Antonio Rodríguez Salvador (*)
No hay guerra mediática contra Cuba, opinan en ciertos círculos (viciosos, casi escribo). Bien, no entremos en polémica, solo concentrémonos en El Paño Maravilloso.
Por si el lector no recuerda ese cuento del infante don Juan Manuel, que siglos más tarde versionó Hans Christian Andersen, brevemente lo resumo. Cierta vez, unos malhechores le hacen creer al rey que pueden fabricar un traje que resultará invisible para quienes sean hijos de padres ladrones. El rey cae en la trampa y lo manda hacer: así sabrá quién, en su corte, no es hijo de padres honrados.
Mientras imaginariamente se lo entallan, los malhechores le van preguntando si le gustan los encajes de la pechera, las perlas de los puños, tal color de las mangas… Obviamente, el rey no veía nada (o solo veía sus calzoncillos y su barriga desnuda) y, sin embargo, a todo decía que sí.
Y lo mismo hace la masa de cortesanos: ¡Qué hermoso!, decía alguno; ¡bellísimo!, aplaudía otro: ya sabemos que en todas partes hay oportunistas y adulones: esa caterva de gente inclasificable en las escalas que miden la ética y el amor propio.
¿Y qué tiene que ver todo esto con Cuba?
Pues bien, así como nadie veía el traje del rey, tampoco a nadie, por ejemplo, se le ocurriría colocar a La Habana entre las ciudades más violentas del mundo. Qué vengan a decírselo a los habaneros y habaneras que enamoran hasta media noche en los parques, o alguna que otra vez amanecen de rumba en el Malecón.
Sin embargo, si uno se toma un minuto, y busca en la barra de Google la expresión “violencia en La Habana” (así entrecomillada para que el resultado sea literal) queda anonadado.
Hoy 25 de noviembre a las 2:30 de la tarde, en Google aparecen nada menos y nada más que 2 070 000 páginas que “dan fe” de esa violencia. ¡Cómo lo leyó: más de dos millones! Comparémoslo, por ejemplo, con “violencia en Ciudad Juárez” (115 000); “violencia en Bagdad” (69 200); “violencia en Medellín” (94 400); en tanto, San Pedro Sula, tercera ciudad más violenta del mundo, solo consigue 5 910 entradas
Así tenemos que, mientras en el Nueva York desnudo más de 4 mil manifestantes pacíficos han sido arrestados en los últimos días (muchos videos y fotos dan fe de la brutalidad policial), en el “paño maravilloso” de Internet la expresión “violencia en Nueva York” solo consigue 6 350 entradas. Es decir que de acuerdo con el impacto mediático, y si comparamos La Habana con Nueva York, por simple regla de tres tenemos que más del 60 % de los habaneros se supone deberían estar presos.
Ridículo como el propio papelazo del rey; pero ahí no termina todo. Recientemente la UNICEF (algo que también había reconocido la FAO) informó que Cuba es el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil. El informe expresa que el 28 % de los niños desnutridos del mundo vive en África Subsahariana. Sin embargo, cuando se teclea la expresión “hambre en África” se tienen 171 mil resultados, menos de la mitad que al buscar “hambre en Cuba” (353 mil) De paso, apuntemos que la frase “hambre en Haití” consigue solo 12 600.
Se pueden poner muchos más ejemplos de ese paño sucio con que se pretende arropar a Cuba: “narcotráfico en Culiacán” remite a 1 200 páginas; “narcotráfico en Cali”, a 12 200; mientras que “narcotráfico en La Habana” encuentra 146 mil.
Por último, una curiosidad. Recientemente han ocurrido varias manifestaciones de indignados en Miami; pero al teclear la expresión “indignados en Miami”, solo se consiguen 2 060 resultados, cifra irrisoria en relación con los “indignados en La Habana” (63 800) que nadie ha visto.
Nota del Editor: Este domingo 27, con el sol en el Cenit, las cifras aportadas por el autor de este trabajo estaban "intactas". Por suerte, la evidencia del escamoteo de la verdad no se puede borrar en Google con la misma facilidad con que en otros repositorios se censura, aun cuando luego repongan los materiales cuando se les denuncia por manipuladores.
(*) Escritor, crítico y ensayista cubano (Jatibonico, Sancti Spíritus). Colaborador de medios como Rebelión (España), La Jornada (México) y Redacción Popular (Argentina).
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