Uno de los editoriales de El País del pasado martes 16 de octubre de 2012 lleva por título “Sentencia en Bayamo”. De subtítulo: “La rebaja de la pena pedida por el fiscal debe facilitar que Carromero pueda salir de Cuba”.
El texto no empieza mal del todo, no es inicialmente beligerante. La condena por un tribunal cubano a cuatro años de cárcel, señala, “a Ángel Carromero por homicidio involuntario zanja procesalmente la suerte del joven dirigente del PP, aunque la sentencia es teóricamente recurrible”. La rebaja en tres años de la “desproporcionada” pena solicitada por el fiscal podría ser interpretada como un gesto de buena voluntad.
Luego, como suele ocurrirles, se cruzan los cables y vuelven los aires marciales anticubanos y anticastristas de siempre con referencia directa, como casi siempre, a su ombligo y a sus colaboradores en la isla. Ya estamos acostumbrados.
Por lo demás, Carromero ha estaba en prisión provisional desde el pasado 22 de julio. Ha esperado, pues, menos de tres meses para conocer la sentencia. Si pensamos en el tempo judicial de nuestro desarrollado país, ese que va dando lecciones a todo el mundo que se preste, parece imposible.
Este es el tono del editorial. Pero la noticia es motivo de primera plana y de dos páginas interiores. Aquí la cosa es peor.
En primera página el titular reza así: “Cuba impone a Carromero cuatro años de cárcel por homicidio”. ¿Cuba ha impuesto años de cárcel? ¿Cómo puede ser eso? ¿Podemos imaginarnos un titular que afirme que “España ha impuesto diez años de cárcel al señor Millet por su estafa en el Palau y sus relaciones oscuras con CiU?
¿Homicidio por otra parte? ¿No será más bien “homicidio involuntario”?
Para qué continuar.
Me olvidaba: la periodista que informa de lo sucedido es la gran profesional independiente Yoani Sánchez. ¿La recuerdan? (Tomado de Rebelión)
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