Héctor R. Castillo Toledo
El frenético ir y venir consustancial a la vida en Nueva York parece seguir su curso inalterable. Pero en estos últimos días la agitación está signada por hechos que no pasan desapercibidos al perpetuo flujo-reflujo de la marea humana que anima a la megalópolis como una gigante siempre despierta.
Hoy, por ejemplo, unos a la marcha, otros colgados al tirante del metro, devoran los titulares de una prensa que de un lado intenta calmar la perenne paranoia de vulnerabilidad frente a un eventual ataque terrorista y del otro habla poco o tal vez nada de un movimiento de protesta social extendido a su oncena jornada.
Raymond Kelly, superintendente del Departamento de Policía de Nueva York (DPNY) anunció este martes de una inversión en esa estructura, ahora dotada de la capacidad logística, el entrenamiento y la tecnología militar para derribar aviones calificados como sospechosos.
"Desde los atentados terroristas de 2001 hicimos una inversión cercana a 8 mil millones de dólares y actualmente tenemos capacidades letales que el público no conoce, y tampoco desearía conocer", afirmó Kelly. No sé si a la larga sus comentarios se traducirán en un efecto tranquilizador o por el contrario, desequilibrante.
"Sabemos que esta ciudad es el objetivo número uno de los extremistas debido a sus centros financieros, bancarios y de comunicaciones, por eso multiplicamos significativamente las medidas de seguridad", explicó el jefe policial ante las cámaras de la cadena CBS News.
Recordó que el DPNY, entre otras ordenanzas, activó una red de miles de cámaras inteligentes en Manhattan, implementa pesquisas aleatorias en el sistema de metros, y los oficiales del orden portan detectores especiales de radioactividad nuclear en sus cinturones.
En cuanto a las amenazas aéreas, Kelly señaló: "No entraré en detalles, pero en situaciones extremas podemos derribar aviones hostiles, ya contamos con el equipo apropiado y el entrenamiento pertinente".
Un reportero preguntó si los patrulleros neoyorquinos deambularían cargando lanzacohetes por las calles de la llamada Gran Manzana igual que lo hacen ahora mismo los autotitulados rebeldes en las arenas que circundan Sirte o Bani Walid: "No hay comentarios sobre las características de las tecnologías que serán usadas en cada caso", respondió lacónico el comisionado.
Las declaraciones del superintendente Kelly coincidieron con reportes de prensa que relatan como policías de Nueva York atacaron con gas pimienta a manifestantes civiles integrantes del grupo Occupy Wall Street, acampados frente al mercado bursátil desde hace once días.
Al propio tiempo, voceros del movimiento social anunciaron su intención de presentar una lista de demandas ante autoridades estadounidenses.
Patrick Bruner señaló a la cadena televisiva CNN que los manifestantes planean difundir una lista de reclamos, aunque no precisó cuándo ni a quién. "Nuestra principal preocupación es la forma en la cual la democracia norteamericana ha sido secuestrada por la desigualdad de la riqueza", refirió Bruner.
Según fuentes policiales, cerca de un centenar de personas han sido detenidas hasta el momento. La mayoría de los arrestos ocurrieron el pasado sábado, aunque ni el domingo ni el lunes se reportaron detenciones, informaron organizadores de la protesta.
El movimiento Occupy Wall Street está haciendo un llamado para ejercer presión ante las autoridades, y que 20 mil personas inunden la zona aledaña al mercado accionario neoyorkino, dentro de pocos meses.
Importantes intelectuales estadounidenses han apoyado a los indignados de la Gran Manzana. El realizador de documentales Michael Moore afirmó en la television nacional que ningún ejecutivo de Wall Street fue arrestado durante la crisis de 2008.
Moore se dirigió a los manifestantes diciéndoles que estará feliz cuando "el ciudadano común esté a cargo de este país", cuando no tenga que hacer otra película o escribir otro libro sobre los males sociales y políticos de Estados Unidos.
Por su parte el académico Noam Chomsky aseguró en un comunicado, que cualquier persona con los ojos abiertos sabe que el gangsterismo de Wall Street y las instituciones financieras en general han causado graves daños a la población de Estados Unidos y del mundo.
"Debe saberse que en los últimos 30 años, su poder (de Wall Street) en la economía creó un círculo vicioso que ha concentrado una inmensa riqueza, y con ella el poder político, en un pequeño sector de la población, una fracción de 1 por ciento", enfatizó el analista.
"Las protestas valientes y honorables frente a Wall Street deberían servir para llamar la atención de las personas sobre esta calamidad, liderar los esfuerzos para superarlas y crear una sociedad más saludable", exhortó Chomsky.
Entretanto, el ir y venir continúa en apariencias inalterable. Son esas venas-vasos comunicantes las encargadas un día de despertar de su hiperquinesia, por ahora y ojalá no por mucho, limitada al mismo ritmo de las manadas sobre las cuales disparaba William Frederick Cody, aquel que bajo el seudónimo de Buffalo Bill, encarnó la quintaesencia del salvaje Oeste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario