Héctor R. Castillo Toledo
Autoridades griegas del mundo bancario acaban de revelar que las arcas del Estado tienen solvencia para mantener al país a flote sólo hasta el mes de octubre. Después Atenas se quedará sin dinero, informó el viceministro de Finanzas de Grecia, Philippos Sahinidis.
"Tenemos los recursos para aguantar hasta octubre. Por supuesto, esperamos encontrar una solución para continuar todos los pagos en el futuro", dijo.
La esperada "solución" (¡quién lo duda?) pasará por la solicitud a las entidades mundiales y de la zona (Fondo Monetario y Unión Europea) de otro crédito, con lo cual, afirman expertos, el país mediterráneo, agobiado por las deudas, corre el riesgo de encontrarse al borde de la quiebra.
A pesar de la inminencia del problema, los prestamistas internacionales no se apresuran para asignar a Grecia el sexto tramo de 8.000 millones de dólares. Alegan que las autoridades griegas no pueden cumplir con sus compromisos para reducir el déficit presupuestario, pretexto que entre líneas compulsa a nuevos y más severos apretones al cinturón de los helenos, ya de por sí necesitado de nuevos huecos para fijar la hebilla.
Traducido en imágenes, el alegato se me antoja como la instantánea que llevó al fotógrafo Kevin Carter primero al Pulitzer, luego al suicidio. Célebre por su carga de morbo la foto de aquel buitre al acecho de una infante moribunda en África. En este caso la UE y el FMI hacen las veces del carroñero; Grecia es la niña inerme con su cuerpo famélico doblado bajo el peso del hambre.
Pero en el mundo las cosas y las gentes han cambiado, y mucho, frente al que decían eterno dilema de que por predestinación los pobres nacieron y morirían pobres..., los ricos para llenar sus cajas de caudales y morir, si acaso, de una apoplejía pantragruélica. Ese cuento ya nadie lo cree y hay muchos dispuestos a todo con tal de darle un viraje a la historia.
Previsible entonces que en octubre asistamos nuevamente a otra oleada de protestas sociales en la Grecia partera del llevado y traído concepto milenario de democracia, pues como reza un socorrido refrán, "las ubres de esa vaca ya no dan leche".
Mientras tanto, el Gobierno heleno ha tomado nuevas medidas para reducir el déficit presupuestario de dos millones de euros este año. Para ello ha introducido un nuevo impuesto sobre bienes inmuebles que alcanzará un promedio de cuatro euros.
Los participantes del mercado, a pesar de las medidas de Grecia, están a la espera de la quiebra del país. Según las estimaciones de los comerciantes, el impago de Atenas es solo cuestión de tiempo. También echan más leña al fuego los rumores de que Alemania comenzó a calcular el impacto de una posible quiebra de Grecia, en particular, las opciones para la protección de los bancos alemanes en el caso de este escenario.
Según estimaciones preliminares, el PIB de Grecia se contraerá a finales de este año un 4,5 % tras haber caído un 4,4 % un año antes. Además, ahora hay muchas razones para creer que el déficit presupuestario del país en 2011 será superior a lo previsto del 7,6 % del PIB. Grecia terminó el año pasado con un déficit del 10,5 % y una deuda pública del 142,8 % del PIB.
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