Edmundo García
El martes fue uno de esos días donde un periodista interesado en Cuba no tiene ni que pensar cuál es el tema que va a tratar en su periódico, en su programa de radio o televisión. La noticia, como decimos los cubamos, “estaba cantada”, y no era otra que la abrumadora mayoría de países, 188, que había votado en la ONU a favor de la resolución cubana contra el bloqueo económico, financiero y comercial que Estados Unidos tiene impuesto sobre el pueblo cubano.
Toda la prensa del mundo, incluyendo la que es crítica de la revolución cubana, se hizo eco de esta votación. En las redes sociales el Canciller Bruno Rodríguez se hizo una “tendencia” y en La Tarde se Mueve, sin editar una sola palabra, pusimos íntegramente su intervención ante las Naciones Unidas.
Fuimos el único medio de comunicación en el sur de la Florida que transmitió el discurso. Pero no solo eso. Sabiendo incluso que manipularían y tergiversarían lo sucedido, yo esperaba que por lo menos los medios de difusión de Miami tomaran alguna pequeña parte del video del discurso del Canciller cubano, un pasaje del audio, y lo pondrían. Aunque después hicieran la interpretación a su malsano gusto de siempre.
Pero ni siquiera eso.
El martes los noticieros de las cadenas de televisión hispana hicieron una brevísima mención del hecho, pero los canalitos y las estaciones de radio locales desaparecieron la noticia. Ellos decidieron arbitrariamente que las personas de esta comunidad no debían conocer cómo se votó en la ONU sobre la resolución de Cuba; porque los llamados periodistas de Miami, como no se ven ellos a sí mismos como profesionales de la información sino como protagonistas de la política anticubana, deciden qué es lo que sucede y qué es lo que no sucede.
Antes, cuando algo no les gustaba, lo desnaturalizaban en sus comentarios y “análisis”; pero lo informaban. Ya no, ahora simplemente esconden la noticia, no la dan. Y lo que es peor, como son medios hegemónicos, inventan shows noticiosos ficticios, de cuarta categoría, para tapar la noticia principal.
Digo esto porque los medios anticubanos de Miami cubrieron con gran fanfarria, en lugar de la votación en la ONU, un par de payasadas montadas en previsión de la victoria de Cuba que ellos tenían la orden de contrarrestar.
Porque no les quepa ninguna duda: el apoyo a Cuba, que en 22 años ha ido creciendo abrumadoramente, ellos lo presentían. Y una prueba es que el día antes de la votación, el lunes 28, El Nuevo Herald publicó una nota que aventuraba el resultado en su titular: “Asamblea General de ONU votará nuevamente contra embargo de EEUU a Cuba”.
Para minimizar este triunfo prepararon algo que no se hace en dos días, ni se cocina solo en el sur de la Florida. Corrieron dos cortinas pseudo noticiosas que la prensa de Miami, entonces sí, se apresuró a recoger.
Primero, con apoyo del Senador Bob Menéndez, jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y con la presencia directa de los congresistas Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, montaron una llamada audiencia en la OEA para que Berta Soler, Antúnez y algunos de los de siempre difamaran sobre el gobierno y el pueblo cubano.
En segundo lugar, también ese mismo martes 29, enviaron a Yoani Sánchez en California a un evento sobre “mujeres líderes” para que desde una dependencia de Google conversara a través de internet con la Secretaria de Estado AdjuntaRoberta Jacobson.
Lo que antes negaban y se atrevían a discutir ya ahora está confirmado públicamente por ellos mismos; que esta llamada oposición cubana es fabricada y dirigida por Estados Unidos. Algo que, por cierto, el Canciller Bruno Rodríguez también dijo en la ONU en su contra réplica al representante norteamericano Ronald D. Godar.
Antúnez fue a la OEA de la mano del Directorio Democrático Cubano que en Miami dirigen Orlando Gutiérrez Boronat, Janisset Rivero y su propia hermana Berta Antúnez; pero la orden la dieron los norteamericanos, que también han trazado la estrategia contra Cuba desde el propio año 1959; si no desde antes. Yoani viajó a California bajo la supervisión de la Fundación Nacional Cubano Americana de Jorge Mas Santos asentada en Miami, pero la ruta la diseñan las agencias norteamericanas. De eso ya no hay duda.
Pero si algún resquicio de duda quedara, la conexión entre Yoani Sánchez y Roberta Jacobson, y la visita de Berta Soler al Vicepresidente Joe Biden en la Casa Blanca, serían suficientes para despejarla. Esta visita de Berta Soler a Biden no fue solo de cortesía, el propio jefe de la oficina de Estados Unidos en La Habana John Caulfield, en entrevista con Radio Martí, dijo que esto mostraba el apoyo a las expectativas que Berta Soler tenía para Cuba, que no son otras que el derrocamiento del gobierno y el sometimiento del pueblo cubano a un poder extranjero.
Quien desee comprobar que a pesar de todo estas reuniones y eventos con los llamados “nuevos” opositores poco significan, los invito a que escriban en el buscador Google (de los mismos que han recibido a Yoani) la frase “Vice President Biden meet with Berta Soler” y verán que prácticamente nadie reportó el acontecimiento. Excepto, como era de esperar, la web oficial del Senador Bob Menéndez con un pequeño párrafo; la web de la Fundación Nacional Cubano Americana, El Herald de Miami y comparsa.
Yoani Sánchez demostró su ignorancia de la vida real en Cuba al decirle a Roberta Jacobson que ella “Quisiera que la Cuba del futuro tuviera faldas”. Yoani es tan extraña y ajena a su país, a su ciudad y a su barrio, que no le puede hablar a una funcionaria extranjera, con números y nombres, del amplio rol que la mujer tiene en la Cuba actual.
Ante el despiste, Manuel Lagarde tuvo que bromear en un artículo con que la bloguera no se daba cuenta de que al continuar la política anticubana de siempre, la Jacobson se había puesto ante ella los pantalones de Otto Reich y Roger Noriega. Un travestismo que en nada cambia la proyección real. Casi igual que si Ileana Ros-Lehtinen se pusiera las botas de Frank Calzón y Calzón se ajustara la blusa de Ileana. ¿O es que acaso quiere ponerse Yoani el uniforme de Frómeta, la corbata de Pepe Hernández o usar el pañuelo de Hubert Matos? (Tomado de La Tarde se Mueve)
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