El Premio Nobel de Literatura, el escritor alemán Günter Grass. /Foto: EFE |
"Si fuera joven acamparía ante la sede de la Cancillería y esperaría hasta obtener una contestación", subraya Grass, de 86 años, en una entrevista con la revista Focus.
Grass formó parte del grupo de escritores que escribió a Merkel hace un año la carta que sigue sin respuesta y que ha conseguido el apoyo de 67.000 ciudadanos en Internet.
En su opinión, el desprecio de la canciller no debe sorprender a nadie, ya que se trata de una persona a la que "le gusta dejar pasar las cosas".
El escritor alemán también suscribió el manifiesto que 560 autores de 81 países publicaron en diciembre en treinta diarios para condenar los programas masivos de espionaje develados por el exanalista de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) Edward Snowden.
Entre los firmantes se encontraban otros cuatro premios Nobel -el turco Orhan Pamuk, el sudafricano J.M. Coetzee, la austríaca Elfriede Jelinek y el sueco Tomas Tranströmer-, además de grandes escritores como Don DeLillo, Richard Ford, David Grossman, y los españoles Juan Goytisolo, Javier Marías y Javier Cercas.
Al margen de esta cuestión, en su entrevista, Grass repasa la última etapa de su vida en la que, dice, no le tiene miedo a la muerte, pero sí al dolor y a la posibilidad de sufrir demencia y convertirse en "una carga" para su familia, lo que sería "terrible".
La religión no le ofrece ningún consuelo a su edad, pero sí le gusta la idea budista del renacer y elige para su reencarnación al cuco, el pájaro que anuncia la primavera y que cada año promete algo nuevo.
"Su mal hábito de colocar los huevos en nido ajeno es también una idea seductora", añade el autor de Die Blechtrommel (El tambor de hojalata). (Con información de EFE)
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