Este es el más reciente diálogo que sostuvo Fernando Lugo con el diario argentino Página/12
Martín Granovsky
Sus colaboradores ya le encontraron el título. “Es el presidente de los paraguayos”, lo llaman, para diferenciarlo del cargo de presidente del Paraguay que Fernando Lugo perdió con la destitución del viernes a manos del Congreso. Anoche, en diálogo con Página/12, Lugo resumió su plan de este modo: “Resistencia pacífica y no reconocimiento de la presidencia que se instaló después del golpe de Estado”.
Lugo parece más entonado que el viernes, cuando su entonces vice Federico Franco lo reemplazó en la Presidencia. Parte de su estrategia es interna y parte parece consistir en su instalación internacional para fortalecerse, también, entre los paraguayos.
Franco también se para en esos dos planos, a tal punto que ayer dijo que Lugo es la única persona que puede evitar el conflicto internacional. Es una forma de aludir a los problemas que experimenta el gobierno por las crecientes medidas de castigo, comenzando por la suspensión ya decidida por el Mercosur.
– Te escupen y al mismo tiempo te dicen que sos lindo –dijo Lugo a Página/12 tras la consulta por la posición de Franco.
¿Usted percibe que Franco lo hace responsable de cualquier represalia que reciba Paraguay?
– Es que no son castigos a Paraguay. Estamos frente a un gran movimiento de solidaridad internacional en el que participa tu país. Argentina es un país hermano, vecino y muy cercano que conoce muy bien la realidad paraguaya.
Retiró a Rafael Romá, el embajador.
– Hizo lo que dentro de su soberanía consideró que sería útil para la libertad y la soberanía de un país que quiere la democracia como Paraguay.
Y si la solidaridad se convierte en problemas cotidianos, ¿cómo reaccionará usted?
– Lastimosamente podría haber muchos inocentes que sufran las consecuencias. Yo quiero lo mejor para el Paraguay. Y por eso rechazamos el régimen.
En la madrugada del domingo, frente al edificio de la televisión pública, habló de resistencia pacífica. ¿Esa será la táctica?
– Sí. Ya empezamos la resistencia pacífica y un no reconocimiento de la presidencia que se ha instalado después del golpe de Estado parlamentario. Y ya se ven las manifestaciones de ciudadanas y ciudadanos. Las hay. Crecen. Son pacíficas. Se expresan en contra de lo que el Parlamento ha resuelto en el viernes negro. También vamos a hacer reunión de gabinete.
¿Cuándo?
– A las seis de la mañana (Se refiere a las 6:00 a.m., hora local de este lunes. N del E). Van a participar todos mis colaboradores que participaban del gabinete cuando estábamos en el palacio de gobierno.
Al despedirse de los cancilleres de UNASUR les dijo que volvería a su trabajo político en las bases. Así lo relató el canciller Héctor Timerman a Página/12.
– Y ya lo empezamos a hacer. Vamos a unir fuerzas con movimientos sociales y sindicales.
¿Siempre dentro de la no violencia?
– Sí. Siempre.
¿Por eso el viernes, cuando lo destituyeron, tuvo una actitud apacible?
– Efectivamente. Nos hemos sometido al juicio político parlamentario y hemos aceptado el veredicto para evitar derramamiento de sangre. Estamos contra todo tipo de violencia y ese día se presagiaba violencia y represión. Hoy, ya con el espíritu sereno, las manifestaciones ciudadanas son ejemplares, lo que puede verse en las calles o en las transmisiones del Canal 13 de Paraguay y como lo hace la televisión pública.
¿Es una forma de acción política que repetirá la experiencia en el interior de Paraguay?
– Asimismo es. Y estamos serenos para esa tarea. Ese es el motivo por el cual nuestra actitud de viernes fue ponderada por mucha gente. En Paraguay hay mucha violencia. El viernes los mercaderes de la muerte estaban rondando. El juicio era injusto, descabellado y sin argumento, pero había que reaccionar como lo hicimos. Era lo mejor.
¿El dinamismo de su actividad aumentará?
– Estamos saliendo y comunicándonos con la ciudadanía. Hoy mantuvimos una serie de reuniones con líderes sociales y políticos. El rechazo irá creciendo. Estoy seguro. Habrá una consolidación del rechazo a la presidencia que surgió de la destitución.
Franco insiste en que el Congreso sólo aplicó un artículo de la Constitución, que habla de procedimientos y no de tiempos para el juicio político al presidente.
– Me interesa subrayar lo que dijo el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. La herramienta del juicio político es válida desde el punto de vista jurídico y constitucional, pero los congresistas exageraron en la forma.
Los congresistas le podrían decir que votaron con mayorías calificadas.
– Es un simple acuerdo de cúpulas. Lo hicieron los dirigentes de los partidos tradicionales.
En su primera aparición pública después de haber sido destituido, usted dijo que había sectores políticos vinculados con el narcotráfico. ¿A quiénes se refirió?
– Hay muchos parlamentarios sindicados de tener una gran participación en negocios ilícitos. El narcotráfico está dentro de algunos sectores de la política. Hay investigaciones que fueron publicadas, denuncias...
Cómo sigue
“Nuestro proyecto es reforzar la presencia política de Fernando Lugo”, dijo a este diario luego de la entrevista un colaborador que pidió reserva de su identidad.
El análisis optimista de los partidarios de Lugo indica que Franco no conseguirá imponer la idea de que el responsable del eventual aislamiento de Paraguay es el presidente derrocado. “La gente lo tiene muy claro, no vemos un peligro en ese tema”, fue la opinión recogida.
Otro de los puntos que sopesan los dirigentes cercanos al ex presidente es que, como dijo uno de ellos, “vendrán tiempos difíciles para el sector importador y también para el sector exportador”.
“Los sectores fácticos se la verán mal, cada vez peor”, dijo. En Paraguay, igual que cuando en España alguien habla de los poderes fácticos, la expresión se utiliza en el mismo sentido usado en la Argentina con “establishment”.
El nuncio apostólico fue el primer representante diplomático extranjero que se entrevistó con Franco.
Dentro de la Iglesia Católica, pero en otro sector, monseñor Melanio Medina, que lleva la investidura de obispo de Misiones y Ñeembucú, ironizó ayer en su homilía sobre el nuevo presidente: “Pobre Franco, en qué lío está metido, porque la estructura parlamentaria y capitalista no le va a permitir hacer nada”.
Dijo que la destitución había sido “un golpe del Parlamento” y que Lugo fue echado por “querer luchar a favor de los pobres”.
También Medina incursionó en el análisis diplomático. “A lo mejor más adelante se arregla la relación bilateral, pero se cortarán gas y combustibles que el país compra de la Argentina”, dijo, y atribuyó el asesinato de once campesinos y seis policías en Curuguaty a la “angurria” de propietarios de tierras. Nombró a Blas Riquelme, con más de 40 mil hectáreas.
La frontera de la soja se expande a menudo, en Paraguay, como en Santa Fe o Santiago del Estero, con disparos para amedrentar o atacar directamente a los pequeños propietarios de tierras.
Según Medina, tanto en Paraguay como en América latina entera hay dos modelos: “El que busca la igualdad social y el capitalismo, que solo quiere amasar fortuna y al que no le interesa absolutamente nada de la situación de los pobres”.
Tanto las declaraciones de Lugo a Página/12 como los comentarios de sus colaboradores y el testimonio de Medina parecen marcar la búsqueda, por parte de Lugo, de la popularidad que tuvo en su primer año de gobierno, en el 2008, y que fue perdiendo incluso a pesar de las políticas sociales y el aumento del gasto en salud.
Desde que comenzó la serie de discursos, la mayoría de militantes de base, frente al edificio de la televisión pública, la cuestión de la salud fue una de las más repetidas entre los argumentos en defensa de Lugo. En ese mismo lugar se presentó, en la madrugada de ayer, el propio Lugo, y allí mismo hubo un indicio de la política que quiere desplegar Franco. También en la madrugada se presentó una persona de unos 35 años, de gesto sonriente, que dijo querer participar en las sesiones de micrófono abierto. Afirmó llamarse Cristian Saguier y comunicó que era el jefe de despacho de la nueva dirección de la televisión pública. Anunció que el gobierno no suprimiría el programa Micrófono Abierto y que él estaba allí “para celebrar la discusión pública”.
Ese lugar puede ser uno de los puntos de observación de la política paraguaya. Por un lado, y más allá del nivel de audiencia, más bajo que el de los canales privados, Franco quiere preservar la imagen de un Paraguay democrático, de un país que no incurrió en una ruptura del orden constitucional. Por otro, está embretado por la misma realidad: aun con audiencia menor, el micrófono es una referencia. El resto es lo que Lugo y los sectores que lo apoyan logren hacer de aquí a las elecciones de 2013.
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