Héctor R. Castillo Toledo
Un nuevo intento por hacer trastabillar los esfuerzos soberanos de Cuba en materia de autosuficiencia energética, contenidos en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución aprobados por el Vi Congreso del Partido, fue divulgado este viernes por medios de prensa de la Florida.
Se trata de un nuevo proyecto de ley presentado en Washington, que obligaría a empresas vinculadas a la perforación petrolera en Cuba a pagar por daños a Estados Unidos en caso de un masivo derrame u otro accidente.
Sus patrocinadores son viejos conocidos del pueblo cubano, miembros del lobby encargado de entorpecer cuanta iniciativa pueda resultar de utilidad para la tierra donde nació la mayoría de ellos.
El proyecto de la denominada Ley de Responsabilidad del Derrame de Petróleo Extranjero fue presentado inicialmente por el corrupto congresista David Rivera, representante republicano de la Florida, y contó además con el respaldo del senador demócrata floridano Bill Nelson.
Con signos de regodeo en sus palabras, otro de los camajanes patrocinadores del engendro, el senador demócrata por New Jersey, Bob Menéndez, afirmó: “Las compañías que quieran perforar en aguas cubanas lo pensarán dos veces si saben que serán responsabilizadas de cualquier daño a los cayos de Florida, las playas del sur de Florida o si un derrame llega a la corriente del Golfo de México”.
La medida viene a sumarse a otros intentos anteriores por entorpecer los inminentes trabajos que emprenderán empresas extranjeras asociadas con Cuba, de perforación en aguas jurisdiccionales de la Isla en el Golfo de México.
En septiembre, un grupo de 34 legisladores encabezados por la representante republicana Ileana Ros-Lehtinen, dirigieron una carta a la directiva de la española Repsol pidiéndole que se mantuviera alejada de las aguas cubanas, entre otros puntos, debido a que respaldarían al gobierno y ayudarían a “financiar el aparato represivo que aplasta violentamente toda disidencia”.
Meses antes, en mayo, Ros-Lehtinen presentó también un proyecto de ley que sancionaría a empresas e individuos que inviertan en la industria petrolera cubana.
La iniciativa sale a la palestra poco antes de que empiece a operar en aguas profundas la plataforma petrolera Scarabeo 9 sobre cinco bloques de extracción en la llamada Zona Económica Exclusiva (ZEE).
Entre las empresas que desarrollarán los planes de extracción está Repsol, el gigante petrolero español. Las perforaciones de esta compañía comenzarán a comienzos de 2012, según anunció el jueves en Madrid el director económico financiero de la compañía, Miguel Martínez.
Cuba desarrolla una política de explotación de sus hidrocarburos en la ZEE, un área extensa de unos 112,000 km. cuadrados del Golfo de México. En la zona operan, además de Repsol, el grupo noruego Statoil-Hydro y ONGC, de India, la empresa Petronas, de Malasia, la venezolana PDVSA y PetroVietnam.
En el mes de septiembre viajó a La Habana una delegación conjunta con el grupo ecológico Fondo de Defensa Ambiental, encabezada por Lee Hunt, principal ejecutivo de la Asociación Internacional de Contratistas de Perforación, y William Reilly, ex administrador de la Agencia de Protección Ambiental y co presidente de perforaciones en aguas profundas para la Royal Dutch Shell, así como Dan Whittle, uno de los abogados principales del Fondo de Defensa Ambiental.
El grupo vino a Cuba interesado en el nivel de preparación de nuestros especialistas para operar con seguridad plataformas petroleras y de gas natural en el mar, y encontrar la mejor forma de que las compañías estadounidenses con experiencia en derrames de petróleo puedan trabajar de conjunto con empresas cubanas, a pesar del cerco económico de 50 años por parte de Estados Unidos.
“Nos estamos disparando en los pies por no trabajar juntos”, dijo entonces Whittle en una entrevista tras su regreso a los Estados Unidos. “Hubo mucha especulación en el pasado sobre si Cuba comenzaría en realidad a perforar. Bueno, ahora sabemos que Cuba intenta hacerlo tan pronto como pueda”.
A los visitantes les preocupa que en una situación de emergencia, sean del Reino Unido, Noruega y Brasil las empresas que saquen dividendos si Repsol necesitara ayuda en esta área. Y todo a consecuencia del arcaico pero vigente bloqueo.
Whittle y el resto del grupo dijeron sentirse estimulados tras reunirse con funcionarios de los ministerios de la Industria Básica, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, así como directivos de Cubapetróleo (CUPET), la compañía petrolera estatal cubana.
Otro motivo de la favorable impresión del grupo tras la visita a Cuba, fue conocer del programa de entrenamiento que cumplen trabajadores de CUPET en plataformas petroleras marinas en Brasil, así como de su participación en programas de intercambio con compañías canadienses de petróleo y gas natural.
Pero toda esta información pasa inadvertida para los medios anticubanos, en cuyos espacios se han empeñado en hacer creer que las autoridades cubanas no sólo podrían estar mal preparadas para un derrame, sino que ante una eventual catástrofe como la del Deepwater Horizon, los trabajos de cooperación estarían limitados por las restricciones del bloqueo.
Es tal la obnubilación que le escamotean a sus receptores el anuncio que formulara Estados Unidos a mediados de octubre, de expedir licencias a empresas estadounidenses para el uso de equipos de limpieza y contención de derrames de crudo ante una eventual fuga en aguas cubanas.
El pasado año Cuba registró una producción de 21 millones de barriles, lo cual representa el 46 por ciento del consumo. El resto lo importa de Venezuela a un ritmo de unos 100,000 barriles diarios.
Sin embargo, de un tiempo a la fecha una noticia causa pesadilla entre la derecha anticubana asentada en la Florida: pruebas realizadas en 2005 por compañías canadienses descubrieron petróleo de alta calidad en la Zona de Exclusión Económica de Cuba. El Estudio Geológico de EEUU (US Geological Survey) estimó el potencial petrolero del área jurisdiccional cubana en 4,6 mil millones de barriles y 9,8 billones de pies cúbicos de gas natural. La compañía petrolera estatal cubana Cubapetróleo (CUPET), ha dicho que las reservas pueden ser de cuatro o cinco veces mayores.
Un hallazgo de esa magnitud replantearía, sin dudas, el nuevo mapa petrolero del Golfo de México y pondría a Cuba en condiciones en extremo ventajosas para negociar de tú por tú con las compañías petroleras del vecino del Norte. El resto de las consecuencias derivadas se las dejo para que las saquen ustedes como conclusiones propias.
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