Dicen los especialistas de la Estación Espacial Internacional (EEI), con cierto aire de autosuficiencia en la voz, que a bordo de ese ingenio orbital no hay nada imposible, ni siquiera jugar un partido de béisbol. Leí la nota con incredulidad, pero el visionaje del vídeo de la cadena rusa Actualidad RT se encargó de despejarme toda duda, al mostrar al astronauta japonés Satoshi Furukawa, quien hace las veces de bateador y receptor al unísono, favorecido por las condiciones de ingravidez que provocan una baja velocidad de la pelota y permiten conectar y al mismo tiempo atrapar la pelota. Como diría un viejo amigo apasionado al deporte de las bolas y los strikes, ¡Eso sí es jugar un béisbol de altura!
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