán que pagar un 10 % por sus medicamentos que antes no pagaban y el resto de enfermos, un 10 % más...
Mientras, la Casa Real se escapa del hachazo y sigue igual que cuando mari-Ano recortó su presupuesto... ¡un 2 %! ¡HP!
Y eso es sólo en la asignación salarial, pero no cuentan la mayoría de gastos de la Monarquía, que van camuflados en los gastos de diversos ministerios.
Muchísimos diputados y líderes de partidos centraron millones de miradas por su encendida crítica a los recortes presentados en el Congreso de los Diputados por mari-Ano.
Gracias a sus intervenciones en el Parlamento, ocuparon durante todo el día los puestos más altos de lo más comentado en Trending Topic.
Discursos en los que, entre otras cosas, criticaron que "no hayamos oído nada" de recortar a la Iglesia, ni a la Casa Real o las grandes fortunas, mientras que funcionarios, parados, jubilados... ya han conocido en carne propia las perrerías del mari-Ano.
Acabo de recibir par de llamadas de dos conocidos que dieron su voto al PP, a Rajoy. El primero de ellos me invitaba a presentarnos en el Parlamento y volarle encima a mari-Ano. El segundo llamaba a lanzarnos todos "a la calle, de una puta vez".
Seguiré reportando.
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