"Tenía ese viernes más planes en distintas dimensiones", dijo el jurista Geir Lippestad, citado por el periódico Aftenposten.
Según Lippestad su intención era bombardear dos edificios más.
Behring Breivik, ciudadano noruego de 32 años de edad y con posiciones ultraderechistas y fundamentalistas, confesó ser el autor del atentado con coche bomba contra la sede del gobierno en Oslo y del tiroteo contra jóvenes laboristas en la isla de Utoya.
El asesino fue sometido hoy a un segundo interrogatorio que estuvo centrado en saber si hay otros cómplices o seguidores del atacante dispuestos a cometer atentados semejantes, señaló el fiscal Kraby Paal-Fredrik Hiort.
Una semana después de la masacre que conmocionó al país y provocó el repudio internacional, cientos de personas participaron en una ceremonia conmemorativa y guardaron un minuto de silencio en recordación a las víctimas.
El primer ministro noruego, Jens Stoltenberg, quien presidió la ceremonia, declaró que los atentados fueron un golpe a la democracia y afirmó que su país responderá con amor y compasión a esta tragedia nacional. La policía ya identificó a todos los fallecidos y no descartó la posibilidad de que la cifra aumente porque hay heridos en estado crítico.
Las autoridades llamaron a la población a enviar a la policía cualquier pista de la matanza, así como fotografías o vídeos de los minutos previos y posteriores al doble atentado.
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