Cuatro helicópteros Chinook maniobran sobre la base de Fort Lewis. ¿Se iría en uno de estos aparatos el valioso cargamento militar robado? |
Estados Unidos, cuyos servicios de inteligencia militar no son capaces siquiera de cuidar en casa propia, ni se sonrojan una pizca cuando se autotitulan gendarmes mundiales.
Mueve a risa su afán de pavoneo, sobre todo cuando se sabe que mientras de un lado exigen a Irán que detenga su programa nuclear (declarado por Teherán como con fines pacíficos) o critica que Siria se arme con sistemas coheteriles rusos para defender su integridad territorial, permite que un valioso cargamento militar, calificado por el Pentágono de artículos de crucial importancia operacional, desaparezca sin dejar rastro entre tanto ganan fuerza las conjeturas de que fuera robado de la base Fort Lewis, en el estado de Washington.
Según reseña este lunes la cadena de televisión Fox News, más de un centenar de soldados permanecían acuartelados por orden de la jefatura castrense superior, el mismo mando que ofrece una recompensa de 10 mil dólares por alguna señal que permita el esclarecimiento.
Nadie se asombre, pero no se trata de dos pistolas ni una caja de fusiles. La carga "desaparecida" incluye identificaciones electrónicas de oficiales, lentes de visión nocturna, localizadores con tecnología de posicionamiento global, y mirillas telescópicas, entre otros artilugios relacionados con la óptica castrense, todo valorado en varios miles de dólares.
La unidad Lewis-McChord, donde se "esfumó" el equipamiento, es una instalación conjunta del Ejército y la Fuerza Aérea. El lote fue reportado como perdido desde el miércoles último, pero el Departamento de Defensa no reportó el caso hasta esta semana.
El vocero y coronel del Ejército, Matt Hinkle, indicó que ya fue iniciada una indagatoria criminal en contra de todos los miembros de la Cuarta Brigada, perteneciente a la Segunda División de Infantería, con sede en la base de Fort Lewis, ubicada en el extremo noroeste del país.
A modo de llamado de atención significar que no se trata de un caso aislado ni excepcional. En septiembre último autoridades militares estadounidenses también confirmaron la desaparición de 14 mil rondas de municiones en una base de la 82 División Aerotransportada, la misma que realizó el aparatoso despliegue en Puerto Príncipe dos días después del terrible terremoto del 12 de enero de 2010 y militarizó el área, justo cuando aquel sufrido país estaba urgido de médicos y alimentos, no de tropas ni armamento.
Peritos del Pentágono examinaron pormenores del incidente en la unidad Fort Bragg, en North Carolina, y dos soldados quedaron bajo custodia policial. El calibre de las balas es de 5,56 milímetros y el valor total del cargamento 3 mil 600 dólares.
"Estamos hablando de miles de proyectiles que pueden ser usados en rifles de asalto M-4 y también M-16", comentó en aquella ocasión a la ABC News el teniente coronel David Connolly, de la 82nd Airborne Division.
No asombraría tampoco a nadie que mañana todo este valioso arsenal aparezca en manos de los cárteles mexicanos de la droga, pandillas equipadas hasta los dientes cuya actividad violenta ha sumido a varios estados del lado sur de la frontera común con Estados Unidos en el caos y la ingobernabilidad, y todo porque en la otra ribera está el mayor consumidor mundial de estupefacientes.
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