Pascual Serrano
Con motivo de un denominado Festival CLIC, celebrado en junio en La Habana, organizado por un colectivo denominado EBE, creado por tres españoles, pero que reciben financiación de grandes empresas multinacionales como BBVA, Microsoft o Sony, la publicación digital Encuentro difundía un artículo titulado “El Festival CLIC y la inmensa minoría”.
El texto, que aplaudía el evento internauta que decía dirigirse a “personas de cualquier posición política” calificaba de “blogueros-mal-pagados que infectan el ciberespacio cubano” a los cubanos que en sus blogs escriben desde la lealtad a la Revolución cubana. La expresión debería provocarnos algunas reflexiones:
Si consideran que los blogueros leales a la Revolución son “mal-pagados”, quiere decir que no lo hacen por dinero, sino por principios y por ideas en las que creen, algo muy loable y meritorio en los tiempos que corren, aunque quizá no para quienes tienen otros tipos de “razones” y “motivaciones” para escribir, como el autor del artículo de Encuentro.
Por otro lado, si a los blogueros partidarios de la Revolución cubana les llaman “mal-pagados”, es porque hay otros “bien-pagados”, que no pueden ser otros que los partidarios de su derrocamiento. ¿Y quién les puede pagar? En una economía tan estatalizada como la cubana, nadie dentro del país tiene dinero para pagar cantidades millonarias a un bloguero, ni este genera beneficios empresariales que los justifiquen, por tanto, solo puede proceder de fuera de Cuba. ¿Y por qué alguien de fuera de Cuba paga a cubanos para que escriban un blog contra la Revolución? Parece evidente que porque conseguirá algún beneficio personal si esta Revolución no existiese. Lo que hace pensar que no es precisamente el interés del colectivo del pueblo cubano lo que les mueve a sus actividades y pagos.
Por último, el autor del artículo se refiere a estos blogueros pro revolucionarios con la expresión “infectan el ciberespacio cubano”. Infectar, ese es el término que reservan esos supuestos defensores de la libertad de expresión en Cuba a quienes no comparten sus intenciones de cambio de sistema. ¿Y qué harían ellos con los que, según ellos, infectan, si gobernasen en la Isla? Es fácil deducir lo que se hace con los seres que uno considera que son infecciosos.
Creo que ya hemos sacado de sus propias palabras suficientes conclusiones para deducir que los que defienden en Internet la Revolución Cubana lo hacen por principios; que, en cambio, hay otros que pagan a los que se oponen a la Revolución para que digan lo que el pagador desea y, finalmente, descubrimos qué harían estos últimos si llegaran al poder en la Isla con los que no escriben por dinero. (Tomado de La Jiribilla)
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