Traducir esta página

English Russian Italiano DeutschPolonia Français Portuguese Chino Japones Arabe Sueco Noruego Corea

lunes, 14 de septiembre de 2015

Francisco

Julio Martínez Molina

Elemento nada baladí, sino traducción de un concepto ético, del por sí admirado Francisco de Asís tomó Jorge Mario Bergoglio el nombre para identificar su papado. Lo primero que dijo al asumir el máximo cargo de la iglesia católica fue “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”. “Los pobres son la deuda que aún tiene toda América Latina”, apreció el 6 de julio durante su visita a Ecuador.
Desde su investidura no ha dejado de sorprender este hombre singular que cautiva al planeta con su talante revolucionario, sensibilidad, valentía, sencillez, capacidad crítica, vocación ecologista, inteligencia, lucidez, don de gentes y sentido del momento histórico, cuyo arribo a Cuba está fijado para los próximos días, en el que representará el tercer viaje de un Sumo Pontífice a la Isla.

“¿Quién ha llorado por las madres que pierden a sus hijos en el mar?, se condolió el pasado marzo en Lampedusa, tras uno de los naufragios de inmigrantes. “Hemos caído en la globalización de la indiferencia”, sostuvo a seguidas en Cerdeña, donde agregó: “el actual sistema económico nos está llevando a la tragedia y robando la dignidad”.
En su mensaje anual para la Jornada Mundial de las Comunicaciones de la Iglesia, realizado en enero de este año, efectuó un llamado a las familias a dejar sus iPhones y Twitter y restituir la comunicación verbal. “El gran desafío al que nos enfrentamos hoy es aprender de nuevo cómo hablar uno al otro, no simplemente generar y consumir información”, consideró el Obispo de Roma.
Una de apreciaciones más atendibles que sobre Francisco he leído fue contenida en entrevista concedida al diario Página 12 el 15 de diciembre de 2013 por el teólogo de la Liberación brasilero Leonardo Boff: “Venimos de un invierno muy duro y riguroso con Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora sentimos la primavera con sus flores y sus frutos. Francisco es un papa que sorprende, que cada día inventa cosas nuevas. Es la primera vez que un papa no viene de la vieja cristiandad europea, sino de la periferia, o sea de América latina. Las iglesias de América latina eran iglesias espejo mientras que las iglesias de Europa eran iglesias fuente. Ahora, después de 500 años, nuestras iglesias se han convertido en iglesias fuente. Nuestras iglesias tienen sus tradiciones, sus reflexiones, sus liturgias, han creado un estilo de cristianismo ligado a la liberación, al compromiso social. De ese caldo espiritual, político y religioso viene el papa Francisco. El nuevo papa tiene otro tipo de mensaje, no es el cristianismo viejo, doctrinario, disciplinar. Se trata de un cristianismo de profunda comunión con todas las personas, libre de doctrinas castradoras, con un mensaje basado en la sencillez y la pobreza. Eso es inédito en la historia del papado. Hay que tener en cuenta que sólo 24 por ciento de los cristianos está en Europa, 62 por ciento en América Latina y los demás en Asia y África. Hoy el cristianismo es una religión de Tercer Mundo. Francisco es muy consciente de esto. Por eso tiene la fantasía creadora y es capaz de decir “hay que cambiar”. Y creo mucho en su fantasía, en su libertad, en su corazón, en su libertad espiritual. La Iglesia necesita corazón, no poder. Él tiene amor y compasión. Y no quiere saber nada de poder ni de tradiciones”.
Francisco, quien abogó en septiembre de 2014 en Albania por la “globalización de la solidaridad”, ha censurado con dureza muchas lacras vinculadas al capitalismo salvaje y la realidad contemporánea (violencia, corrupción, guerras y desigualdades sociales, de forma especial), condenó la pedofilia, se propuso el saneamiento de la banca vaticana, abrió discusión en el seno de la Iglesia sobre temas novedosos en dicho contexto, perdonó a las mujeres que debieron abortar, dejó la puerta abierta a que los curas se puedan casar y ha dicho sin miramientos” ¿Quién soy yo para juzgar a los gays?
Teniendo en cuenta su actitud mucho menos decidida cuando se desempeñaba como Arzobispo de Buenos Aires durante la genocida dictadura militar, puede entenderse, también, que en Francisco se operó con el paso del tiempo, el estudio de la doctrina cristiana y su prédica fiel, y la sensibilización con los grandes problemas de este mundo, una transformación meliorativa que lo llegó a convertir en una de las figuras públicas actuales portadoras de un discurso integrador, humano, esperanzador, a favor de la justicia y la igualdad.    

ENTRESACADO: desde su investidura no ha dejado de sorprender este hombre singular que cautiva al planeta con su talante revolucionario, sensibilidad, valentía, sencillez, capacidad crítica, vocación ecologista, inteligencia, lucidez, don de gentes y sentido del momento histórico.

Cuba, Jorge Mario Bergoglio, San Francisco de Asis, Para Francisco, visita pastoral, iglesia católicaGritos y Susurros, a cargo de Julio Martínez Molina

Francisco

Elemento nada baladí, sino traducción de un concepto ético, del por sí admirado Francisco de Asís tomó Jorge Mario Bergoglio el nombre para identificar su papado. Lo primero que dijo al asumir el máximo cargo de la iglesia católica fue “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”. “Los pobres son la deuda que aún tiene toda América Latina”, apreció el 6 de julio durante su visita a Ecuador.
Desde su investidura no ha dejado de sorprender este hombre singular que cautiva al planeta con su talante revolucionario, sensibilidad, valentía, sencillez, capacidad crítica, vocación ecologista, inteligencia, lucidez, don de gentes y sentido del momento histórico, cuyo arribo a Cuba está fijado para las próximas horas, en el que representará el tercer viaje de un Sumo Pontífice a la Isla.
“¿Quién ha llorado por las madres que pierden a sus hijos en el mar?, se condolió el pasado marzo en Lampedusa, tras uno de los naufragios de inmigrantes. “Hemos caído en la globalización de la indiferencia”, sostuvo a seguidas en Cerdeña, donde agregó: “el actual sistema económico nos está llevando a la tragedia y robando la dignidad”.
En su mensaje anual para la Jornada Mundial de las Comunicaciones de la Iglesia, realizado en enero de este año, efectuó un llamado a las familias a dejar sus iPhones y Twitter y restituir la comunicación verbal. “El gran desafío al que nos enfrentamos hoy es aprender de nuevo cómo hablar uno al otro, no simplemente generar y consumir información”, consideró el Obispo de Roma.
Una de apreciaciones más atendibles que sobre Francisco he leído fue contenida en entrevista concedida al diario Página 12 el 15 de diciembre de 2013 por el teólogo de la Liberación brasilero Leonardo Boff: “Venimos de un invierno muy duro y riguroso con Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora sentimos la primavera con sus flores y sus frutos. Francisco es un papa que sorprende, que cada día inventa cosas nuevas. Es la primera vez que un papa no viene de la vieja cristiandad europea, sino de la periferia, o sea de América latina. Las iglesias de América latina eran iglesias espejo mientras que las iglesias de Europa eran iglesias fuente. Ahora, después de 500 años, nuestras iglesias se han convertido en iglesias fuente. Nuestras iglesias tienen sus tradiciones, sus reflexiones, sus liturgias, han creado un estilo de cristianismo ligado a la liberación, al compromiso social. De ese caldo espiritual, político y religioso viene el papa Francisco. El nuevo papa tiene otro tipo de mensaje, no es el cristianismo viejo, doctrinario, disciplinar. Se trata de un cristianismo de profunda comunión con todas las personas, libre de doctrinas castradoras, con un mensaje basado en la sencillez y la pobreza. Eso es inédito en la historia del papado. Hay que tener en cuenta que sólo 24 por ciento de los cristianos está en Europa, 62 por ciento en América Latina y los demás en Asia y África. Hoy el cristianismo es una religión de Tercer Mundo. Francisco es muy consciente de esto. Por eso tiene la fantasía creadora y es capaz de decir “hay que cambiar”. Y creo mucho en su fantasía, en su libertad, en su corazón, en su libertad espiritual. La Iglesia necesita corazón, no poder. Él tiene amor y compasión. Y no quiere saber nada de poder ni de tradiciones”.
Francisco, quien abogó en septiembre de 2014 en Albania por la “globalización de la solidaridad”, ha censurado con dureza muchas lacras vinculadas al capitalismo salvaje y la realidad contemporánea (violencia, corrupción, guerras y desigualdades sociales, de forma especial), condenó la pedofilia, se propuso el saneamiento de la banca vaticana, abrió discusión en el seno de la Iglesia sobre temas novedosos en dicho contexto, perdonó a las mujeres que debieron abortar, dejó la puerta abierta a que los curas se puedan casar y ha dicho sin miramientos” ¿Quién soy yo para juzgar a los gays?
Teniendo en cuenta su actitud mucho menos decidida cuando se desempeñaba como Arzobispo de Buenos Aires durante la genocida dictadura militar, puede entenderse, también, que en Francisco se operó con el paso del tiempo, el estudio de la doctrina cristiana y su prédica fiel, y la sensibilización con los grandes problemas de este mundo, una transformación meliorativa que lo llegó a convertir en una de las figuras públicas actuales portadoras de un discurso integrador, humano, esperanzador, a favor de la justicia y la igualdad.    

ENTRESACADO: desde su investidura no ha dejado de sorprender este hombre singular que cautiva al planeta con su talante revolucionario, sensibilidad, valentía, sencillez, capacidad crítica, vocación ecologista, inteligencia, lucidez, don de gentes y sentido del momento histórico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Buscar este blog