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jueves, 7 de marzo de 2013

De San Martín hasta Fuerte Tiuna "es mucho el amor que se siente por ese hombre" (+ Fotos)

Marianny Sánchez

Esta vez el rojo no se concentró en una marea sólida, compacta. Más bien se dispersó por las calles como gotas de un rocío infinito. Desde la Avenida Principal de San Martín hasta Fuerte Tiuna, miles de venezolanos fueron ocupando las aceras y las islas de las principales vías para darle el último adiós al presidente Chávez.
Un sol poco benevolente, de 10:20 de la mañana, hacía que las gotas de sudor se confundieran con las lágrimas de Nuria Caraballo, quien muy temprano dejó listas las arepas, en su casa del 23 de Enero, para acompañar al presidente desde el Hospital Militar de Caracas hasta la Academia Militar. "Iré hasta donde me dé el cuerpo, pero seguro que hasta el final, porque es mucho amor el que se siente por ese hombre".
No hubo terraza, balcón ni ventana aledaña cercana a la institución médica, donde el mandatario venezolano se mantuvo librando su encarnizada lucha contra el cáncer durante las dos últimas semanas, que se quedara vacía este miércoles.

Banderas rojas y tricolores, pancartas, pañuelos y gente, su gente que lo acompañó en tantas batallas políticas, se agolparon en todos los espacios disponibles, por más minúsculos que fueran, para verlo partir.
Monjas y unos pocos adultos mayores del Asilo de la Providencia San Antonio ondearon su tricolor desde el apretado balconcito que conecta al centro de atención con la Avenida Principal de San Martín. Con la voz amainada, quién sabe si por la tristeza, la edad, o la combinación de ambas, gritaban "¡Qué viva Chávez!" "¡Chávez, sigues vivo en nosotros!".
Pocos metros antes, las glorias deportivas de Venezuela hicieron acto de presencia frente a la Maternidad Concepción Palacios, la misma desde la cual, a finales de 2011, el presidente Chávez lanzara una de las grandes misiones del Gobierno Nacional: Hijos de Venezuela.
Para Carlos Urbidio, representante de esta agrupación deportiva en el Distrito Capital, la partida del líder de la Revolución Bolivariana significa una "pérdida muy grande, porque toda Venezuela quedó impregnada con lo que él hizo. Yo creo que Chávez murió corporalmente, pero espiritualmente quedó en todos los venezolanos, hasta en los que son opositores y hoy están pensando que se nos fue un gran hombre, un gran luchador. Para Latinoamérica y el mundo entero Chávez ha marcado pauta, por eso para nosotros no se va".
Un grupo de obreros, por su parte, trepó hasta el techo de la estación Capuchinos del Metro de Caracas para poder tener una mejor perspectiva de la inmensa cantidad de gente que ocupaba la calle, donde prácticamente ya no cabía un alma.
El corneteo incesante de las motos que esperaban la salida del presidente del Hospital Militar, se extendió junto al grito de la contundente consigna "¡Se ve, se siente, Chávez sigue presente!" hasta la esquina del recién recuperado Teatro Junín, paralelo a la Plaza O'Leary de El Silencio. Allí, las largas hileras rojas formaban un conglomerado humano homogéneo que hacía pensar en las multitudinarias e irrepetibles movilizaciones de la pasada campaña electoral.
Mientras algunos calmaban el calor sofocante con agua de la fuente, otros permanecían inmóviles, flores frescas en mano, resguardando su puesto para presenciar el último recorrido del presidente Chávez por las calles que tantas veces colmó con sus seguidores.
En la Avenida Baralt, pasando por la Lecuna, para llegar a la frontera invisible que separa la Fuerzas Armadas de la Nueva Granada, no importaba la edad ni la procedencia. Eulalio Martínez, de 83 años de edad, tomó el metro desde Los Dos Caminos para despedir "a mí presidente, el que reconoció mi pensión de vejez, el único que pensó en los viejos", dijo.
"Mira, qué raro es que uno tan viejo tenga que despedir a un hombre joven, pero él no se nos murió hoy, mi presidente ya es eterno", dijo Eulalio en la estación El Cristo del BusCaracas, ubicada en la Avenida Nueva Granada, mientras sostenía en alto un cartel en el que se leía "¡Chávez somos todos!".
Desde los alrededores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), por la Avenida Las Acacias, un río rojo de gente avanzaba rumbo al Paseo Los Próceres. Un par de cornetas reproducían las notas del Himno Nacional, interpretadas por el comandante. Una pancarta en azul profundo, como el sentimiento de quienes la llevaban, identificaba a la comunidad de la Universidad Bolivariana de Venezuela, punta de lanza del proceso de transformación universitaria que inició el presidente Chávez desde el primer año de su mandato.
En el Paseo Los Próceres, Yusmari Maestre, esperaba desde las 6 am la llegada del líder de la revolución. No vino desde Caracas, salió anoche desde Maracaibo, estado Zulia, "porque yo le tengo que decir adiós en persona, aunque sea de lejos, pero por televisor jamás. Así que agarré mis cosas y me vine. Aquí estoy y estaré, hasta la hora que sea, para lanzarle un beso y que se lo lleve al cielo", manifestó ansiosa esta ama de casa de 38 años, quien dejó a los niños y al compañero en casa "porque teníamos el dinero contado y decidimos que uno solo iba a venir a despedirse del comandante".
La solemnidad del recorrido no impidió que la oscilación nostálgica hecha por la memoria de los presentes desembocara en la alegría del recuerdo de cada logro alcanzado por el impulso de quien iniciara un proceso que, como dejó claro José Serrano, estudiante de Economía Política en la UBV y vecino de Caricuao "no tiene marcha atrás porque fueron años de profundos cambios, de despertar de la conciencia y dignificación de los más desposeídos. Ese sentimiento vive aquí, en nosotros, que garantizaremos que no haya ningún tipo de retroceso".
La letra coreada del tema que acompañó sus más recientes victorias electorales le robaron espacio a los lágrimas para recordar el legado de quien diera, hasta el último día, la batalla por el pueblo y la Revolución Bolivariana.
"Adelante, comandante, ponte al frente con honestidad, comienza a amanecer en Latinoamérica. Paso firme hacia adelante, pisa fuerte con rotundidad, cuando un pueblo se sabe organizar es un pueblo sabio y libre", coreaban los miles de venezolanos, caraqueños y del interior, que desbordaban, apenas pasadas las 11 de la mañana, las gradas apostadas en el Paseo Los Próceres, tras los monolitos de Fuerte Tiuna, donde se realizarán los actos de honor junto al Alto Mando político y militar del país.
Chávez no es este ser humano solamente, Chávez es un gran colectivo, como decía el eslogan de la campaña: Chávez corazón del pueblo! "Y el pueblo está aquí en el corazón de Chávez", dijo el presidente en su última alocución pública, el 8 de diciembre de 2012, horas antes de partir a La Habana para someterse a una última intervención quirúrgica.
Y vivió, vive y vivirá en el corazón de su pueblo, un pueblo ataviado con el emblemático atuendo rojo, un rojo escarlata inifinito atravesando el centro de Caracas, rojo gritando "¡Chávez vive, la lucha sigue!". Pueblo rojo, pueblo revolucionario.









































































































































































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