Marcos Torres
Confucio decía: “Hay más de una manera de despellejar a un gato”. Lejos de la aparente crueldad que entraña la frase y sin ánimo de criticar la idiosincrasia de la China antigua donde vivió el célebre pensador, he llegado a la conclusión de que tiene razón en un sentido iluminador y diáfano.
Me explico.
La polémica actual en Cuba gira (evidentemente) sobre la existencia o no de un llamado “centro” político en la sociedad caribeña, basándose en si es posible o no una “tercera vía” alejada de posturas gubernamentales y a la vez de posturas contrarrevolucionarias clásicas, con un conjunto de rasgos que ponen de manifiesto la verdadera esencia de la porfía: la toma de posturas o el partidismo sobre la viabilidad del proyecto socialista en Cuba o la imposibilidad de realizarlo, a pesar de lo que algunos de los intelectuales que defienden una tercera vía puedan decir.
De hecho, por una simple cuestión de orden, los que defienden esta ¿nueva? forma en la dirección de la sociedad cubana se encuentran más cerca de la Socialdemocracia que del Socialismo, y basan sus teorías y criterios políticos y económicos de administración de la sociedad en teorías sociológicas clamando por el “legado de los estados de bienestar” o “legado del buen vivir” al estilo europeo posterior a la II Guerra Mundial.
Socialdemocracia se entiende como una corriente política, dicen que dentro del socialismo, que pretende modificar las bases de la sociedad desde una supuesta democracia parlamentaria, alejados de toda revolución social. Al respecto Lenin, en relación a los socialdemócratas rusos de principios del siglo XX (1905), realiza un pormenorizado análisis en “Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática”, que desentraña la verdadera esencia de este fenómeno que no es otra cosa que el “economismo” fundamentado en “magnificentes” teorías burguesas reaccionarias.
Con relación a estos nuevos y viejos actores en nuestra sociedad, debe tenerse en cuenta que emplean para su beneficio teórico y práctico (¿por qué no?) una fraseología revolucionaria, de vanguardia, empleando conceptualizaciones y juicios viejos, pero nuevamente edulcorados con la retórica propia del oportunismo de barricada en rio revuelto.
Sus posturas, por ejemplo, con relación a la administración de la sociedad, se acercan peligrosamente al “neo-gerencialismo” nacido en las fauces del norte, como expresión del “neo-liberalismo”, dándole así su basamento jurídico y filosófico.
Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Fidel, el Ché, y muchos otros más, demostraron la inviabilidad de estas posturas teniendo en cuenta que la “socialdemocracia”, no busca eliminar la propiedad burguesa sobre los medios de producción para otorgársela a los obreros, sino mantener el statu quo de la sociedad capitalista para evitar la lucha de clases. Esta filosofía fue descrita por el estadista, filósofo, abogado, sociólogo y economista de nacionalidad alemana, Lorenz Von Stein,en la segunda mitad del siglo XVIII en su “Teoría del Estado Social”, la cual representa una de las bases filosóficas que en la actualidad “pululan” entre las posiciones centristas.
Lo que sucede es que, cuidadosamente, los defensores de la tercera vía muestran “garras aterciopeladas” y no pretenden asumir una postura reaccionaria cuando plantean que la dirección del país debe enrumbarse hacia un “nuevo horizonte”, en cuanto desean no ya sustraer los medios de producción a una clase explotadora (la cual no existe en Cuba), sino otorgársela a los (miren el término… una vez más) “emprendedores”.
Como dijera Lenin: “La Revolución enseña”, y yo me permito agregar, corrompiendo la frase de Confucio: “…que, a veces, el gato se despelleja sólo”.
- La cuenta del autor en Twitter: @Marcostropero
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