Crónicas, de la mano de Miguel Ángel y Ruy de Lugo Viña

Hoy "voló" la segunda edición del libro de crónicas Con
una sonrisa, del desaparecido Manuel González Bello.
Foto: Cedeño

No todos los días un evento teórico logra reunir en una capital de provincia, de una sentada, a tres premios nacionales de periodismo, o sacar de la capital a polemistas de talla junto a otros destacados exponentes del gremio. Y eso justamente ha conseguido acá en Cienfuegos, por sexta ocasión, el Encuentro (otros le llaman Festival) de la Crónica Miguel Ángel de la Torre, nombre del desaparecido autor de "las mejores crónicas cienfuegueras hasta el presente", al decir de otro grande de las letras locales, Florentino Morales.
Entre los que llegan de fuera están ya quienes clasifican entre los habituales, infaltables: Luis Sexto, Pepe Alejandro, Michel Contreras, Enrique Milanés, Juan Morales Agüero... De la casa, bueno pues de la casa todos, pero a la cabeza el artífice pensante del evento y cronista de pies a cabeza, Francisco González Navarro, Pancho para unos, Paquito para otros. En mi caso y los de algunos que compartimos beca con él, simplemente Cholo, el tipo tímido, manojo de nervios que se delata en el constante estrujón de manos, hombre de letras que se desborda cuando lo tienta el reto de la pantalla vacía.
Esta vez sumaron al profe Julio García Luis, Premio Nacional de Periodismo José Martí 2011, y a él estuvieron dedicadas las reverencias de esta esperada cita otoñal, cuya cercanía se barrunta cuando septiembre marca la última curva hacia la recta final de esa suerte de óvalo dividido en doce tramos y los aires frescos venidos desde donde el Damují le plantan cara a la canícula sofocante del Sur.
¿Ritual? Ese pudiera ser el calificativo adecuado para un encuentro que, cual gran familia acostumbrada a reunirse toda al menos una vez al año alrededor de la mesa, auspicia aquí la delegación de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Cienfuegos.
Yo no diría que es suerte saberlo ahi. Más bien es privilegio ganado a golpe de empeño organizativo y tesón para sortear escollos y hasta zancadillas.
Suerte si acaso es contar con el pretexto incuestionable de historiar plumas del calibre de De la Torre o Ruy de Lugo Viñas, aquel otro osado que "a lomos" de una de los tres naos del cielo bautizadas como las carabelas descubridoras del Nuevo Mundo, participaba en calidad de cronista en el vuelo transamericano Pro Faro de Colón, culminado en tragedia aérea que enlutó las letras y las alas cubanas.
Para ellos, para mantener vivo el arte de cronicar la vida, de narrar el acontecer de cada época y no dejar al azar el cultivo de “la sonrisa de la primera plana”, Cienfuegos abre sus brazos a los cultores del género en la Isla.

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