La vívida estampa del individuo que ha purgado en Cuba el "más brutal régimen carcelario". Estos son los ahijados de la congresista Ileana Ros-Lethinen. |
España, afirma la congresista vinculada a la mafia cubano-americana, no "les garantiza un estatus legal, ni viviendas habitables, ni nutrición adecuada ni tratamiento médico", en fin un desastre.
Con su retórica de fanática “anticastrista” repite a quién tiene la paciencia de escucharla que estos ex reclusos “que han soportado años de crueles abusos”, se encuentran “en un país que, según nos informan, no les garantiza un estatus legal, ni les proporciona viviendas habitables, nutrición adecuada ni el tan necesario tratamiento médico”.
A muchas personas en la península les llamó sobremanera la atención un detalle: nula compaginación entre la figura de personas que aseguran haber sufrido torturas terribles en las prisiones de la Isla, y por el contrario mostraban semblantes lozanos, buen color y algunos hasta sus libritas de más, razón para que en determinados círculos dados a la jarana comenzaran a llamarles jocosamente los presos gorditos.
Así y todo, bromas aparte, en uno de sus múltiples comunicados diarios, publicado en el sitio web de la Cámara de Representantes, la Loba Fe Ros-Lehtinen anuncia que remitió el pasado 31 de mayo una carta a la ministra española de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Trinidad Jiménez, en la que “urgía” al Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero a cumplir con los “compromisos” que adquirió con los disidentes acogidos.
Afirma la que hasta sus colegas congresistas apodan “La Bruja del Capitolio” que es “profundamente preocupante” la situación a la cual se están enfrentando ahora sus protegidos. La representante de Miami denuncia las “condiciones decepcionantes en España”, país que los emigrados han escogido para conocer los “encantos” de la sociedad de consumo, para ellos y sus numerosos familiares.
Desde julio pasado, España ha acogido a un total de 750 ciudadanos cubanos, entre ex presos y su parentela.
Tres Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) se encargan de ayudarles, aparentemente sin éxito, en su supuesto proceso de integración en aquel país, sumido hoy en una profunda crisis económica a través de un programa que cuenta con financiación del Gobierno.
Aunque en un principio a los cubanos se les alojó provisionalmente en hoteles lujosos y en no tan lujosos albergues para inmigrantes africanos, en la tercera fase del programa cada familia recibe una ayuda mínima de unos 1.390 euros al mes con los cuales, sin embargo, no llegan a pagar el alquiler de una vivienda, la alimentación y los demás gastos de salud y de educación en una sociedad que no provee los numerosos subsidios sociales que recibían en Cuba.
Además recibirán, supuestamente otras aportaciones para los gastos de escolarización de los niños -algo gratuito en la Isla- y la compra de ropa, así como cursos de formación para encontrar un hipotético empleo en un país donde el 40% de los jóvenes calificados se encuentran sin trabajo.
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