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viernes, 23 de diciembre de 2011

Nuestra quinta y más connotada "graduación"

Dayani León Águila, Título de Oro y alumna
integral de la I Graduación de Técnicos de
de las especialidades de Química Industrial
y tecnologías del Petróleo. /Foto: Modesto. 
Héctor R. Castillo Toledo     

Hoy nos hemos graduado de nuevo. Ya perdimos la cuenta de las veces que lo hemos hecho. Vamos como por la cuarta o quinta ocasión, y todavía quedará tiempo para "volver a graduarnos". La primera vez, la de verdad, fue allá por agosto de 1980. Mi esposa, egresada también y recién parida, hubo de hacer malabares para poder asistir conmigo a la ceremonia en el teatro Karl Marx, en La Habana, y congratularnos con la asistencia a nuestro acto de diplomantes del líder de la Revolución, Fidel Castro.
De entonces a la fecha ha llovido a cántaros. Ya no somos los "muchachos" de entonces; juntos nos hemos "graduado" otra vez de 6to, 9no, preuniversitario y Cultura Física.
Aguardamos porque el mayor lo haga pronto en Comunicación Social y de nuevo asistiremos a otro "parto", sin contar el aporte para que sobrinos y hasta algún vecinito en trajines de aulas y pruebas estatales también culminaran sus estudios.
Pero bueno, a lo que les decía al comienzo. Hoy hemos vuelto a experimentar ese instante irrepetible. Nosotros "estuvimos" entre los 326 egresados del Instituto Politécnico 5 de Septiembre, de Cienfuegos, que hoy recibieron los pergaminos acreditativos como técnicos de nivel medio y obreros calificados. 
Según confirma mi colega Liudmila Morales, del total 119 pertenecen a especialidades relacionadas con el petróleo y son fruto de la primera graduación de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) y de la amistad entre Cuba y Venezuela, a la cual estuvo dedicada la gala.
Entre los egresados, oronda con su condición de graduada más integral en la lista de los 21 Títulos de Oro, Dayamí de la Caridad León Águila, para nosotros simplemente Dayi, la ahijada por quien juramos ante los santos sacramentos enseñarle el camino del bien y estar cerca de ella cada vez que nos necesitara, voto que hasta hoy y hasta que dejemos de existir cumpliremos con devoción.
No fueron en vano, pienso ahora, las muchas horas dedicadas a ayudarle a buscar éste o aquel tema, revisar tal o mas cual asunto de urgencia para prepararse de cara a un examen o ante el reto de un seminario de mediana monta. Dayi se aplicó con rigor, le quitó horas al sueño, a las fiestas, a la TV. Y he aqui el resultado. 
Se imaginarán cuánta satisfacción puede sentir alguien que se sabe partícipe de tal galardón. Porque lo sentimos como propio.
Espero me perdonen este detalle casi íntimo, individual. Pero bueno, esa es una de las ventajas que supone consagrarse a una blog. De veras jamás pasó por la mente mía y de mi esposa dedicarle un post al Título de Oro y su condición de graduada integral a la mayor de nuestras ahijadas.  

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