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jueves, 5 de diciembre de 2013

Falleció Mandela, gran líder y amigo de Cuba

Mandela y Fidel, más que amigos, hermanos.
Nelson Mandela, líder sudafricano y gran amigo de Cuba, dejó de existir hoy a los 95 años en su residencia de Johannesburgo, acompañado por un gran número de familiares, amigos y representantes del gobierno sudafricano.
A lo largo de 2013 sus condiciones de salud se deterioraron de manera gradual y en marzo Mandela tuvo que someterse a una intervención quirúrgica cuyo post-operatorio derivó en problemas pulmonares agravados y motivó su ingreso en Pretoria en "situación crítica", a un mes escaso de cumplir sus 95 julios.
La muerte del Premio Nobel de la Paz de 1993 e internacionalmente venerado luchador antiapartheid fue confirmada en la noche de este jueves en un comunicado a toda la nación por el presidente Jacob Zuma.

Los cubanos recuerdan al líder social con un cariño entrañable por la estrecha relación que mantuvo con la Isla y el líder de la Revolución cubana Fidel Castro.
Las elecciones de 1994 convirtieron a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica; desde ese cargo puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente, y tratando de atraer hacia la participación democrática al díscolo partido Inkhata de mayoría zulú. 

Reseña biográfica de Nelson Mandela

Nelson Rolihlahla Mandela cumplió 95 años este 18 de julio, fecha de 1918 en que nació en la localidad de Mvezo, un poblado de unos 300 habitantes cerca de Umtata, en el Transkei.
Mandela se convirtió en el primer mandatario sudafricano elegido por la vía democrática bajo sufragio universal. Poseedor del cariño y la admiración de su pueblo, es conocido allí como Madiba, título honorario adoptado por ancianos de la tribu de su familia, e indistintamente también como tata o mkhulu (abuelo).
Veintisiete años, durísimos, en las más penosas condiciones, vivió el presidente del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) en prisión. No obstante, jamás retrocedió en sus convicciones, en su férrea decisión de liberar del yugo racista a su pueblo.
Desde la prisión de Robben Island, se convirtió en una leyenda, en icono de las fuerzas progresistas mundiales. Tal aureola no le convenía al gobierno sudafricano, el cual en 1984 le ofreció liberarlo a cambio de que se recluyera en uno de los bantustanes creados por los descendientes de los boers, como supuestas entidades "independientes" de Pretoria.
El presidente Botha le propuso excarcelarlo si renunciaba a la lucha armada, a la cual Mandela llevó a sus partidarios tras convencerse de que era la única manera de provocar cambios en el contexto africano, pues con la vía pacífica al estilo de Gandhi, adoptada por él y los suyos en los inicios, muy poco pudo hacerse. Su respuesta, tajante, fue la siguiente: "Los prisioneros no pueden asumir contratos. Solo pueden negociar los hombres libres".
La estatura humana de Mandela era tal, que hasta sus adversarios la reconocían. El mismísimo Botha, que le prolongó su presidio por no aceptar sus indecorosas ofertas, expresó una vez: "Mi primer encuentro con Mandela en libertad fue impresionante y nunca olvidaré sus palabras. En ellas no había amargura o sed de venganza, ni una sombra de odio. En ningún momento, durante su alocución, intentó explotar o mencionar el hecho de que había estado 27 años en la cárcel".
Ante el peso de la opinión pública mundial contra el injustificado encierro durante más tiempo del que nadie hubiera podido imaginar de un prisionero político querido en el planeta, y la presión determinante de la victoria cubano angoleña en el cono sur africano, a la larga el nuevo presidente de Sudáfrica, Frederick De Klerk, no tuvo más remedio que sentar las bases para la eliminación del régimen segregacionista y liberar al connotado reo de la prisión de máxima seguridad de Robben Island. Abandonó el devastador presidio, en 1990, aún con energías, ánimos y arrestos para continuar la lucha.
Un año después visitó a Cuba, donde reconoció el aporte decisivo de los cubanos en África. Los lazos entre el luchador y nuestro país son históricos, en tanto la decisiva victoria de las fuerzas cubanas y angoleñas en Cuito Cuanavale propició la independencia de Namibia y favoreció su liberación de aquella celda inmunda de un metro y medio por un metro y medio, donde los segregacionistas blancos lo tuvieron encerrado durante más de un cuarto de siglo.
El respeto de Fidel Castro por quien se ganara con su firmeza el derecho de ser considerado una de las figuras más importantes en la lucha por la igualdad racial a nivel mundial, se resume en el mensaje que le hiciera llegar con motivo del 90 cumpleaños del dirigente sudafricano, donde se señala: "¡Gloria a ti, Nelson, que desde 25 años de cárcel solitaria defendiste la dignidad humana!
"Nada pudieron contra el acero de tu resistencia la calumnia y el odio. Supiste resistir y, sin saberlo ni buscarlo, te convertiste en símbolo de lo más noble de la humanidad.
"Vivirás en el recuerdo de las futuras generaciones, y contigo los cubanos que cayeron defendiendo la libertad de sus hermanos en otras tierras del mundo".
Sobre el amigo cubano, dijo Madiba: "Fidel Castro es uno de mis grandes amigos", y acto seguido expresó su orgullo por encontrarse entre quienes apoyan el derecho de los cubanos a elegir su propio destino.
Acerca del papel de Cuba en la derrota del apartheid, el líder sudafricano reconoció que la nación caribeña brindó a sus hermanos recursos e instrucción para luchar y ganar, y que la histórica batalla de Cuito Cuanavale donde las tropas cubanas hicieron correr a los racistas sudafricanos, constituyó "el viraje en la lucha de liberación del continente africano contra el flagelo del apartheid".
"Soy un hombre leal  -reafirmó Mandela- y jamás olvidaré que en los momentos más sombríos de nuestra patria, en la lucha contra el apartheid, Fidel Castro estuvo a nuestro lado".
Dos más tarde de su visita a Cuba, Nelson Mandela mereció el Premio Nobel de la Paz. En menos de 45 años recibió cerca de 130 lauros y condecoraciones.

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