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martes, 21 de junio de 2011

Gasto militar, la espiral explosiva

Solo ocho países poseen más de
20 mil 500 cabezas nucleares.
Ernesto Montero Acuña (*)

Con el gasto mundial en armamentos durante el 2010, se pondría mantener a 212 millones de niños de aproximadamente un año, al costo promedio necesario en un país desarrollado europeo.
La manutención estimada por menor allí, según fuentes extraoficiales, es de unos cuatro mil 715 dólares al año, mientras que la inversión en medios bélicos ascendió en el 2010, globalmente, a un billón (millón de millones) 630 mil dólares.
Nueve millones de niños mueren de hambre anualmente en el mundo, y solo el prototipo del superavión británico no tripulado Taranis, acumuló un costo de 215 millones de dólares, los que bastarían para alimentar a 45 mil 599 menores al año.
En los países del Sur podrían alimentarse muchos más párvulos, si solo se tratara de cubrir las necesidades básicas para no morir de inanición y de enfermedades prevenibles o curables, aunque lo anterior se asume hoy solo como relaciones matemáticas.
Pero el Tiranis, nombre del dios celta del trueno y calificado como "la cumbre" de la ingeniería británica y del diseño aeroespacial, no es el mayor ejemplo bélico, pues los gastos en armamentos comprenden enormes medios con capacidad de destrucción totalmente global.
El Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) considera, en su informe sobre el año pasado, que las armas nucleares siguen representando un gran peligro a pesar de las promesas de reducción.
Como causa de la pronunciada pirámide armamentística, identifica a la lucha por las riquezas naturales, debido al incremento de la demanda internacional y de la penuria inducida especialmente por los cambios climáticos.
Neil Melvin, director en el SIPRI del programa Conflictos Armados y Gestión de los Conflictos, considera que los recursos son "un factor mayor de conflicto".
En su opinión, el petróleo ha desempeñado su papel en las tensiones en Sudán y en Libia, donde contribuye a la guerra civil, a lo que puede añadir, a juicio de analistas, que motiva también los bombardeos de la OTAN.
El alza súbita de la demanda por el consumo, según el SIPRI, es causa principal de una competencia creciente en la búsqueda de recursos explotables, hasta en el Ártico, y en el aumento de los precios, sobre todo en los de la alimentación.
Ante tales previsiones, la alarma resulta mayor si se considera que los precios de los alimentos podrían duplicarse de aquí al 2020.
En relación con esto, los múltiples actos de violencia de la llamada primavera árabe fueron engendrados en gran parte "por disturbios causados por el hambre" y los altos "precios de los productos alimentarios", opina.
Sobre las armas nucleares, el SIPRI puntualiza que las reducciones anunciadas fueron ampliamente compensadas mediante la modernización y la multiplicación de los vectores.
Solo ocho países poseen más de 20 mil 500 cabezas nucleares. De ese total, "más de 5 mil están desplegadas y listas para ser usadas, y 2 mil mantenidas en estado de elevada alerta operacional".
Cinco de esos estados, firmantes del Tratado de no Proliferación, "o ya están desplegando nuevos sistemas de armas nucleares, o han anunciado su intención de hacerlo".
Considera asimismo que los gastos mundiales en armamento, siempre encabezados por Estados Unidos, experimentaron en el 2010 un crecimiento del 1,3 por ciento, hasta el billón 630 mil millones de dólares.
Los cien mayores fabricantes mundiales de armamento, excepto China, vendieron 401 mil millones de dólares de productos bélicos en el 2009, con récord para Estados Unidos, cuya demanda gubernamental continúa elevándose.
Su presupuesto militar para el 2011 es de 708 mil millones de dólares, el 42,8 por ciento del gasto mundial, con lo que casi alcanza a todos los demás países juntos.
No obstante el cuantioso, y a juicio de muchos inútil comercio y gasto en armas, la realidad evidencia que este costo resulta insostenible, a menos que se reembolse mediante la conquista de territorios y de otros recursos.
Promover las guerras, fratricidas todas, conduce al aniquilamiento humano.
Durante la última década, dos millones de niños fueron asesinados en las guerras, y se calcula que 150 millones, con capacidad laboral, son explotados como fuerza de trabajo.
Cuatro millones de recién nacidos, según medios periodísticos, mueren en su primer mes de vida, el 82 por ciento no reciben antibióticos, varios millones de menores de 14 años tienen Sida y 500 mil mujeres fallecen anualmente al parir.
Además, 600 millones de niños en el mundo son víctimas de la pobreza, 100 millones viven en la calle, 150 millones de niñas y 73 millones de menores de 18 años son explotados sexualmente y un millón 800 mil han caído en el comercio sexual.
Se expande la opinión de que "hace mucho los países poderosos" han escogido el camino del arma y de la guerra para resolver sus carencias de energía y otros recursos naturales, sin pensar y analizar qué pueden acarrear estos hechos en el futuro".
El Taranis, capaz de emprender tanto tareas de espionaje y vigilancia como de transportar armas para atacar todo tipo de blancos, fue desarrollado por BAE Systems, Rolls-Royce, Qinetiq y GE Aviation con el apoyo del Ministerio de Defensa británico, durante cuatro años, concluidos en el 2010.
Gerald Howarth, el ministro para Asuntos de Defensa, declaró a BBC Mundo que "Taranis es un proyecto realmente de vanguardia. Primero de su tipo en el Reino Unido, refleja los mejores avances de diseño y las habilidades tecnológicas de nuestro país y constituye un programa líder en el escenario mundial".
Pero "es un primer paso para el Reino Unido", pues "no se trata de un avión que vaya a entrar en servicio, sino de una demostración tecnológica que probará técnicas, demostrará capacidades y señalará la dirección en la que vamos".
Según encuestas, se ha comprendido de qué se trata y es solo un ejemplo.
Sobre todo cuando los déficits públicos se mantienen a la orden del día, descienden los gastos sociales, se privatizan bienes del patrimonio, también en la Unión Europea, y se elevan los presupuestos militares en países a los que nadie agrede.
Sus inversiones bélicas impiden salvar a los hambreados, a la vez que provocan la muerte, también en espiral.

(*) El autor es periodista de la agencia latinoamericana de noticias Prensa Latina.

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