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miércoles, 11 de septiembre de 2013

La cinta en el viejo roble (+ Vídeoclip)

Melissa Cordero Novo

Las noches vacías. Sábanas que no se arrugan a mitad de la cama, que no hablan después de los olores. Cuarto enorme no cuenta más historias que las distantes, y la soledad que se multiplica sin explicar demasiado dónde esconde los límites. La espera suele ser el más doloroso de los alivios, la más peligrosa de las esperanzas, la más incierta de las posibilidades.
Pero ella espera como muchacha extraña de poema que sonríe mientras permanece. "Todos los días al oscurecer, (...) sale a encender su lámpara para alumbrar el camino solitario". Conversa en las calles de maneras persistentes, sin interlocutor, sin preguntas antiguas y regresa en las tardes con hilos atados a su espalda. Y le duele.
La ausencia lastima en lugares inciertos. Hiende los espacios con presión de maremoto y amenaza en la psiquis tan fuerte como no pueden soportar los desmayos. Aún así permanece. Ella permanece y lee las cartas que él envía desde prisión.

Norteamérica era abismo sin luz. Los años habían caído desesperados sobre el hogar y la amada; y en letras que viajan él intenta no escribir sobre la tristeza. Tiene miedo, ambos se deslíen en el temor que aumenta con la aproximación del sendero.
Él le pide, por última vez, señales. Durante las Guerras de Independencia y Secesión en Estados Unidos, algunas esposas ya se ataban lazos amarillos en el pelo como símbolo de espera de un ser querido. Él lo pide y gira el rostro en dirección contraria para no ver lo que no quiere. Más queda sumamente sorprendido por el amarillo abundante del paisaje.
Ella lo esperaría sin importar los tiempos y ató al viejo roble cientos de cintas que rescataron al buen esposo de las amarguras de la cárcel. 

BREVE SECUENCIA EN AMARILLO

  
Como un icono antibélico para las familias norteamericanas ha permanecido esta historia a través de las décadas. El éxito de la leyenda estalló en los años 70, cuando la canción Tie a Yellow Ribbon Round the Old Oak Tree (Ata un lazo amarillo al viejo roble) escrita por Irwin Levine y L. Russell Brown, revivió la potencia de la historia.
La balada fue de tal impacto que rápidamente se convirtió en un emblema para quienes tenían a un familiar luchando en el frente o encarcelado. Se posicionó en el número 37 de las mejores canciones de todos los tiempos y es uno de los temas más versionados por reconocidos artistas. 
La crónica que a su vez inspirara la canción fue escrita por el periodista Pete Hamill. Going Home, publicada en el diario New York Post, narra la historia de un viaje en ómnibus de un pasajero al que se le veía deprimido y preocupado. Unas adolescentes que también ocupaban asientos en el autobús, logran que el pasajero les cuente su historia. "Si veo la cinta en el roble, me bajo de la guagua. Si no la veo, sigo de largo", les aseveró.
Finalmente los pasajeros se pegaron a las ventanas mientras se acercaban al vecindario, y lloraron al ver cientos de cintas amarillas atadas al roble. "El roble se había convertido en un cartel de bienvenida y era como una bandera que ondeaba y bailaba con el soplo del viento", escribió Hamill. 
A Gerardo, Antonio, Ramón y Fernando, Cuba los estará esperando con lazos amarillos en todos los espacios.

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