La llegada del mes de abril mueve cada año a los jóvenes alrededor de las motivaciones que engendran en este archipiélago el cumpleaños de la UJC y de su cantera, la Organización de Pioneros José Martí. A propósito de la fecha, este 4 de abril, Fanal Cubano les propone cuatro historias de vida, contadas por otros tantos muchachos de diferentes estatus sociales, quienes más que conversar, reflexionan bien en serio, y con los pies en la tierra, sobre sus expectativas sobre la Revolución Cubana.
NADIE ME HA PUESTO TRABAS PARA CUMPLIR MIS SUEÑOS
Maxiller Martínez Tovar siempre deseó tener su propio negocio. Técnico de nivel medio en Servicios Gastronómicos, trabajó con el Estado hasta que en 2011, con la apertura a las nuevas modalidades de trabajo por cuenta propia, abrió un pequeño restaurante.
Lo que comenzó siendo un local para apenas unos pocos comensales, es hoy una de las más prestigiosas paladares de Cienfuegos, un sueño hecho realidad, para quien no cumple aún los 30 años.
“A pesar de las dificultades en cuestiones burocráticas y obstáculos de algunos organismos, por desconocimiento o resistencia al cambio, es decisión del Gobierno apoyar a quienes comenzamos en esta nueva forma de gestión económica”.
Rodeado por “socios”, tan o más jóvenes que él, manifestó su seguridad de que es posible alcanzar sus metas futuras, no solo como integrante del sector privado, sino a esta edad.
“Creo que mis expectativas pueden cumplirse. Me interesa la prosperidad de ‘Casa Prado’ y el buen trato a cuantos buscan aquí pasar un rato agradable en familia o en pareja. La Revolución no pone trabas para cumplir mis sueños”.
A PESAR DE TODO, SEGUIMOS SIN MIEDO
Alier Quintana Medina, 30 años, estibador, no cree que sus amigos que dejaron la Mayor de las Antillas definitivamente lo hayan hecho por cuestiones políticas.
“Casi todos se marcharon en busca de mejores oportunidades económicas, a probar suerte. A algunos les fue bien; a otros, muy mal.
“Me parece que en el país aún deben ocurrir cambios en materia de salario y estímulos, para que haya más motivación. Por ejemplo, tengo compañeros que se ‘quemaron las pestañas’ en la universidad y no pueden ir ni a una discoteca; y yo voy cuando me invitan”.
En el almacén donde trabaja, Alier es el único menor de 35. Estar rodeado por personas más experimentadas y conocer de cerca sus historias y preocupaciones, le hace reconocer que existen logros en materia de Salud y Educación, a los que tal vez en otras naciones no pudiera acceder.
Aun así, considera que en un 70 por ciento la situación actual cumple sus expectativas con vistas al mañana, pero sabe que muchas de las transformaciones sociales y económicas dependen de los propios cubanos.
“Yo quiero que mi hijo viva en una sociedad cada día mejor, donde se inculquen los buenos modales, y la educación; aunque empiece por la familia, depende también de los demás”.
Más allá de carencias, Alier no se muestra pesimista. “Sé que nosotros podemos y vamos a seguir pa´lante, sin miedo”.
GARANTIZARLE MÁS AÑOS A LA REVOLUCIÓN
Graduado apenas dos años atrás de Ingeniería Mecánica, Miguel A. Suárez Verges, de 25 años, está satisfecho con la carrera que estudió por el amplio campo que, en materia de aplicación de ese perfil, tiene en Cuba.
“Hay muchas industrias en la Isla, y si bien suman pocas las que cuentan con tecnología de punta, se aprende a explotar la técnica”.
Sin embargo, considera que el tema económico figura todavía como el factor que más frustra sus aspiraciones.
“Estoy consciente de que esta es una nación del Tercer Mundo, pobre, con carencias; mas, el nivel adquisitivo de los cubanos no se corresponde con el precio de gran cantidad de productos, y por ello, en los bajos ingresos, a mi entender, reside lo que desmotiva en la sociedad”.
Considera que ese constituye uno de los mayores retos en el presente y, pese a saber de pasos que se están dando en función de eliminar tal “preocupación”, también asegura que diversas influencias atentan contra la motivación.
“Hace algunos años, cuando mis padres y abuelos eran apenas unos muchachos, tenían más próximo el referente de un país en miseria, como el que existía antes del 1ro. de enero de 1959. Hoy los tiempos cambiaron y ya las nuevas generaciones no están tan cerca de esa historia; y en ello han influido los medios, la propia sociedad y, por supuesto, Internet y las nuevas tecnologías.
“No se trata de negar dichos avances, al contrario; ahora, es justo la comparación, y hasta la desinformación sobre lo que ocurre en materia de transformaciones en diferentes regiones del orbe, lo que ha llevado a que más jóvenes emigren temporal o definitivamente.
“Si yo tuviera la oportunidad también viajaría, reconoce sin tapujos, porque, además, me gustaría probar mis conocimientos en otras partes. Y si muchos profesionales de acá han podido ejercer sus especialidades y prosperaron, de alguna forma se ve como un reconocimiento y prestigio para la educación cubana”.
Asimismo, aclara que cada uno de nosotros le debe a la Patria el agradecimiento por su formación, y la mejor forma de ayudarla a convertirse en la Isla que soñamos, “es esforzándose cada día, desde aquí, para lograr ese objetivo.
“Creo que se puede seguir adelante. Si corregimos errores que, como en todo proceso, se cometen, resulta posible garantizarle más años a la Revolución”.
UN GRAN TERRENO PARA CREAR
Víctor Alfonso Cedeño se considera un nerd porque le obsesiona la realización audiovisual y que el público se fanatice con los personajes que crea. Graduado como arquitecto en la Universidad Central Martha Abreu, su mayor satisfacción la encuentra dibujando animados. Es el autor de la serie Danny y el club de los berracos, cuyos capítulos recorrieron el archipiélago a través de memorias flash.
Entre sus expectativas futuras, figuran, por supuesto, las referidas a los medios de difusión. Manifestó que le gustaría que se dieran más oportunidades a los realizadores con propuestas que, desde la polémica, inciten al debate.
“Añoro descubrir en los productos audiovisuales el universo cubano, lleno de personajes pintorescos. Creo que las series, aventuras, animados, e incluso novelas de años, atrás, eran más atractivas. No sé qué o cuánto han cambiado esos oficios desde hace un tiempo a la fecha, o tal vez fui yo; pero recuerdo lo atrayentes que me parecían en mi infancia”.
Vito, como le llaman sus amigos, hace aquí lo que le gusta: “Cuba está muy rica para hacer cosas, para probar cosas. A veces te preguntan: ‘¿qué tú quieres cambiar?; ¿qué tú quieres hacer?’. Yo, nada. Yo quiero vivir en este mundo, y Cuba es un gran terreno para comenzar a crear”.
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