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jueves, 1 de septiembre de 2011

Libia y la guerra tribal-civil: Dulce crudo mío

Los rebeldes en el puerto y complejo de refinerías de Ras
Lanuf, puerto estratégico para la exportación de petróleo
libio, principal fuente de riqueza del país norafricano.
Han visto a miembros de la familia real saudí bailando en los corredores del palacio en Riad. El heredero del trono libio, el príncipe al-Senussi, sobrino del rey Idriss que fue depuesto por Muamar Gadafi y otros en un incruento golpe militar en 1969, se ha lanzado a una ajetreada campaña de autopromoción, diciendo que está listo para volver a Libia e incluso para "dirigir el país"

Pepe Escobar (*)

Nada en el mundo podría ser más dulce para la Casa de Saud –profundamente disgustada por la mayoría de las repúblicas seculares árabes– que un emirato amistoso totalmente nuevo en el Norte de África.
Pero la OTAN, la verdadera vencedora de la guerra tribal-civil libia, puede tener otras ideas. Mahmud Jibril –el incierto primer ministro del Consejo Nacional de Transición, hablando en Qatar, ha agradecido explícitamente por su nombre a los vencedores: Francia, Gran Bretaña, EE.UU., Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.
De estos cinco primeros, los tres occidentales principales podrían aceptar, en teoría, un emirato dócil –mientras no muestre tendencias ultra fundamentalistas al estilo de Waziristán del Norte, como en el área tribal de Pakistán.
Queda por ver, porque en esta etapa nadie conoce realmente el grado de influencia que podrán tener los islamistas en la Libia post Gadafi. En París ya están sobre la mesa algunas respuestas: los “amigos de Libia” (FOL, por sus siglas en inglés) se reunen desde este jueves con el líder del Consejo Mustafa Abdul Jalil y el primer ministro Jibril para hablar en serio sobre lo que preparan para que sea un nuevo protectorado de la OTAN (se dice que ha comenzado en reparto del pastel entre las naciones de Occidente).
Mientras tanto, de Bengasi a las capitales europeas se baila al ritmo de un super éxito de Guns and Roses rebautizado ahora Sweet Crude of Mine (Dulce crudo mío). Francia y Alemania ya están presionando a la dirigencia de los “rebeldes de la OTAN” para obtener suculentos acuerdos, Italia ya tomó la iniciativa y el primer ministro Silvio Berlusconi se reunió con Jalil en Milán, mientras británicos y estadounidenses están a punto de hacer lo mismo, si es que no lo han hecho ya sin mucho ruido.
Hasta ahora la Compañía Petrolera Nacional de Libia otorgaba los contratos de servicio para antiguos y lucrativos campos petroleros esencialmete a las subsidiarias nacionales libias. Pero lo que quieren realmente BP, Total, Exxon Mobil y la compañía petrolera de Qatar es una participación seria en nuevos yacimientos, y esos famosos acuerdos para compartir la producción (PSA) que permiten beneficios estratosféricos. Quieren todo el auge que no consiguieron en Irak –donde algunos de los contratos más suculentos se entregaron a protagonistas rusos, chinos o malasios.
En cuanto a los protagonistas que ya estaban en suelo libio, como Repsol de España y ENI de Italia, planifican volver a operar antes del fin de septiembre. Nadie sabe lo que pasará con las inversiones chinas.
Lo que WikiLeaks ya había revelado [1] ciertamente volverá a ocurrir en la forma de peleas de perros, entre compañías estadounidenses y ENI de Italia por los mejores contratos. En gran parte debido a los estrechísimos lazos de “bunga bunga” Berlusconi con Gadafi, ENI ya estaba bombeando casi 200.000 barriles de petróleo al día antes de la guerra tribal-civil.
En todo caso, desde el punto de vista de las corporaciones vinculadas a los “vencedores” de la guerra, la desaparición de Gadafi ya es una garantía segura de contratos ultra dulces y de una serie de concesiones.

Seguid la pista del dinero

En el frente bancario, una vez más, WikiLeaks ya había revelado [2] que la privatización del banco central de Libia se consideraba una “oportunidad” dorada para los bancos de EE.UU. Es muy probable que el banco “rebelde” fantasma facilitado por HSBC se haga cargo, obviamente no de forma independiente como el anterior Banco Central de Libia, sino alineado con el Banco de Pagos Internacionales (BIS) basado en Suiza, el banco central de los banqueros centrales.
De modo que adiós a las “subversivas” ideas unificadoras de Gadafi como librarse del dólar estadounidense y del euro de manera que las naciones árabes y africanas comenzaran a comerciar con una nueva moneda única, el dinar de oro. Es crucial señalar que la mayoría de las naciones africanas –y muchas árabes– respaldaron la idea. Los únicos serios oponentes en la región fueron Sudáfrica y la Liga Árabe (influenciada por la Casa de Saud). Obviamente Washington y la Unión Europea (UE) estaban furiosos, hasta el punto de llamar a la OTAN al rescate.
Nunca se recordará lo suficiente que Irak a finales de 2002, bajo Sadam Hussein, comenzó a aceptar pagos en euros en lugar de dólares de EE.UU. por su petróleo. Todos saben lo que pasó a continuación. No os metáis con el petrodólar o ya veréis…
De modo que el petróleo y el flujo de dinero estarán seguros en manos de los “vencedores”. Ahora, en cuanto al propósito estratégico el Africom del Pentágono –después de su primera guerra africana exitosa– será recompensado con su primera base africana, abandonando así su cuartel en esa adorable selva africana, Stuttgart. Y la OTAN continuará su sagrada misión de convertir el Mediterráneo en un “lago de la OTAN”. Ya tiene el Norte de África en el bolsillo; ahora va a por el Mediterráneo Oriental, para darles una lección a esos molestos sirios.





¿Quién es dueño de esta bandera?

Calificar el reparto de personajes del CNT de “incierto” en realidad es un eufemismo. Virtualmente todos son “invisibles”. Pocos recordarán que Jalil del CNT fue el juez que condenó a muerte a las enfermeras búlgaras, un caso tristemente célebre en Francia que justificó la dura intervención del neo napoleónico Nicolas Sarkozy, quien incluso dispuso que su esposa-trofeo, Carla Bruni, sedujera al Gran G. Una vez liberadas las enfermeras, Jalil fue ascendido por Gadafi a ministro de justicia y estuvo en el cargo desde 2007 hasta su deserción oportunista en febrero pasado.
Es un espejismo creer que ese variopinto grupo variado de miembros contrariados de las tribus, islamistas radicales, “socialistas” falsos del tipo Tony Blair, oportunistas cínicos en la nómina de gigantes petroleros, desertores militares y gamberros totales, orará en el altar de la “democracia”. Además de que invitaron a la OTAN y a las retrógradas monarquías árabes a bombardear su patria, ciertamente no donde viven, sino “el otro lado”, Tripolitania.
Queda por ver cómo se relacionarán la mayoría de la gente y de las tribus en Tripolitania con la toma del poder por los de Cirenaica, a los que ven como humildes patanes campesinos. Ya están furiosos por que los han degradado en la nueva bandera libia, que es básicamente la bandera de Cirenaica (rectángulo negro con una media luna islámica blanca) con dos franjas adicionales, rojo para Fezzan y verde para Tripolitania.
Nadie sabe cómo se desarrollará la próxima etapa de esta guerra “cinética” que no es una guerra (copyright: La Casa Blanca). Sin embargo, hay motivos serios para creer que puede convertirse en un remix devastador de los escenarios de los “talibanes derrotados” en 2001 y de “Misión Cumplida” en 2003.
Beduinos y bereberes, en la guerra, se concentran en retiradas estratégicas y emboscadas. Es decir: guerrilla. Nadie sabe con qué grado de apoyo tribal puede seguir contando Gadafi no solo alrededor de Trípoli sino en su feudo de Sirte o en los altos desiertos. Pero es seguro que irá por el camino de la guerrilla. La pregunta de los 100.000 millones de dólares (la cantidad de fondos libios que serán descongelados por los “vencedores) es si terminará como Sadam o escenificará “la ruta sin fin” como los talibanes. (Tomado de Red Voltaire)

(*) El autor es periodista y autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su último libro es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Es también corresponsal para el diario Asia Times y analista político para The Real News.

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