Roberto García Hernández
El envío de tropas norteamericanas a Siria con el pretexto de combatir al Estado Islámico (EI) marca un giro en la estrategia del presidente Barack Obama, y para algunos expertos puede ser el inicio de una nueva escalada.
Sin la anuencia del gobierno de Damasco ni del Consejo de Seguridad de la ONU, la Casa Blanca ordenó el despliegue de unos 50 miembros de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE), unidades elites del Pentágono, a zonas en el norte sirio controladas por los kurdos, para coordinar la asistencia a los grupos irregulares.
Si bien se trata de una cantidad relativamente pequeña, el carácter de sus misiones en este tipo de conflicto lleva a pensar en la posibilidad de que se trate de una avanzada que cree las condiciones para ampliar la presencia de más unidades de infantería en la zona, si Obama lo decide.
Esta agrupación no participará directamente en combates, aunque debido a que estará en una zona peligrosa, tiene derecho a combatir junto a las bandas armadas sirias y las unidades kurdas si reciben autorización explícita desde Washington.
Sin embargo, su tarea principal será facilitar que las fuerzas irregulares aliadas a Estados Unidos mantengan el territorio que ahora ocupan y se les garantice el suministro logístico de forma sistemática y rápida.
Queremos una línea directa hacia estas tropas, para que obtengan de forma oportuna lo que necesitan, dijo un oficial del Pentágono.
De acuerdo con la cadena CNN, los militares que llegarán a Siria en los próximos días rotarán por grupos desde una base de apoyo que posee el Pentágono en la localidad iraquí de Irbil.
El despliegue incluirá el envío de aviones de ataque A-10 Warthog y cazas F-15 Eagle a la base aérea en Incirlik, Turquía, para realizar el apoyo aéreo, así como el incremento de la ayuda a Jordania y Líbano.
Las FOE son unidades elites del Pentágono integradas por los llamados Boinas Verdes, Rangers y Fuerzas Delta del Ejército norteamericano, los grupos Seals de la Marina y otras de la Infantería de Marina, y la Fuerza Aérea, subordinadas al Comando Conjunto de Operaciones Especiales del Pentágono, cuya jefatura está en MacDill, estado de Florida.
Funcionarios de la Administración que prefirieron mantener el anonimato declararon que Obama considera estas acciones militares como una presión adicional para que tenga éxito la reunión que se desarrolla actualmente en Viena, Austria, en busca de un arreglo negociado al conflicto en Siria.
Un artículo del diario The New York Times asegura este viernes que la decisión de la Casa Blanca añade un nuevo nivel de riesgo, porque puede provocar enfrentamientos directos de las FOE con los fundamentalistas y por lo tanto una escalada en el involucramiento de Estados Unidos.
Aunque la Administración intenta presentar esta medida como continuidad de la estrategia actual, es realmente un cambio significativo para Obama, quien de forma repetida prometió que no desplegaría tropas terrestres en Siria, añade el Times.
Un señalamiento similar realizó el senador demócrata Tim Kaine, un aliado de Obama, quien recordó que el mandatario también prometió que las tropas no regresarían a Iraq, pero de hecho actualmente el Pentágono mantiene allí más de tres mil 500 efectivos, en misiones de asesoría, entrenamiento y seguridad, de un grupo inicial de 300 que había en junio de 2014.
Además, el anuncio tiene lugar un mes después del inicio de los golpes aéreos de las Fuerzas Aeroespaciales rusas contra instalaciones de apoyo logístico y posiciones de combate del EI, a solicitud de las autoridades sirias, según las cuales las operaciones han tenido éxito.
Por otra parte, la decisión que se dio a conocer hoy trae a la palestra nuevamente el tema de la solicitud hecha en febrero pasado por el jefe de la Casa Blanca, para que el Congreso apruebe un proyecto de Autorización del Uso de la Fuerza Militar con el fin de detener la ofensiva de los fundamentalistas, pero el Capitolio no se ha pronunciado al respecto.
Hasta la fecha, Obama utilizó como basamento para su campaña contra el EI una autoridad que el Capitolio otorgó por ley en 2001 y 2002 al presidente George W. Bush con el fin de llevar a cabo las intervenciones militares en Afganistán e Iraq, algo que muchos expertos señalan no le otorga a las actuales operaciones la imagen de legalidad que ahora necesitan. (PL)
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